Ernesto Rodríguez (ernestorodri49@gmail.com)
Cuando somos adultos por lo general estamos inmersos en nuestras rutinas cotidianas y siempre contamos con que todos los días : ‘habrá un mañana’.
No obstante, si en algún momento nos percatamos de que lo cotidiano está amenazado y ya no se repetirá, entonces es posible que, quizá por primera vez, comencemos a ver la vida de una manera diferente y comencemos a valorarla de verdad. En tal sentido, es muy pertinente referir una obra de teatro titulada: ‘Nuestro Pueblo’ (‘Our Town’) del novelista y dramaturgo norteamericano Thornton Wilder (1897-1975). Esta obra fue estrenada en el año 1938 y su trama transcurre en un pueblo llamado ‘Grover´s Corners’, en New Hampshire.
En el Acto I, titulado ‘Vida Cotidiana’, los ciudadanos se dedican a sus actividades rutinarias. En el Acto II, titulado ‘Amor y Matrimonio’, una joven llamada Emily se enamora de George y se casa con él. En el Acto III, titulado ‘Muerte’, Emily fallece dando a luz y es enterrada en el cementerio del pueblo. Luego en la obra, se le permite que escoja un día de su vida para vivirlo de nuevo. Emily escoge el día que cumplió 12 años. Cuando vuelve a vivir ese día desde su condición de persona muerta, ya no puede ver las cosas de su casa, su familia o la vida cotidiana como si no importaran, o como si estuviera garantizado que siempre habrá un mañana. En efecto, ese día de su cumpleaños que vuelve a vivir, observa cosas que nunca había notado cuando estaba viva y las encuentra repletas de una inexplicable belleza. Por ejemplo, Emily exclama con los ojos llorosos: “Yo no sabía que mi mamá hubiera sido alguna vez tan joven”. Emily es incapaz de seguir hasta finalizar el día, porque sus emociones son demasiado intensas y no puede soportar la belleza y la pérdida asociadas con todo cuanto amó y ya no tiene. Regresa a su tumba y en su momento final en la obra, Emily exclama desolada: “Oh, Tierra, eres demasiado hermosa como para que alguien se percate de ello”.
Si nos viéramos de verdad amenazados con perder la vida de nuestros seres queridos, quizás nos atreveríamos a darles un fuerte abrazo y decirles: “te quiero mucho”, pero no lo hacemos porque siempre pensamos que los vamos a seguir teniendo vivos mucho tiempo…Cuando mi padre estaba vivo, me sentí tentado varias veces de acercarme y abrazarlo y decirle que le quería mucho, pero me inhibía porque él tenía un carácter muy fuerte y yo tenía temor de que me dijera que yo estaba incurriendo en cursilerías. Quizás ese carácter muy fuerte lo desarrolló en la ‘Guerra Civil Española’ (1936-1939), en la cual fue reclutado cuando tenía apenas 17 años en el lado republicano, en el llamado ‘Batallón de los Biberones’ porque eran casi unos niños.
Mi madre amaba la cultura universal, tenía una memoria prodigiosa y disfrutaba contándonos a los hijos muchos temas de historia universal y obras clásicas de la literatura. Nos inculcó el amor por la cultura universal.
Pero desgraciadamente mi madre en sus últimos años de vida sufrió de demencia senil…Algo que es terrible.
Pero antes de que estuviera senil yo debía haberla abrazado y haberle dicho que la quería muchísimo…Cuando mi madre ya sufría esa condición patológica mental, quizás no me hubiera entendido nada cuando le decía que la adoraba, y yo siempre había dado por sobreentendido que ella ya sabía que la adoraba…Pero eso fue un error mío…Nunca tenemos que dar por sobreentendido nada y tenemos que expresarlo con abrazos fuertes y decirlo con fuerza.
El año pasado, el 24 de agosto de 2023 perdí en circunstancias espantosamente trágicas a mi querido hermano menor Diego Rodríguez (1951-2023) que siempre fue muy solidario conmigo, y ahora…¡Cuánto desearía tenerlo cerca para darle un fuerte abrazo y decirle lo mucho que le quería ¡¡¡…Pero no lo hice porque siempre pensamos que hay un número ilimitado de mañanas y por eso hacemos todo rutinariamente, sin pensar en la brevedad de la vida y en las inesperadas y espeluznantes tragedias que nos pueden asaltar en la vida y robarnos seres queridos.
NOTA: Las citas de la obra las he tomado de Pags. 5-103 en Thornton Wilder ‘Three Plays. Our Town. The Skin of Our Teeth. The Matchmaker’. Harper & Row Publishers (1957).