La historia mundial, incluso la pequeña historia de cada quien, está llena de esas figuras conocidas como “bocazas”, palabreja que define a quien se caracteriza por hablar y hablar y hablar. Amenazar y amenazar y amenazar. Y, como es lógico suponer, se queda en eso. Hasta ahí. Puro humo. Puro cuento. Algunos, por vía de excepción, son habladores por naturaleza o por estrategia, pero cumplen. Tal vez uno de los más famosos ha sido Cassius Clay o Muhammad Alí.
Esta figura mundial del boxeo, un ídolo entre los años 60 y 70 y, además, marcador de hitos históricos importantes, se ganó el mote de “bocazas” o “largemouth” en su idioma natal. Una lengua inatrapable y provocadora fue, además de sus puños y habilidad física, una de sus armas más letales. Se cansó de prometer triunfos, pero también se cansó de lograrlos. Un titán sin duda. Esa lista no es tan grande, pero los hay. No obstante, la de los habladores de bolserías sí es verdad que se va del estadio.
Veamos a algunos de los más sonoros y sus cosas. Sadam Hussein, el hombre que retó a Estados Unidos hasta que los hartó y lo colgaron de un mecate. Unos días antes de la Operación Tormenta del Desierto, el líder amenazó a todo el mundo con su famoso grito: vamos a desencadenar la madre de todas las batalles y el imperio norteamericano lamerá el polvo de la más penosa derrota. Ya se sabe lo que ocurrió con esa guerra y, peor, lo que pasó con el líder años después.
Hugo Chávez, el fallecido comandante, inicio de todo el desmadre que ha vivido Venezuela desde 1999 para acá. Y fue todo un lujo para la patria profunda y socialista en eso de la habladera de gamelote. “Gringo que asome la cabeza, gringo que agarrará plomo”. “Estamos construyendo una potencia mundial. Venezuela será la economía más poderosa del mundo”. “Tenemos a una brillante generación de jóvenes deportistas que dominarán desde las Olimpíadas hasta los mundiales. Es la generación de oro”. “Venezuela tendrá el sistema ferroviario más completo de Latinoamérica. Miren a los lados de la autopista regional del centro. Ahí están los primeros pasos de la gran obra que comunicará a los venezolanos de todo el país”. “La revolución socialista es justicia social, paz y seguridad para todos. Venezuela será otra, una gran potencia, para el año 2021.” “Esta noche te doy lo tuyo”. “Acabaremos de raíz, caiga quien caiga, con la corrupción”.
Un campeón sin duda. El llamado eterno y supremo, difícil de superar en esta acción, para la que es necesario poseer una buena cantidad de papilas salvajes; no obstante, le apareció un hijo que bien pudiera competir. Nunca superarlo. Claro, es una copia del original, pero también le mete duro a esto del hablador incontrolable y sin límites.“Yo mismo, personalmente, asumiré el control de la economía. Ya verán”. “Yo anuncio al país que desde hoy asumo personalmente el mando en la industria petrolera”. “Tenemos un compromiso y no fallaremos. Le doblaremos el pescuezo a los especuladores y los bachaqueros. No podrán con nosotros”. “Le quemaremos las manos a los que juegan con el mercado paralelo y se enriquecen con las divisas del pueblo”. “Acabaremos con el contrabando de gasolina. Caiga quien caiga”.
Hay una poderosa y más reciente. “Rompo relaciones totalmente con Estados Unidos. Se me van de aquí. Tienen 72 horas para que abandonen la sede de la embajada y el territorio nacional”. Ya se sabe cómo va eso. Por eso, desde tiempos del fallecido, las lenguas hiperquinéticas de la cúpula del chavismo, son parte fundamental del equipo de gobierno. Vienen integradas al Plan de la Patria.