Estambul, 12 jun – Cuatro millones de perros sin dueño vagan por las calles de Turquía, según estima el Gobierno de país euroasiático, que ha anunciado un proyecto para reducir su número, entre polémicas de quienes ven con «terror» la presencia de los animales y quienes piden «compartir amor» con ellos.
La propuesta de ley, que el Parlamento turco espera debatir próximamente, prevé trasladar a los canes callejeros a perreras, donde podrán ser adoptados en un plazo de 30 días.
Pero si no encuentran dueño en un mes, serán sacrificados para liberar espacio, pues los 250 refugios de animales en Turquía tienen, en conjunto, plazas para un máximo de 90.000 animales.
La propuesta ha levantado ampollas en la sociedad turca, habituada a ver animales, sobre todo gatos, pero también perros, hasta en el centro de las mayores ciudades.
«Aquí, la gente se para por la calle para acariciar un gato. Cuando voy al extranjero y veo que no hay animales callejeros, me quedo desconcertada; es extraño que no haya seres vivos con los que compartir un momento de amor»,dice a EFE Dilara Berk, veterinaria jefa del refugio de animales de Kemerburgaz en Estambul.
Aunque los gatos son, por supuesto, mucho más acariciables que los perros, estos también tienen sus fieles.
Una tradición otomana
Hay quien da largos paseos o incluso viaja en coche con el objetivo de llevar comida a una manada de perros callejeros, como hace Firuzan, una empresaria de Estambul.
«Cuidar a los perros callejeros es parte de nuestra cultura desde épocas otomanas», explica a EFE Firuzan.
Si la empresaria encuentra a un perro enfermo, lo lleva al veterinario, un servicio que la unidad municipal de Kemerburgaz ofrece de forma gratuita.
«Si traen un animal, se le realiza una cura y cuando esté recuperado se esteriliza. A los perros también se les hace un test de temperamento», dice Berk.
Una vez recuperado, desparasitado y vacunado, el animal recibe un chip con su historial médico… y se le lleva otra vez al lugar donde fue encontrado, salvo si se considera insalubre.
«Los perros viven en una jerarquía. Si los dejas en otro ambiente, en la nueva manada pueden surgir peleas, algo que no ocurre si se devuelven al lugar original», explica la veterinaria.
Campaña contra el «terror» canino
Pero no toda Turquía ve la situación idílica, especialmente en las zonas donde los vecinos se quejan de una manada.
En un reciente sondeo del Gobierno, un 88 % de los encuestados confirmó que en su barrio había perros callejeros, algo que un 83 % consiera «un problema», mientras que la mitad aseguró conocer a alguien cercano que había sido agredido por uno de estos animales.
Un 18 % está favor de la esterilización de los animales, dejándolos en la calle, mientras que un 80 % apoya el plan para llevarlos a perreras para su adopción, «sacrificando a los enfermos».
En otro sondeo, solo un 41 % ve «un peligro» en los animales callejeros (sin especificar), y solo un 16 % pide sacrificar a los perros que atacan a personas.
La asociación Güsoder, que hace campaña contra el «terror» de estos animales, asegura haber documentado en internet 67 incidentes mortales desde inicios de 2022, incluidos accidentes de tráfico causados por perros y personas atropelladas por un coche al huir de un can.
En total, afirma haber hallado en internet documentación sobre 107 muertos, 50 de ellos niños, atribuibles a perros, sin especificar el periodo en el que se habrían producido estos casos.
Firuzan insiste en que las manadas de perros a los que alimenta en un bosque de Estambul nunca agreden a nadie y como mucho ladran al correr tras un ciclista. «Si atacan, es porque alguien los ha provocado», asegura.
Los diarios más conservadores destacan a menudo incidentes con perros, quizás apelando a un sector religioso que considera al perro un animal impuro según su interpretación del islam, si bien en Estambul no es raro ver a perros callejeros tumbados en el patio de una mezquita sin que nadie se moleste.
Incluso el partido fundamentalista Yeniden Refah se ha pronunciado contra la ley proyectada y su líder, Fatih Erbakan, ha pedido «limpiar las calles de perros sin dueño», pero subrayando que deben «vivir bien en refugios modernos», y no ser sacrificados.
Firuzan no cree que los perros vayan a desaparecer de las calles de Turquía. La actual campaña, asegura, «es solo un intento de convertir a los perros en chivos expiatorios de lo que está mal en la sociedad».
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