Por: Jorge Valero
Querido Catire Toño:
Te has refugiado en el lugar que siempre soñaste: el universo.
Viajas en constelación armoniosa de la palabra con verbo irreverente, rindiendo tributo al género humano.
Como duende sonámbulo abundas en metáforas de lapidario verbo.
Prodigas palabras proféticas, al estilo bíblico, como sentencias de Moisés, que leemos con regocijo.
Navegas con sapiencia por los espacio de la imaginación donde se escucha tu sonora voz.
Tu tiempo, es tiempo de alegría.
Un verbo fecundo con andar justiciero nace de tu corazón.
Con las travesuras de Baco despliegas tu sencillez monacal.
Tus amigos y hermanos te escuchamos con reverencia.
Te has refugiado en el lugar que siempre soñaste: el universo.
Viajas en constelación armoniosa de la palabra con verbo irreverente, rindiendo tributo al género humano.
Como duende sonámbulo abundas en metáforas de lapidario verbo.
Prodigas palabras proféticas, al estilo bíblico, como sentencias de Moisés, que leemos con regocijo.
Navegas con sapiencia por los espacio de la imaginación donde se escucha tu sonora voz.
Tu tiempo, es tiempo de alegría.
Un verbo fecundo con andar justiciero nace de tu corazón.
Con las travesuras de Baco despliegas tu sencillez monacal.
Tus amigos y hermanos te escuchamos con reverencia.
PD: Quisiera dejar constancia de que este mensaje te lo envío desde El Tequendama de Valera.
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