Tópicos/ De lengua y palabra

 

… “Todo se activa cuando se acumulan las contradicciones G. Bachelard. Casa y Universo, en La poética del espacio”, (P.71.)

Aclarando el camino: La lengua es un fenómeno social, mientras que la palabra es individual. Pero para que estos criterios sean compatibles es necesario que la sociedad constituya totalmente el código lingüístico de los individuos. En este sentido, la lengua es un código entendido como la correspondencia entre las imágenes auditivas y los conceptos referidos a cosas, fenómenos sociales, teorías. Esto viene en el Tópico de hoy a los fines de intentar mostrar los efectos de las palabras vaciadas de contenido en estos 20 años de fusión entre la palabra Estado y ejecutorias del gobierno. Pensemos en calidad de vida, en valores transmitidos por las redes sociales, en educación del porvenir. Careciendo la población de prácticas interpretativas de su situación observamos cómo entre nosotros lengua, conceptos y palabra generan vacío, incertidumbre, caos. Los escenarios sociales así lo informan: promesa política, asunto religioso, jurídico o de no importa qué aspecto social con el objetivo oculto de domesticar a la gente, no de hacerla libre, responsable y autónoma. Incluso, mientras los códigos lingüísticos de lo banal circulan en las redes sociales, la domesticación es más aceptada. Esto por comparación con sociedades donde la opinión pública obliga muchas veces a líderes y gobernantes a pedir disculpas al elector por sus fracasos e incompetencias. Venezuela es hoy una gramática de la catástrofe, una montaña de incertidumbre. La gente quema cauchos, tira obstáculos en la vía y expresa su protesta, pero eso no significa que la sociedad tenga opinión pública buscando calidad de vida. Esta gramática no muestra contenidos ideológicos, sino el intento por conseguir alimentos y medicinas. Esa es la política emergente. En muchas sociedades con menor tradición de pueblo guerrero, como nos venden ciertos libros de historiografía oficial, una protesta silenciosa y sin parar el tráfico o tirar basura en las calles, la gente logra ser escuchada en sus peticiones. Por ejemplo, en los medios uno escucha programas donde la gente llama y dice sus inquietudes, pero eso no es opinión pública para mejorar la sociedad. Son palabras que venden algo o acusan vicios y males sociales. Es curioso, pero incluso la corrupción denunciada en esos medios no logra nada mientras la opinión pública no reclama en los tribunales ese mal social. Sin opinión pública cualquier gobernante hace lo que le da la gana con la gente. La lengua y la palabra como agentes de transformación del sujeto tienen que ser educadas desde la escuela y la familia. No es así en este lado del mundo y uno consigue egresados universitarios llenos de diplomas y ausentes de palabras para expresar su pensamiento. El mal de estos 20 años es ante todo educacional. Saque sus conclusiones.

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