Por: Alexander González
En cada hogar del estado Trujillo, la crisis económica le roba la tranquilidad a sus ciudadanos, y aunque a muchos el cansancio se les deja ver en sus rostros, tampoco están dispuestos a quedarse de brazos cruzados y “salen a buscar la vida”. Es por ello que se ha vuelto común apreciar a los trujillanos peregrinar con pesadas cargas de leña en sus espaldas inclusive por zonas urbanas, la razón: los días pasan y el gas no llega, se va el 2020 y el gas no llegó.
Antes del inicio de la pandemia por el Covid-19, ya Trujillo presentaba problemas de abastecimiento de gas doméstico. Las reiteradas manifestaciones comunitarias que exigían el surtido del vital combustible para cocinar, eran persistentes.
Desde antes de la pandemia
En junio de 2019, Rangel Silva informaba que la Gobernación de Trujillo asumiría la responsabilidad de distribuir y comercializar el gas doméstico que anteriormente lo hacía la empresa estatal Gas Comunal. Desde entonces el servicio no ha hecho otra cosa que empeorar, a tal punto que Trujillo se ha convertido en un “gran fogón”.
Alta demanda. 93,2% de los hogares dependen del gas doméstico, según el Observatorio Venezolano de Servicios Públicos.
El primer mandatario regional, Henry Rangel Silva, siempre usó como argumento, que el país no contaba con suficiente producción de gas, además de añadir que las “sanciones del imperio impedían la compra de gas” en el extranjero.
“Nosotros tenemos las limitaciones de no recibir el producto. Lo estamos buscando precisamente a mil kilómetros de acá en el estado Anzoátegui (…) tienen allá 8 días 5 gandolas nuestras esperando para cargar gas, y apenas hoy estaban cargando 2 gandolas. Eso ocasiona un retardo que buscamos solucionar (…) Ojalá se pueda producir más gas, que nosotros tenemos la disposición de buscarlo donde sea (…) lamento mucho que este sea un problema donde la solución no depende exclusivamente de nosotros”, comentaba el gobernador en uno de sus programas radiales a mediados del mes de septiembre.
Sin embargo semanas después, a principios del mes de octubre, en un acto proselitista con aspirantes chavistas a las Asamblea Nacional, Rangel Silva daba la buena nueva que Trujillo recibiría importante suministro de gasolina, y que al igual que este producto esperaba solventar el tema de gas doméstico, porque a su criterio, esto formaba parte del “proceso de normalización” de la vida económica nacional, pero las semanas pasaron y el gas no llegó, por lo menos en proporciones considerables para cubrir la demanda.
Gas dolarizado
Rosa Briceño lleva consigo una pesada carga de troncos para cocinar granos y comida en un hogar con 3 niños en La Floresta de Valera, la ciudad más urbanizada de Trujillo y además más poblada. Esta mujer pensionada afirma que en lo que va de año, solo en marzo pudo comprar Gas Comunal, pero luego “más nunca volvió”, a menos accesible para ella. “Por ahí pidieron una plata en dólares para que le llenaran a uno la bombona, pero de dónde saco yo dólares, si acaso para medio comer tengo”, se lamenta Briceño.
Vecinos que residen cerca de la planta de llenado Fabricio Ojeda en el sector Jalisco del municipio Motatán, han realizado diversas denuncias por ventas no autorizadas de bombonas en las casas cercanas a la planta de llenado y aseguran que en dichas ventas han logrado cotizar hasta 20 dólares por bombona.
No les dura
Caída libre. Entre 2018 y 2019 la producción interna de gas cayó 40%, según cifras manejadas por investigadores del Instituto de Estudios Superiores de Administración (IESA).
Quienes logran reunir el dinero suficiente para comprar “bajo cuerda” el gas dolarizado, incluso a trabajadores vinculados a Gas Comunal, se quejan que los cilindros no se los llenan completos, o en ocasiones, les echan agua.
“Antes una bombona de 18 kilos me duraba hasta un mes, ahora de vaina me dura 15 días, y no es que cocino este mundo y el otro, ¡no! Eso ya ni dura”, afirma Valentina Albarrán, una valerana que reside en el populoso sector de San Luis.
Entre la salud y la leña
No todos los trujillanos tienen cocina eléctrica, muchos se encuentran en el dilema de elegir entre cocinar en leña y cuidar su salud. Tal es el caso de Leyda Urdaneta, una docente jubilada residente de la urbanización San Rafael de Valera, cuenta que la crisis la llevó a tomar la primera opción, cocinar a leña.
El humo le afecta más que a cualquiera porque es asmática, sin embargo, se sienta diariamente al lado del fogón y aviva las llamas con un pedazo de cartón mientras espera que la comida esté lista.
“Qué iba a pensar yo que viviendo en un apartamento hace más de 20 años, me iba a faltar el gas. Gracias a Dios vivo en la planta baja y no tengo que estar en esa subidera y bajadera de escaleras como mis vecinos. Esto no es vida sabes. Acá cuando tenemos gas nos lo racionan, pero igual, no dura mucho, ya prácticamente parece que este modo de vivir nos está racionando la vida, en otras palabras, nos mata lentamente”, se lamenta Urdaneta quien no esconde el miedo, cada vez que debe encender la leña con gasoil o gasolina siente temor por su salud.
“Todo lo cocinamos ahí, en el fogón, la pasta, el arroz, los granos, lo que sea. Nos sentimos angustiados todos los días porque nos levantamos pensando dónde vamos a conseguir leña. Los niños son los que la buscan por allá arriba en el monte, corriendo peligro de que los pique un animal”, comenta José Bermúdez, un trabajador de la administración pública que vive tres cuadras más lejos que Leyda Urdaneta, en cuya zona abundan viviendas con paredes de lata.
Con gas solo en las reservas
Venezuela es el octavo país en el mundo con reservas probadas de gas natural. Rusia e Irán encabezan esta lista. En Suramérica, el país se ubica por encima de Bolivia. La cifra aproximada de la reserva es 201,5 billones de pies cúbicos (dato oficial hasta el año 2019, según Gaceta Oficial No. 41.648), pero sin embargo la nación atraviesa una escasez de gas sin precedentes.
¿Qué dice Pdvsa Gas Comunal?
Pdvsa Gas Comunal asegura que actualmente operan en el país 65 plantas de llenado de gas natural del petróleo (GNP), de un total de 91 plantas en el territorio nacional. Se cuenta con una flota de 448 chutos, 325 cisternas y 2.539 camiones para el despacho de bombonas a granel, para una atención de 4.694.673 familias al mes. Sin embargo, la planta de fraccionamiento criogénico en el estado Anzoátegui, es la única que intenta cubrir la demanda de gas propano del país. Esta planta tiene una capacidad de producción de 220.000 barriles de gas propano diario, pero actualmente produce 15.000, según trabajo periodístico del medio de comunicación El Diario en alianza con Cotejo Info, quienes realizaron un trabajo especial sobre la crisis del gas en Venezuela a principios de noviembre de 2020.
Diario de Los Andes intentó cotejar estas cifras con autoridades regionales de Gas Comunal, sin embargo como de costumbre, las fuentes oficiales responden con silencio ante los requerimientos de la prensa independiente. Según trabajadores de la propia empresa Gas Comunal, de manera extra oficial en el mejor de los “paliativos” para la optimización o suministro de gas, a Trujillo se le proporciona una vez a la semana tres cisternas de gas, lo que representa apenas 114.000 de los 570.000 litros de gas que se deberían recibir mínimo a la semana en Planta Fabricio Ojeda para cubrir la demanda.
Estos datos coinciden con declaraciones del mismo Gobernador de Trujillo, quien en julio de 2020 afirmó que la entidad que gobierna solo recibe 3 gandolas diarias de gas licuado de las 9 que necesita para abastecer a la población, a lo que añadió: «el problema es que el país no está produciendo suficiente gas para atender la demanda».
En ese entonces el mandatario regional exigió mayor supervisión en las jornadas de entrega de los pedidos a los Clap. Giró la instrucciones de verificar los pedidos que hacen todas las empresas de gas (públicas, privadas y de propiedad social), para constatar «si son reales» los pedidos y que éstos lleguen a las comunidades.
Déficit en la producción
Antero Alvarado, director regional en Gas Energy LA, explicó a El Diario en alianza con Cotejo Info que la producción de gas en Venezuela no es suficiente para cubrir la demanda nacional. Alvarado señala que 89% de la población venezolana depende del gas propano (gas en bombona) para cocinar. La demanda de gas propano para el año 2019 era de 60.000 barriles de propano, lo que deja solo 25% de producto disponible para el mercado interno.
La producción actual de gas no cubre la demanda nacional y no existe una distribución equilibrada del mismo. El Observatorio Venezolano de Servicios Públicos (OVSP) dijo en su último informe trismestral de 2020 sobre la situación de los servicios en el país que 93,2% de los hogares dependen del gas doméstico. La bombona de gas es la modalidad más utilizada por 81,7% de los consultados y el gas directo solo beneficia a 18% de los encuestados. Entre las acciones para mitigar la escasez figura en primer lugar el uso y adquisición de una cocina u hornilla eléctrica (39,3%), y en segundo lugar el uso de leña (33,2%).
¿Qué diferencia el gas metano del gas propano?
El gas metano se distribuye mediante gasoductos, por esa razón solo una pequeña porción de la población se beneficia de este tipo de gas. Sin embargo, implementar una infraestructura masiva de distribución de gas sería una solución a largo plazo que ahorraría los costos y la aparatosa logística de distribución de bombonas de gas propano.
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IG: @AlexGonzalezDigital
Fotos: Henner Vieras