Los transportistas de Boconó insisten que están trabajando por la necesidad de mantenerse y también para que el servicio no se pare de manera definitiva, pero realmente el mal estado de los cauchos los tiene entre la espada y la pared. Manifiestan que no encuentran qué hacer y por más remiendos que colocan a las tripas estas se siguen reventando. Para el transporte público es inaguantable la situación confrontada y seguramente, Dios no lo quiera, las autoridades competentes estarían esperando que suceda un accidente para salir despavoridos a buscarle una solución al problema que de manera general confronta el transporte público. Alguien debe darnos respuestas, – comentaron varios conductores -.