Tópicos /Aprender a ser ciudadano en Venezuela

“Lo que necesitamos entender, y este es verdaderamente el punto central, es cómo puede llegar la multitud a tomar una decisión. El modelo del funcionamiento cerebral que describen los neurobiólogos nos señala un posible camino.” M. Hardt y A. Negri, en Multitud. 2004: 385.

Continuando con el ocaso de la educación, ahora fijo criterios alternativos y parto de esta afirmación: La era actual está dominada por una revolución en el conocimiento. Sin embargo, el sistema escolar básico nuestro se parce a una empresa quebrada pero financiada por el gobierno que confundido en la imagen de Estado, dirige programas, fija objetivos y aplica la promoción sin requisitos de mérito académico o de conocimiento. En la educación superior tampoco importa si un título sirve luego para trabajar en el aparato productivo o para ser funcionario mantenido por ese Estado populista. Un acto que me llamó la atención recientemente es la exigencia del Gobierno de Chile exigiendo a venezolanos Visa de Responsabilidad y conducta democrática. Recordé la lectura hecha hace años a la Constitución de 1999 en su representación del valor responsabilidad, tolerancia, bioética y ciudadanía. En ese texto se refleja bien lo que los legisladores entendieron por tales términos y el porcentaje dado a su redacción. Luego en los cursos de Deontología Jurídica indagué en los cursantes, todos abogados y confirmé el vacío en su conocimiento preciso de cuántas veces tienen representación tales valores en sus 350 artículos. Después los estudios de violencia escolar y ciudadanía hechos en escuelas trujillanas mostraron otro dato: los alumnos ignoran qué es un comportamiento ciudadano, pero representantes y profesores no salen tampoco airosos en sus imágenes. Deduzco así que entre el espacio familiar, hoy afectado seriamente por la crisis política, y la escuela inicial estaría la posibilidad de darle un cambio de paradigmas a los valores de ciudadanía venezolana.

El intento no sería tan novedoso pues en 1995 la O.N.U. publicó un informe de experiencias en esa problemática en Costa Rica, Corea, Hungría, Colombia. Desconozco si entre nosotros hubo algo parecido. Me interesa destacar en la idea dos aspectos válidos hoy: educación del cuerpo y del espíritu en cuanto a actitudes para la salud, la seguridad y la disciplina en el estudio, todo dentro de un ambiente de tolerancia al otro y en bien de la nación. En cuanto al denominado profesor, docente, educador o maestro, dejemos esto claro: esos términos tienen distintos sentidos. Ojalá pudiéramos identificar en sus prácticas a educadores y maestros, esos dos términos bastarían para definir el camino en cuanto a la huella que dejan en el alumno. También una disciplina del conocimiento es necesaria: Estudio del cerebro, neurotransmisores y Sinapsis. Parte del problema en el salón de clase es no saber cómo enseñar y cómo aprender cuando hay problemas cerebrales de por medio. Hoy los grandes centros del saber revolucionan el conocimiento y la enseñanza situando el problema en saber cómo se sabe. En cuanto a la moral, la ética, la bioética y la metaética, incluso desde la educación inicial, es vital para la sociedad enseñar al alumno a plantearse interrogantes como ¿Por qué debo decidir esto y no lo otro? Saque sus conclusiones.

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