Guayaquil (Ecuador), 14 nov (EFE).- Una tensa calma se vive este domingo en los exteriores de la principal cárcel de la ciudad de Guayaquil, en el suroeste de Ecuador, donde el sábado se registró una nueva matanza de reos y que hoy permanece custodiada por policías y militares.
A las afueras de la penitenciaría, Efe constató decenas de policías dispuestos para controlar la situación en caso de que se repitan los ataques entre presos, luego de que en la víspera un enfrentamiento entre reos de dos pabellones dejara 68 presos muertos.
Asimismo, militares custodiaban la zona en los exteriores de la penitenciaría, la más importante de la provincia costera de Guayas y donde en septiembre pasado se registró la peor masacre carcelaria del país, con 118 presos muertos.
La matanza del sábado tuvo lugar después de que un grupo de reos buscó acorralar a los recluidos en el pabellón 2 de la cárcel, que quedó sin su cabecilla luego de que la Justicia lo dejara en libertad al haber cumplido el 60 % de su condena.
ANGUSTIA ENTRE FAMILIARES
En los exteriores de la cárcel también estaban familiares de los reos a la espera de información.
Envuelta en llanto, Gloria Maya buscaba información sobre su hijo Benito Parra, recluido en esa cárcel desde hace cuatro años.
Maya dijo a Efe que otros reos le pasaron fotos del cuerpo de su hijo tirado en el patio y le dijeron que recibió disparos durante los nuevos ataques entre reos que tuvieron lugar la tarde del sábado.
La mujer contó que el último contacto con su hijo lo tuvo cerca de las 18.00 horas de ayer, poco antes de que se registraran nuevos enfrentamientos, y le comentó que estaba contento porque había llegado «la comida: una sopa de carne y un arroz».
«Mi hijo salió al patio» y luego hubo disparos, relató Maya, basada en datos proporcionados por otros reos. «Los amigos me avisaron (de la muerte), ayer 6:10 de la tarde. Ellos querían cogerlo para ayudarlo pero no los dejaban tocarlo, él estaba herido», agregó la mujer.
«A mi hijo le dispararon en la espalda, yo soy enfermera y no puedo hacer nada por mi hijo», sostuvo Maya en medio del llanto.
La madre del recluso añadió que estaba a la espera de la llegada del personal de criminalística. «Yo quiero que mis nietos vean a su padre, porque tienen ya cuatro años que no ven a su padre y esa es mi angustia y desesperación, que no me entienden. Tiene cinco hijos», agregó Maya.
La última información oficial pública sobre la situación en la cárcel la ofreció la noche del sábado el vocero del Gobierno, Carlos Jijón, quien aseguró que la situación estaba «controlada» y recalcó que la cifra de fallecidos se mantenía en 68 y 25 heridos.
Jijón no informó de posibles decesos durante los nuevos enfrentamientos en la tarde del sábado.
A las afueras de la penitenciaría Efe encontró a otra mujer que prefirió el anonimato y que buscaba información de su esposo, quien estaba precisamente en el pabellón 2 y ya tenía boleta de salida para hoy.
«No sé nada de él (…) desde el día viernes no dan información de absolutamente nada», se quejó la esposa del recluso.
«Quiero saber si está vivo o está muerto, no se sabe nada», añadió la mujer al comentar que su esposo había acabado de cumplir la condena de seis meses impuesta por el robo de un celular.