TÖPICOS | Escucha Iluso | Por: Camilo Perdomo

 

<El maestro dijo: El caballero aprecia la Justicia; el hombre común aprecia lo que lo beneficia> Confucio, Analectas. Capítulo 4: 4.16.

 

Por mucho que usted pase de largo cuando le hablen de postmodernidad, le resultará difícil negar la sintomatología social en lo siguiente: No hubo igualdad entre progreso, felicidad y calidad ética. La idea de pueblo soberano no se impuso frente al dominio del Estado y sus aparatos ideológicos dominantes.  El Estado es el poder y es una bestia horrible cuando en eso se confunde con la idea de gobierno. Lo que el militante pensó de la política como encanto, hoy lo desencanta. Los paradigmas del trabajo frente a la digitalización de la economía se derrumbaron y hoy un robot amenaza con expulsar al hombre de sus funciones para los que lo formaron. Toda idea de planificación fabrica a su vez al sujeto corrupto. Los cuerpos represivos del Estado se promueven defensores de la ley, pero en la práctica solo reproducen esquemas de represión y control de la gente. El entretenimiento clásico carece de creatividad e imaginación y solo producen aburrimiento. La idea de justicia se evapora cuando los conflictos de intereses dominan los escenarios de decisiones donde hay exclusiones entre seres vulnerables. Luego de la postguerra, se evidenció que el sustituto de los modelos políticos represivos de Hitler y Stalin (calificados de socialistas) se intenta fortalecer hoy desde una figura de Estado autoritario y antidemocrático. Imaginar hoy a intelectuales cultores de la frase <Tomaremos el cielo por asalto> es un contrasentido cuando el pensamiento es una tarea extraña frente  al vacío de paradigmas existente. La política, desde los estoicos a E; Kant invitaba a la reflexión, al debate y a la ironía creadora. Hoy el político solo necesita cargar en su bolsillo un detector de excrementos, como decía Hemingway que era la clave de un escritor de novelas. Allí están esas señales, usted puede ignorarlas y el mundo sigue su curso. Los ilusos piensan que siempre hay un camino, mientras tanto le agrego estas preguntas: ¿Es posible hoy la compatibilidad entre corrupción y política? ¿Son los votantes responsables de las decisiones que toman los políticos que escogen? ¿La crisis de una nación y sus consecuencias es también responsabilidad de quienes votan a sus candidatos? ¿Un gobernante prudente es aquel que cuida su lenguaje y discursos implicados con la economía y los negocios de una nación? Responder estas preguntas pudiera ser un ejercicio obligatorio para escuelas de primaria y secundaria, toda vez que es allí donde está la generación de relevo. No se hace o no se ha hecho y hoy los jóvenes postmodernos transitan por las calles como si el mundo no existiera para ellos. Saque sus conclusiones.

 

camiloperdomot@gmail.com

@CamyZatopec

 

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