Tópicos | Democracia renovada para Venezuela

 

 

Por: Camilo Perdomo

Todo el mundo sabe que jamás he murmurado una plegaria. Todo el mundo sabe que nunca he intentado simular mis defectos Omar Khayyam, Fragmentos de los Rubayyats, en Literatura imprescindible, p. 89.

Amo disentir y en ese terreno no negocio ni siquiera el saludo. Dicho en forma sencilla, sin disidencia no tiene sentido hablar de un sujeto democrático salvo como gárgaras discursivas para atrapar idiotas. Esta idea no vino a mi mente sin pagar el largo peaje de haber sido seducido en mi juventud desde el pensamiento débil de una izquierda con prácticas estalinistas. Allí las prácticas autoritarias, totalitarias y negadoras del derecho de pensar con cabeza propia entraban en el saco manoseado de traidores y contrarrevolucionarios. Aún quedan por allí, incluso en la prédica opositora, pequeños residuos estalinistas como cadáveres ambulantes soñando con la revolución y poniéndose un paraguas cuando en Rusia o Cuba llueve. Pero bien, eso es pasado y recordarlo invita a la neurosis. Disentir es recuperar la esencia de lo democrático, por ello la desobediencia civil es su carta de presentación genuina para educar la práctica de ciudadanía. Sin democracia invocar la desobediencia civil es un contrasentido pues allí libertad y justicia son los predicados de fuerza. Pensemos, por un momento, en una norma del Estado que no se discute en su eficiencia para que sea de beneficio público. Sin disidencia esa norma pasa a ser una obligación que el gobierno de turno confunde como política institucional. Pensemos la educación gratuita y la promoción automática del alumno, el beneficio no es para el sujeto en formación, sino para un populismo de Estado contra la posibilidad del mérito como cualidad humana. Sin sujetos democráticos no existe la democracia, salvo como grafo sobre un papel y sus prácticas son un largo desfile de disfraces donde cualquier cosa pasa por ciudadanía y práctica política. De allí que cuando se disiente emergen los sujetos tarifados del gobierno de turno o de cualquier grupo de presión con la palabra traidor como argumento contrario. En ese mercado del voto y baile de disfraces hay sujetos civiles estalinistas y rencorosos más peligrosos que un militar armado hablando de política y derechos. Ambos son residuos de una democracia moribunda donde debatir es algo incómodo. Por ello disintiendo se busca renovarla política bajo el piso teórico de un nuevo ciudadano que ama pensar y no controlar. En Venezuela el Estado como categoría o figura abstracta creada para regular lo institucional a favor del bien común no articuló o asimiló las políticas públicas de los gobiernos de turno, por ello fue fácil al gobierno del señor Hugo Chávez confundir gobierno con esa categoría y los resultados son esta pesadilla que usted y yo sentimos. Renovar la democracia es diseñar una sociedad civil donde las iniciativas independientes no tienen por qué someterse a intereses de aparatos partidistas y grupos de presión. Si bien el mercado del voto y el populismo están latentes, disentir es una tarea que como vacuna funciona para regular esas viejas prácticas políticas buscando libertad, justicia y respeto por la opinión alternativa. Debata, critique y argumente, la verdad si bien no existe en un solo lugar es plural. Saque sus conclusiones.

camiloperdomot@gmail.com

@CamyZatopec

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