Por León Hernández
@El_leon
Luego de la salida del poder del General Marcos Pérez Jiménez, el 23 de enero de 1958, lo primero que hace la Junta Militar de Gobierno, encabezada por Wolfgang Larrazábal, es decretar la libertad de los presos políticos. “Por fin, después de largos y oprobiosos años de la más dura y oprimente dictadura, que haya sufrido esta patria que tanto amamos, podemos respirar auras de LIBERTAD”, publica el diario La Religión del 23 de enero de 1958, en nota bajo el título: “Gloria al bravo pueblo que el yugo lanzó.”(1)
En la referida fecha, El Nacional coloca en su primera plana que el pueblo pide absoluta libertad de prensa. El Universal publica los planes del nuevo poder ejecutivo nacional y entre los cuatro primeros objetivos, después de los relacionados con mantener el orden, liberar a los presos políticos y anular el retiro de los oficiales que participaron en los movimientos de liberación desde el 31 de diciembre de 1957, estaba el siguiente: “dar libertad de información a la prensa, radio y televisión”. (2)
En contraposición a la temática dictatorial previa, la prensa es amplia en adjetivos sobre la actitud “criminal” de la Seguridad Nacional. Se narra sobre la huida de Pérez Jiménez, el nombre del contralmirante Wolfgang Larrazábal y quienes lo acompañan, el destino funesto de funcionarios del depuesto régimen, entre estos, el linchamiento de al menos dos espías o soplones en las calles de Caracas, en las inmediaciones de la sede capitalina de la Seguridad Nacional, en la Plaza Morelos, la cual resultó quemada por una muchedumbre. Se apreciaron las fotos de los dirigentes Rafael Caldera, Jóvito Villalba y Rómulo Betancourt celebrando desde Nueva York en las páginas que circularon el 24 de enero de 1958, algo impensable días atrás.
La narrativa versó sobre un país unido para 1958: “Caracas dio su sangre” (3) se titulaba, para hablar de las 161 muertes y 477 heridos por los hechos ocurridos entre el 21 de enero, cuando se declaró el paro general, y el 23 de enero. La Junta de Gobierno publicó un manifiesto en el cual emplea las palabras unión-unidad, en ocho ocasiones: “El régimen de la Junta será tolerante ante las ideas y ante las manifestaciones cívicas, pero será firme, como brazo armado de la Nación, para intentar erradicar cualquier intento de disminuir su autoridad”, señaló. Al criterio de analistas, así lo cumplió, en medio de ciertos desórdenes públicos y algunas insubordinaciones, hasta las elecciones del Congreso y del presidente de la República. (4) La libertad de prensa fue la primera en ser rescatada entre todas las libertades secuestradas de la dictadura militar. (5)
Sobre la unidad, hay hechos que la permiten, como que el 27 de enero se anunció que el número de integrantes de la Junta Patriótica, instancia civil que contribuyó con el derrocamiento del tirano, se había ampliado a 17 y por primera vez estuvo compuesta por representantes de todas las agrupaciones políticas, incluso, estaba la viuda de Isaías Medina Angarita incluida, Isma Felizola; un periodista, Miguel Otero Silva; y un científico, Rafael José Neri, quienes contribuyeron a sus “postulados de unidad nacional”.(6) Sobre los liderazgos, las noticias fluyen y están cargadas de frases propagandistas. “Ofrezco mi apoyo y el de mi partido a la Junta de Gobierno porque estoy animado de los más limpios propósitos”, tituló El Universal sobre un mitin de Rómulo Betancourt a su llegada del exilio”. (7)
Solo un tema es vetado. No hay medio impreso que cubra posturas en defensa del caído régimen de Marcos Pérez Jiménez. Pero sí se publican declaraciones de Germán Suárez Flamerich en las cuales se defiende de su pasado como presidente de la Junta de Gobierno entre 1950 y 1952, señalando que él defendía la idea de la realización de elecciones libres y la salida de Pedro Estrada de la Seguridad Nacional. (8) También se reflejan palabras del General Juan Domingo Perón, quien al momento de la turbulencia asesoraba desde Caracas a Marcos Pérez Jiménez, al tomar su vuelo a República Dominicana, donde lo asilaría Leonidas Trujillo. (9) Además, “durante ese primer año luego de reconquistadas las libertades públicas, periodistas y medios se cuidaron de no difundir noticias que en algún momento pudieran poner en peligro el régimen democrático recién nacido”. (10)
No aparece declaración alguna de Marcos Pérez Jiménez ni de altos funcionarios del régimen depuesto en los ejemplares de la prensa nacional. Tampoco se le dio tribuna a las aspiraciones de Jesús María Castro León, ministro de la Defensa de Larrazábal que generó una crisis breve al dimitir y planificar un golpe de Estado, ni a las de los oficiales Ely Mendoza y Juan de Dios Moncada Vidal, dándole más cobertura mediática a la narrativa del gobierno de transición, en julio y en septiembre de 1958, respectivamente.
Por disposición de Larrazábal, el 31 de febrero de 1958 fue derogado el decreto que establecía la Comisión de Examen (oficina de censura) (11). En el diario La Esfera del 22 de febrero de ese año, se informó que 54 periodistas fueron sancionados por servir a la dictadura, con la expulsión de la Asociación Venezolana de Periodistas, instancia gremial que antecedió al Colegio Nacional de Periodistas. Entre los expulsados figura Alfredo Salvi, quien censuró a colegas desde la Comisión de Examen. Se les disciplinó con un repudio público y la inclusión en una deshonrosa lista, en la cual también estuvieron personas que no eran miembros del ente gremial de aquel entonces, tales como Vitelio Reyes, Virgilio Lovera, Oscar Rojas Jiménez, Arístides Parra, entre otros. (12) La narrativa pro libertad del momento hizo del servilismo censurador, precisamente, algo censurable, por lo que también médicos y maestros, entre otros, recibieron sanciones morales de parte de sus gremios.
Constituye este un ejemplo histórico de cómo un sistema de comunicación estatal basado en desinformación, censura y opacidad, cambia en momentos de transición política hacia uno garante de libertad de expresión y de acceso a la información pública.
Lista de referencias
[1] La Religión, “Gloria al Bravo Pueblo que el yugo lanzó”. 23 de enero de 1958. En Historia gráfica de Venezuela. Tomo VI. El Gobierno de Pérez Jiménez, segunda parte José Rivas Rivas (Comp.) (Caracas: Centro Editor, 1977). p. 122.
2 El Universal, “Planes del nuevo poder ejecutivo nacional”. 23 de enero de 1958. En Historia gráfica de Venezuela. Tomo VII. El Gobierno de Larrazábal, José Rivas Rivas (Comp.) (Caracas: Centro Editor, 1977). p. 10.
3 El Universal, “Caracas dio su sangre”. 24 de enero de 1958. En Historia gráfica de Venezuela. Tomo VII. El Gobierno de Larrazábal, José Rivas Rivas (Comp.) (Caracas: Centro Editor, 1977). p. 20.
4 El Nacional, “Manifiesto de la Junta de Gobierno”. 24 de enero de 1958. En Historia gráfica de Venezuela. Tomo VII. El Gobierno de Larrazábal, José Rivas Rivas (Comp.) (Caracas: Centro Editor, 1977). p. 23.
5 Juan Agustín Catalá y Eleazar Díaz Rangel,(…), 2003. p. 123.
6 El Nacional, “Ampliada la Junta Patriótica”. 28 de enero de 1958. En Historia gráfica de Venezuela. Tomo VII. El Gobierno de Larrazábal, José Rivas Rivas (Comp.) (Caracas: Centro Editor, 1977). p. 37.
7 El Universal, “Ofrezco mi apoyo y el de mi partido a la Junta de Gobierno porque estoy animado de los más limpios propósitos”. 10 de febrero de 1958. En Historia gráfica de Venezuela. Tomo VII. El Gobierno de Larrazábal, José Rivas Rivas (Comp.) (Caracas: Centro Editor, 1977). p. 59.
8 El Universal, “El Dr. Suárez Flamerich hace su propia defensa”. 28 de enero de 1958. En Historia gráfica de Venezuela. Tomo VII. El Gobierno de Larrazábal, José Rivas Rivas (Comp.) (Caracas: Centro Editor, 1977). p. 35.
9 El Nacional, “Perón se fue”. 28 de enero de 1958. En Historia gráfica de Venezuela. Tomo VII. El Gobierno de Larrazábal, José Rivas Rivas (Comp.) (Caracas: Centro Editor, 1977). p. 41.
10 Juan Agustín Catalá y Eleazar Díaz Rangel,(…), 2003. p. 124.
11 El Nacional, “Derogado el decreto de censura”. 1 de febrero de 1958. En Historia gráfica de Venezuela. Tomo VII. El Gobierno de Larrazábal, José Rivas Rivas (Comp.) (Caracas: Centro Editor, 1977). p. 45.
12 La Esfera, “54 periodistas sancionados por servir a la dictadura”. 22 de febrero de 1958. En Historia gráfica de Venezuela. Tomo VII. El Gobierno de Larrazábal, José Rivas Rivas (Comp.) (Caracas: Centro Editor, 1977). p. 65.