El Nazareth es un caserío ubicado en La Sabana de Mesetas de Chimpire, en Carvajal, hace más de cinco años, al menos 30 familias invadieron los terrenos ociosos y con madera, cartón y latas de zinc improvisaron una vivienda y dividieron la parcela.
Se trataba de familias recién conformadas, con niños en brazos, cansadas de vivir arrimadas o en un anexo alquilado. Pretendían a corto plazo hacer los cimientos para construir con bloques, cabillas y cemento sus hogares, pero sus ingresos no alcanzan para adquirir tales materiales, “el dinero se va en comida”.
Sin cableado eléctrico ni tuberías de agua, dependen de alguna toma de luz cercana y de un camión cisterna que surta tanques y pimpinas cada dos semanas. Creían que podían vivir así, que estaban adaptados, hasta la noche del lunes, cuando la tempestad tocó sus puertas.
El Inameh pronosticó precipitaciones en la entidad y acertó, la lluvia no los preocupó hasta que la borrasca hizo volar más de un techo en el caserío cerca de las 8 de la noche y el agua inundó sus habitaciones.
Las familias salieron de inmediato a resguardarse en casas vecinas en mejores condiciones, otras se fueron del lugar a casas de parientes en otras zonas y quienes se quedaron desamparados recurrieron a la casa de cultura instaurada cerca de la comunidad para refugiarse.
Al amanecer, cuando el sol posó sobre la comunidad, llamaron a las autoridades de Protección Civil del municipio para que evaluaran los daños y trataran de gestionar los recursos que necesitan para mejorar sus condiciones de hábitat y vida.
Aunque agradecen a los funcionarios de Protección Civil su atención, exhortan al Gobernador, Henry Rangel Silva, a tomar cartas en el asunto e implementar un Plan de Emergencia para resolver en asunto habitacional a las 30 familias del sector.
Almas que lleva el diablo
En los años que suman residenciados en la localidad, apenas le han visto la cara, durante campañas, a un par de candidatos a la Alcaldía y a la Gobernación, “pero pasan como almas que lleva el diablo” dicen. No se acercan “tan si quiera para decirnos mentiras” añade un vecino.
Solicitaron ayuda ante diversos organismos, algunos se negaron porque no eran “propietarios” de la tierra donde pretendían establecer sus casas, por ello acudieron a la Alcaldía a solicitar sus títulos de propiedad y tras varias reuniones e incluso una protesta los consiguieron.
Pero ni con eso han sido beneficiados por la Gran Misión Vivienda Venezuela, y aunque se alegran cuando llega la caja del Clap una vez a la cuaresma y cuando depositan a las tarjetas de las madres de la comunidad adscritas a Hogares de la Patria, les urge paredes y un techo que resistan.
Plan de Emergencia
La comunidad exige a la máxima autoridad en la entidad, gobernador Henry Rangel Silva, visitar El Nazareth para constatar la situación, y antes de que otra tempestad los haga salir de sopetón de sus viviendas, designar una comisión que tramite y gestione la construcción de las casas para las cuales deberá aprobar recursos.
“Los políticos no tienen que esperar a que hayan elecciones para tocar las puertas, tan si quiera para decirnos mentiras”