Tamara Suju, valiente venezolana | Por Ramón Rivasaez   

 

Pensamos, humildemente, si en este ex país, hay que rendirle tributo a alguien que ha dedicado sus últimos años a luchar, batallar con ardor y sinceramente en contra de esa práctica inhumana que es la tortura, terrible método para obtener confesiones; creemos que estamos hablando de la venezolana Tamara Suju.

Desde que inició sus labores de pesquisa, luego de hechos graves ocurridos en diferentes lugares y escenarios venezolanos, esta penalista caraqueña se vio obligada a solicitar refugio en Europa, para proteger sus investigaciones y garantizar su seguridad, amenazada por quienes eran objeto de denuncias, surgidas tras sus trabajos de campo, testimonios de víctimas y familiares. De acuerdo, a allegados de la investigadora, no menos de cuatrocientos expedientes ha analizado en relación a las torturas que realizan los cuerpos policiales y parapoliciales venezolanos.

Afortunadamente, un pequeño país de centroeuropa, le ofreció gentilmente refugio y protección, de modo que la investigadora venezolana ha podido continuar con sus delicadas tareas de compilar, recabar, rastrear nuevos expedientes sobre la tortura en Venezuela, en especial, en las últimas dos décadas.

Tamara Suju, abogada defensora de los DDHH, reconocida en distintos foros donde se debate el tema de la tortura, es ampliamente  respetada en la sede de la Corte Penal Internacional de Justicia de La Haya, donde reposa un extenso dossier de sus esfuerzos por llevar ante la justicia de la CPI, los hechos que ha cotejado, junto a otros especialistas, de atroces que constituyen actos de lesa humanidad, sobre los cuales no hay prescripción alguna.

Suju, ha recibido presiones desde el comienzo de sus investigaciones,  en Venezuela se le dificultó la obra; tuvo que exiliarse para seguir el pulso a su labor de atar cabos, el seguimiento riguroso, entrevistas de testigos, encuentros con perseguidos políticos, como es su condición actual; ha tenido que vencer amenazas, en todo momento, su conducta ha sido indoblegable; su verticalidad, sin dobleces, ni miedo, ha detenido el curso de la elaboración de expedientes, cómo los casos del capitán de corbeta Rafael Arévalo Acosta, muerto a palos en la DGCIM,  el crimen del mayor general Isaías Baduel, ex ministro de la Defensa, entre otros relevantes asesinatos políticos.

Una mujer con esta convicción moral, y ética, es para los venezolanos la mejor garantía de que la justicia internacional, sancionará de manera ejemplar todos aquellos hechos de lesa humanidad, que un TSJ, domeñado, no quiso atender; no quedarán impune. Habrá justicia tarde o temprano.  Creemos que los venezolanos que amamos la paz, la justicia, estamos detrás de Tamara Suju, en respaldo multitudinario a sus desvelos.

 

 

 

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