Convivir con la falta de adquisición económica, el bajo presupuesto en las casas de estudio superior, aumentos continuos de pasaje urbano, el pago de guías, libros y materiales, la deficiencia de servicios públicos que no permiten la realización de algunas actividades, rutas en mal estado, más laboratorios, comedores y bibliotecas cerradas, son parte del día a día en un estudiante universitario de Venezuela. Retos que gracias a la constancia y perseverancia, han podido sobrellevar.
Zuleika Meneses, presidente de la Federación de Centros Universitarios en la Universidad Nacional Experimental del Táchira -UNET- y representante nacional en la Confederación de Estudiantes Venezolanos -CONFEV-, manifestó que a pesar de ser muchos los retos por parte de los estudiantes universitarios en la actualidad, aplaude la labor realizada por parte de estos jóvenes y docentes que continúan en pie.
«El estudiante que solo estudiaba ya no existe, hoy en día estudiamos y trabajamos, nos dividimos entre esas dos áreas para poder sobrevivir y seguir adelante con nuestros estudios (…). Sabemos cómo los estudiantes universitarios hacen milagros para llegar a la universidad, pero no solamente ellos, también los docentes en medio del salario que están recibiendo, que no les alcanza ni para un mercado digno, ni para poder comprar medicamentos o sobrevivir», informó Meneses.
En el caso de la UNET, han sido los mismos estudiantes quienes bajo autogestión han tramitado y recuperado algunos espacios de la universidad.
«Hoy en día, no contamos con las providencias estudiantiles, comedor, ayudantías, becas, eso nos lo quitó quienes ostentan el poder. Todo lo estamos trabajando bajo la autogestión, estamos tratando de recuperar dos rutas pero no contamos con cauchos y baterías, hemos buscado alternativas para trabajar mediante la virtualidad pero los cortes de energía eléctrica nos afectan diariamente, sin embargo, valoramos las ganas que tienen los estudiantes para poder formarse a pesar del tiempo que pudieran perder, a pesar de los paros que pudieran suceder en medio de su formación académica, y en medio de las deficiencias que se presentan», reiteró.
No obstante, existen áreas que motivado a la falta de adquisición económica han tenido que ser clausurados tal es el caso del comedor que no recibe apoyo por parte del Estado desde el año 2018 y la biblioteca.
«Nuestra biblioteca está cerrada porque tiene hongos y bacterias, estamos tratando de hacer todo bajo la virtualidad, con libros y guías digitales, ya que si no envían el presupuesto necesario para reparar los aires de la biblioteca no se podrá abrir este recinto», criticó la representante de la Federación de Centros Universitarios de la UNET.
«Las políticas del Estado, están dirigidas a destruir la universidad»
Carlos Prada, estudiante de la Universidad Católica del Táchira -UCAT- y represente de la Organización Jóvenes por la Democracia en la región, criticó que las deficiencias presentadas en cada una de las universidades forman parte de una realidad creada por el gobierno nacional.
«Pareciera que hay políticas por parte del actual Estado que están dirigidas a desmantelar la estructura educativa venezolana, desde este espacio queremos alentar y darle fuerzas a todos los estudiantes universitarios en nuestro día, para que nos continuemos formando, apostando por el desarrollo académico, ya que el país lo requiere», indicó.
Señaló que tanto universidades públicas como privadas han sufrido el abandono y la deserción por parte del alumno y docente «para nadie es un secreto la grave crisis que viven las universidades públicas y privadas en el país, la deserción estudiantil claramente ha sido denunciada, pero debemos reconocer que tenemos que seguir con nuestra formación para rescatar y apostar al desarrollo y crecimiento de Venezuela».
Ambos coinciden en resaltar la virtud del estudiante universitario en su día, en reconocer la labor de quienes mantienen sus ilusiones al lado de la formación académica y en el valor que se debe brindar a los docentes que aún se mantienen dispuestos en compartir su sabiduría en un aula de clase.
Luzfrandy Contreras / DLA
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