Teta de Niquitao y Pico Güirigay: nuestros monumentos naturales

Su preservación es necesaria por la rica y específica biodiversidad

 

El 4 de septiembre de 1996, hace 24 años, se promulgó el Decreto Presidencial que declaró como Monumento Natural al espacio geográfico integrado por dos páramos trujillanos, el de la Teta de Niquitao y el del pico Güirigay, ambos integrados en un territorio de alto interés natural y paisajístico de 33.536,21 hectáreas.

 

 

Estas bellezas naturales trujillanas se ubican entre los municipios Boconó y Urdaneta, cerca del otro hermoso páramo de Tuñame.

El primero tiene la ventaja que se divisa desde muchos lugares del estado Trujillo, en su elegante estampa de un seno de mujer que se dibuja frente al azul del cielo. El segundo tiene su intimidad donde reina el silencio.

 

 

Su preservación es necesaria por la rica y específica biodiversidad, la inmensidad de sus moles andinas, sus lagunas y humedales que alimentan a los ríos Motatán y Burate, sus hermosos panoramas, y por la calidad de la gente que se atreve a vivir cerca cuidando estos sagrados lugares.

 

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