Camilo Perdomo
@CamyZatopec
<El arte no es simplemente reflejo de la realidad sino que toma partido por algo o contra algo>. E. Fischer. El problema de lo real en el arte moderno. Varios autores, en Polémica sobre el realismo. P. 104.
Baruch de Spinoza fue un filósofo nacido en Ámsterdam, 1623 La Haya. Bien conocido por desarrollar un tratado sobre la ética escrito en forma geométrica, extremadamente racional y contradictoriamente religioso. El mismo fue publicado luego de su muerte. Fue condenado a ser excomulgado por el dogmatismo religioso de su tiempo al haber intentado darle a su texto de ética una orientación religiosa panteísta donde Dios es una substancia captada por medio de múltiples atributos. Según Spinoza, de esos atributos nosotros solamente podemos conocer dos: el pensamiento y el entendimiento. He allí el disgusto del poder frente a esa afirmación. En su reflexión, el mundo es una armazón de modos diversos y plurales con sus atributos. En ese espacio el hombre es una armazón de modos de entendimiento y de pensamientos. En conclusión, sólo hay entre Dios y el mundo modos diferentes de puntos de vista.
395 años después esa idea cobra realidad ante el monumental desarrollo de la tecnología y la aparición del clima cultural postmoderno. En efecto, hoy la ética y la política tienen mundos diferentes y sus sujetos muestran una difícil articulación. La ética que fundó la modernidad es un discurso regulador curiosamente infiltrado en su corazón lecturas del Dios cristiano (sobre todo su Patrística o de los Padres de la iglesia) y circula desprovisto de la carga racional-argumentativa que le presuponían los teóricos como E. Kant. Mientras que la ética de Spinoza ve a esa idea de Dios como realidad de la naturaleza, como una construcción discursiva humana. Uno puede imaginar que desaparecido el humano de la tierra tendría que existir otro animal que reconstruyera otro discurso de deidades. En ese sentido Dios no es persona, ni tampoco desde él es posible que el hombre conozca sus misterios.
Esta idea le permitió a Spinoza imaginar la política como una teoría naturalista de la sociedad donde los vínculos con Dios son ante todo relaciones entre naturalezas. Esta parte me interesa hoy mucho pues es posible equiparar discursos comunistas entre cristianos y militantes de esa idea. No son opuestos en su idea de lo nocivo de la riqueza y el valor de la pobreza. Que esos sujetos lo ignoren es otra cosa. Para Spinoza, decir política es decir naturaleza y acciones humanas sin buscar trascendencias divinas. Tampoco el postmoderno busca trascender, solo existir. Así, si Dios es naturaleza es soberano y libre; por lo tanto tiene sus propios vínculos. Así también, la política vista como acción soberana es hecha por los hombres y ellos son ante todo naturaleza y circunstancias. Siendo la soberanía un asunto de toma de decisiones y el Estado el lugar de la acción política, la ley y la política se unen dentro de una ética para darle sentido a la naturaleza humana. Esa fue la clave de Spinoza para desarrollar su tratado político junto a una lectura de la ética. De tal manera que la separación entre ética y política que algunos vieron como desastre hoy en la postmodernidad es posible sin muchos traumas. Eso implica que la corrupción sea vista como otra ética más. El hedonismo y el sensualismo, otrora criticados por la moral cristiana es hoy estimulada por la publicidad y su mercado.
En este sentido, los pecados o las faltas religiosas no son importantes para hacer política soberana porque no son conceptos utilizables. El verdadero bien está en una ética donde pecados y faltas son resueltos por cada ciudadano de manera libre y soberana, vale decir sin imposiciones doctrinarias. En Spinoza, el Estado es inocente y soberano puesto que él sólo obedece a su soberanía y a sus márgenes de libertad de obedecerse a sí mismo. Ese Estado no puede obedecer a ninguna estructura moralizante, religiosa o de pecado. El Estado responde a la ciudadanía para dar felicidad, alegría y bienestar. Ser hedonista o sensualista es una de las atribuciones de ese Estado spinoziano. No comprender esto dentro de la cultura postmoderna ha hecho resurgir un clima religiosos fundamentalista y comunista que amenaza con atacar buena parte de la libertad alcanzada hoy por la sociedad. La idea filtrada es que se han derrumbado los valores que tuvieron a la juventud con un velo para calmar su naturaleza aventurera.
Curiosamente la ética y el Estado pensados por Spinoza son hostiles a sectas, fundamentalismos de izquierda o de derecha, a agitadores de ocasión. Esa ética es ante todo esclava de la ley hecha por los hombres en libertad y soberanía. Por ello la obediencia a un Estado soberano y a virtudes de la naturaleza son las guías que uno encuentra para leer a Spinoza. ¿Será Spinoza el pensador a rescatar por las culturas latinoamericanas en la construcción de sus éticas y políticas? Pienso que sí, sobre todo por los valores de hedonismo y libertad que arrastramos por siglos. Saque sus conclusiones.