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Tópicos / Sociedad del bien común

por Camilo Perdomo
12/11/2019
Reading Time: 3 mins read
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“Cuando muere una mujer queda libre una cama”  Aviso de una empresa fúnebre.  Citada por Freud en R. Denker: Elucidaciones sobre la agresión.  P. 70.

 

Una idea de Nietzsche que guardo en mis neuronas es la siguiente: Yo creo que habrá grandes crisis y un instante profundo para que el hombre reflexione: Saber si el hombre asume su crisis y si la domina es una cuestión que depende de su fuerza.  En efecto, se puede vivir sin preguntas, sin reflexionar nuestra existencia; es decir sin valores y como las bestias y los bárbaros.

La sociedad gobernada por populistas y socialistas, al menos en Venezuela, ha probado que esto es posible.  Comer, dormir y excretar, como lo hacen los seres inferiores es una práctica demostrable en algunas sociedades.  Tales seres ignoran que la sociedad necesita protegerse de esa indiferencia.  Algunos llaman a eso el respeto a los otros, pero a condición de no afectar a la mayoría.  Sin embargo, casi por generación espontánea emergen signos culturales en las sociedades del primer mundo mostrando sociedades enfermas en lo ecológico, lo político, lo educativo, lo religioso, lo económico.  Incertidumbre, caos, contradicciones y problemas complejos marcan el camino de un desequilibrio social al cual es difícil serle indiferente.  Sin embargo, hoy manejamos mayor información que pensadores como Montaigne.

En el mundo de los filósofos clásicos hubo vicios, guerras, drogas, prostitución, violaciones, incesto, torturas, pero también diversiones.  Luego el problema es otro. Hoy, ¿cuál será el desafío más importante para el ser humano?  Obvio que darle nuevos valores a la juventud.  Ahora bien, para pensar ese desafío, es vital enseñar la democracia, enseñar la ética del bien común, darle importancia a la gente y no a los ídolos o dirigentes políticos. Cambiar esa práctica de tener una juventud ocupada de hacer más ricos a los vendedores de alcohol y drogas.  Todos los fines de semana, cual si fuese una guerra, aumentan los cadáveres de valiosos jóvenes por efecto del alcohol y las drogas.  Esa guerra sigue cuando la sociedad no le ofrece al joven otra alternativa que bares y diversiones reproductoras del espectáculo y el grito fácil. En otras sociedades distintas de la nuestra la regulación con disciplina se cumple y allí hay diversión. Entre nosotros, el adolescente es rodeado con mensajes invitándolo al consumo de drogas: alcohol, cigarrillo, lotería, vicio.  ¡Pero eso también ocurre en el mundo desarrollado! Me dirán luego, pero la juventud, en esta Venezuela, no tiene condiciones ambientales donde evolucione una ética para la vida.  Una juventud gritona no es una juventud fuerte, eso lo demostró Gandhi.

Esta juventud no lee y la depreda cualquier encantador de culebras.  Agreguemos su desgano por otros idiomas obligados hoy para obtener trabajo e información y eso se agrava.  ¿Dónde anda la responsabilidad del Estado sobre la venta de alcohol y drogas?  ¿Qué tipo de materia cerebral tienen los Alcaldes, otras autoridades y el Gobernador para no aplicar correctivos?  ¿De qué sirve una nueva Constitución si ella no tiene la fuerza para producir controles y correctivos con el objetivo de dar mejor calidad de vida.  Corregir esto es vital en una ética de la vida y va más lejos de la polarización gobierno-oposición.  Significa crear una cultura etílica donde la alegría no signifique provocar la muerte del otro. Cultura donde cada quien asuma las consecuencias de sus actos. Saque sus conclusiones.

 

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