Por Camilo Perdomo
<La noción de persona es el resultado de una larga lucha conducida por seres excepcionales contra la naturaleza del hombre individual y social, con sus limitaciones, sus egoísmos, sus ciegos intereses, que le impiden de participar en una verdadera comunidad humana universal> Traducción libre al texto de R. Clement: Vers une Civilisation du futur (Hacia una civilización del futuro). Montreal. 1972: 88
Luego de esta pandemia por el virus chino Covid19 se han multiplicado las opiniones por un mundo mejor, más solidario y amoroso, fraternal y libre. Es como si estuviésemos en los umbrales de la Modernidad y pareciera que se tiene nostalgia de ella. Lo ocurrido es grave pues vidas de todos los estratos sociales y continentales se perdieron sin previo aviso. El Tópico intentará vincularse con esa tendencia discursiva, nada fácil pues son muchas las variables implicadas intentando mantener la coherencia y el sentido crítico a esta tragedia. Intentaré situarme más allá del bien y el mal, como Nietzsche sugiere a los filósofos. Esto necesita dejar a un lado la ilusión moral. Ciertamente para el padre de Zaratustra no existen los hechos (por ello la moral tampoco lo es), sino las interpretaciones. La pandemia junto a gobiernos autoritarios, corruptos e ineficientes en sus políticas públicas no se explican desde una moral, ello no quiere decir que no existan discursos al respecto. No es fácil ignorar ese detalle, el llamado es a leer otros signos pues la semiótica de la pandemia encuentra en los gobiernos autoritarios unos escenarios útiles para su reproducción y amenaza toda libertad conquistada. Es la hora del sepulcro sin rostro, de proclamas oficiales con Estado de sitio, de nuevos domadores de hombres y donde se cultiva cualquier ideología que debilite la desobediencia y la disidencia. El apoyo puede ser desde un diagnóstico médico hasta una cláusula legal de un contrato que nadie conoce. Es la hora de la delación interesada, de la estadística de cualquier cosa. Mientras no examinemos esta hora con sus signos, poca cosa tiene sentido y los nuevos domadores dominan. ¿Mejorar a la humanidad? De acuerdo, ya Nietzsche en El ocaso de los ídolos nos dejó un texto interesante y que si lo relacionamos con el Nihilismo creado por la Modernidad encontraremos puntos de apoyo para repensarnos como individuos, pues como algo colectivo y de masas ya sabemos de nuestro fracaso. Recordemos a Nazis, fascistas italianos, falangistas de España, estalinistas del comunismo soviético, de Corea y Cuba, es decir toda una experiencia del mal, mostrando qué pasa si lo colectivo se impone sobre el individuo. En todos ellos se impuso la moral de la doma y de la cría para opacar los signos de la libertad. Lo otro lo hicieron virus y bacterias produciendo ese mal mayor llamado muerte. Por supuesto, interpretando los hechos como tales, en el centro está el tipo de ser que llega al siglo XXI donde se suponía estarían controlados algunos síntomas conocidos de esos domadores y su respectiva cría ideológica: salvadores del mundo. No fue así, la desigualdad por medio del conocimiento y tecnologías también está vinculada con poder adquisitivo, con calidad educativa, con políticas de salud avanzadas. Las guerras con armas y con la palabra (chisme en las redes desde laboratorios de control emocional) también doman, y tampoco hay una ética mundial distinta al comportamiento de países vendedores de armas y a su vez miembros del grupo de seguridad y paz de la O.N.U. La invitación al cambio está abierta, pero ¿con quiénes? Saque sus conclusiones.
Por Camilo Perdomo
@CamyZatopec