TRASFONDO/ Parir en la Venezuela del hambre

“¿Quién puede vivir con el salario actual? ¿Viven pariendo no? “Y los ‘salva’ el bonito mensual y el otro bonito, pero viven pariendo, yo sé trabajadores públicos, trabajadores del país, yo sé lo que es parir. Lo sé porque he vivido pariendo”. Así reconocía el recién reelecto presidente Nicolás Maduro desde el CNE, que los ingresos de los venezolanos no les alcanza para cubrir sus más elementales necesidades. Sin embargo, el ciudadano dice que no basta con reconocer la situación, sino tomar acciones a fin de revertir la crisis que atraviesan

 

Alexander González

alexander.gonzalez@diariodelosandes.com

La crisis humanitaria en Venezuela alcanza a quienes arropan el futuro en sus vientres. Las embarazadas carecen de garantías efectivas de alimentación y atención médica en medio de una emergencia económica nacional, que el Gobierno insiste en atribuir a un plan externo para derrocarlo, mientras la oposición dice que es producto de ineficiencia y corrupción gubernamental.

La razón va más allá de la contingencia. Las madres también padecen, en estos tiempos de escasez y altos precios, por la ausencia de un sistema de atención materno infantil que las proteja. Los fracasos del modelo cubano de medicina implementado en Venezuela han perjudicado el control prenatal, sobre todo en los sectores pobres de la población, lo que contribuye a que los niños venezolanos nazcan cada vez más delgados y pequeños, y por ende más propensos a enfermarse y en el peor de los casos, a morir.

Un grupo de profesionales periodistas colaboradores de la Plataforma periodística para las Américas, Connectas, en alianza con Efecto Cocuyo, con el Proyecto de Periodismo sobre Crimen Organizado y Corrupción (Occrp, por sus siglas en inglés) y el Centro Internacional para Periodistas (Icfj, por sus siglas en inglés), obtuvo una filtración con las cifras recientes de varias maternidades del país. Las estadísticas revelan un incremento del Bajo Peso al Nacer (BPN) durante los últimos tres años. Es un problema de salud pública que aleja a Venezuela del cumplimiento de las Metas Nutricionales 2012-2025, establecidas por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Hablan las afectadas

Lisbeth Pérez estaba embarazada de una niña que al nacer pesó 2,2 kilogramos; 300 gramos menos de los que necesitaba para alcanzar el peso normal establecido por la OMS.

La bebé Lismary vio la luz el 30 de diciembre de 2017, pero sólo aguantó diez días con vida. El 9 de enero ingresó a la lista de neonatos muertos por causas relacionadas con BPN.

Las estadísticas tienen un correlato dramático en la cotidianidad de muchas familias venezolanas. Los bebés nacen con menos peso, entre otras razones, porque las madres no tienen posibilidades de comer adecuadamente.

“Mientras yo estaba embarazada no me alimentaba bien. Hay veces que comía una sola vez al día”. Lisbeth confiesa que le avergonzaba no llevar almuerzo a su trabajo y por esa razón no se sentaba con sus compañeras. La mujer compra la bolsa del Clap (Comités Locales de Abastecimiento y Producción) que distribuye el Gobierno y que contiene principalmente carbohidratos y granos. Sin embargo, comentó que la entrega no siempre es regular y que en los últimos dos meses no la había recibido.

En un país donde 64,3% de la población perdió al menos 11,4 kilos de peso en 2017 como consecuencia de la escasez y los altos costos de los alimentos, según la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida del Venezolano, Encovi 2017, aumenta la situación de vulnerabilidad de las embarazadas.

Lisbeth está convencida de que su hija nació pequeña y débil por los maltratos de su pareja y las dificultades para alimentarse durante su embarazo. Los bebés con bajo peso son más propensos a contraer infecciones y por eso la contaminación intrahospitalaria en gran parte de los centros de salud pública (y el Hospital Central de Valera no escapa a esos señalamientos) habría acelerado el tránsito de la bebé hacia la muerte: “A mí me dicen que eso está muy contaminado (el Hospital), porque es mucha casualidad que se mueran tantos bebés en ese Hospital. Ese mismo día -el 9 de enero de 2018- se murieron dos más”.

La madre recuerda que un día antes de fallecer su bebé, los pulmones de la recién nacida “sonaban como un camión”. En el acta de defunción se indica que la causa del deceso fue un shock séptico.

Médicos lo confirman

Una fuente vinculada a Fundasalud en el estado Trujillo, que prefirió declarar en anonimato para evitar represalias gubernamentales, destaca las carencias nutricionales de la madre como causa del incremento del BPN, y acota haberlo verificado personalmente en centros de salud pública del estado. Asegura haber visto morir a bebés de tres meses de edad, que pesaban tres kilos. “Lamentablemente, eso es por las condiciones nutricionales de la madre; por más que las queramos tapar con un dedo. No tenemos dedo para tapar eso. El niño crece con desnutrición intrauterina y por eso vemos que están naciendo neonatos con 40 semanas de gestación que pesan sólo 2,3 kilos y hasta menos”.

Esta misma fuente informativa cree que las madres pueden esconder el hambre en sus venas. “¿Tú sabes dónde yo sí he visto el hambre? En los exámenes de laboratorios de las mamás, todas tienen colesterol y triglicéridos altos, y una glicemia alta. Tú ves la falta proteica, predomina una alimentación de puros carbohidratos”, asegura.

 No siempre fue así

Lisbeth, una mujer de 25 años que trabaja como obrera para un Ministerio, tiene un hijo de 7 años y compara sus condiciones de vida con las que tenía en 2010: “Se conseguían todas las vitaminas, yo me alimentaba muy bien, el bebé nació bien de talla, de peso, porque en ese tiempo no estaba la situación como ahorita”

 

Últimas cifras oficiales

El mal estado nutricional de las madres contribuye al incremento del BPN, considerado una de las principales causas de mortalidad infantil en el mundo. En mayo de 2017, la exministra de Salud Antonieta Caporale divulgó el último Boletín Epidemiológico que se conoce en el país: en 2015 murieron 456 madres y 8 mil 812 niños; y en 2016 fallecieron 756 madres y 11 mil 466 niños; lo cual implica un aumento de 65,79% en la mortalidad materna y de 30,12% en la mortalidad infantil. Luego de que se hiciera pública esta información, el presidente Nicolás Maduro destituyó a la ministra, mientras que el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) calificó los datos como una “clara evidencia del impacto de la prolongada crisis en las mujeres y los niños en el país”. Desde entonces -y hasta el cierre de esta edición- no hay estadísticas oficiales más recientes sobre la salud materno infantil en Venezuela.

 


Crisis no. ¡Emergencia!

La experta en nutrición, Susana Raffalli, que lidera la investigación de Cáritas, considera que en Venezuela se ha sobrepasado el umbral de la crisis humanitaria, el cual se alcanza cuando la desnutrición aguda global (GAM, por sus siglas en inglés) en niños y niñas menores de cinco años de edad supera 10%, lo cual ocurrió en febrero de 2017, cuando el indicador ascendió a 10,9%. El empeoramiento de la situación se califica como emergencia cuando el GAM llega a 15%, y en julio de 2017 Cáritas registró un incremento a 16,7%.


 

EL DATO

El BPN es la principal causa de muerte en los recién nacidos. Pedro Faneite, perinatólogo y autor de 135 trabajos publicados en revistas nacionales e internacionales, advierte que estos niños tienen de 5 a 30 veces más riesgo de morir prematuramente que los que nacen con un peso adecuado, y en consecuencia pueden sufrir de infecciones, desnutrición, parálisis infantil, deficiencias mentales y trastornos del aprendizaje.

 

 

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