Ernesto Rodríguez (ernestorodri49@gmail.com). El antiguo autor romano Cornelio Tácito (56-120) está considerado como uno de los principales historiadores del Imperio Romano.
Una de sus principales obras es ‘Los Anales’ en la cual abarca los reinados de los emperadores Tiberio, Calígula, Claudio y Nerón, aunque gran parte de la obra se ha perdido y no la conocemos.
En pocas palabras, el planteamiento de Tácito es muy aleccionador: Un pueblo puede sufrir un envilecimiento cuando vive sometido a una tiranía y ciertas personas se vuelven aduladoras y serviles con el poder, pero traicioneras y despiadadas con los demás ciudadanos. No obstante, afortunadamente siempre una parte de la población conserva su dignidad e integridad personal.
Los primeros 6 ‘Libros’ de la obra están dedicados al Emperador Tiberio (42 A. de C. -37) que reinó desde el año 14 hasta el año 37 y Tácito lo describe como un monstruo paranoico cuyas características: “resentimiento, comportamiento hipócrita y depravación a escondidas, fueron el foco de su vida” (Libro 1, sección 4). En efecto, el régimen de Tiberio organizó una inmensa red de espías, infiltrados e informantes que recibían remuneración y Tácito refiere: “Así fue que los informantes, una clase de hombres diseñada para la destrucción de la sociedad […] ahora eran estimulados con recompensas” (Libro 4, sección 30). Esa red de informantes creó una situación de terror y Tácito dice: “La ciudad nunca había conocido mayor tensión y pánico, con las personas cerrando la boca hasta con los familiares más cercanos” (Libro 4, sección 69). La vida de las personas fue trastornada y Tácito dice: “Las interacciones humanas normales habían sido destruidas por el poder del miedo, y con el aumento del salvajismo vino la exclusión de la compasión” (Libro 6, sección 19).
Tácito describe una situación de pesadilla en la cual la lealtad, el coraje, hablar de manera directa y el patriotismo, solamente garantizaban la destrucción personal del ciudadano, mientras el servilismo, el disimulo y la traición en el momento oportuno, se convertían en las nuevas ‘virtudes’. Tácito consideraba que una resistencia abierta y directa ante la tiranía del emperador era inútil, pero también rechazaba que un ciudadano se rebajara hasta una adulación servil. Por eso, ante esa situación tan difícil, Tácito llega a preguntarse con angustia: “¿Es posible actuar en una vía que no sea ni una rebeldía directa ni una adulación degradante, una vía que esté libre de buscar favores y libre de peligro?” (Libro 4, sección 20).
Conocer las experiencias históricas de las tiranías en el antiguo Imperio Romano es muy importante porque la historia se repite y todas las tiranías en la historia de la humanidad se han parecido en algunos aspectos esenciales. No obstante, también hay diferencias, porque actualmente vivimos en un mundo globalizado y las comunicaciones permiten que cualquier fechoría cometida por una dictadura se conozca de inmediato en todo el planeta y exista la presión internacional y la solidaridad. Respecto a la pregunta que plantea Tácito, la única manera de enfrentar una dictadura es con métodos democráticos y defendiendo los valores humanos como la dignidad, la libertad, la honestidad, el respeto por la verdad, la justicia, etc. Por otro lado, las tiranías siempre han evidenciado que solamente las verdaderas democracias y la libertad de expresión pueden permitir que los ciudadanos desarrollen auténticas virtudes y no sufran un envilecimiento. NOTA: Las citas las he tomado de ‘Tacitus. The Annals’. A new translation by J.C. Yardley. Oxford Univ. Press (2008).