Luis Hernández C., Presidente de la Academia de Historia del Táchira realizó un esbozo de la vida y obra de este singular tachirense, en su intención porque se conozca un poco más sobre el legado de este magnífico personaje. La actividad tuvo lugar durante las XXXII Jornadas Científicas de la Sociedad Médica del Centro Clínico San Cristóbal
Por: Nerza Ortiz – Especial Los Andes Semanario del Táchira
Pedro
María Morantes, fue un ilustre tachirense, nacido en San Cristóbal en 1862 y, no, en 1865, como siempre se ha dicho, fallecido en París, en 1918. Abogado y escritor de grandes virtudesy aquilatada trayectoria, a quién no se le reconocieron sus méritos en sus verdaderas dimensiones. Una figura que, alcanza la fama luego de sus fuertes escritos que lo convierten en un gran satírico novelista venezolano.
Según dijo, la fama de Pedro María Morantes, se debe a su seudónimo “Pío Gil”, el cual, utilizó al escribir su nóvela “El Cabito”, obra que publica e introduce en Venezuela de forma clandestina, donde fustiga al gobierno y a la persona de Cipriano Castro,” sin Pío Gil, no hubiese tenido mayor trascendencia que, la de un Juez Civil en Caracas, pero a través de este seudónimo, ataca los gobiernos de Castro y Gómez y se convierte en el más terrible panfletario y libelista venezolano”.
Morantes, fallece en Paris. Lo atrapa la I Guerra Mundial y no puede volver a Venezuela, pero, ante todo, es una figura que fue reivindicada después de la muerte de Gómez y, es solo en 1936, cuando comienza el tema de la traída de los restos de Morantes a San Cristóbal y de la erección de un monumento en su honor.
Plaza de La Libertad.
“Es Carlos Andrés Pérez, en el año 58, quien hace los primeros movimientos para crear la “Plaza de la Libertad”, frente al Liceo Simón Bolívar, la cual, tendría los restos de Pedro María Morantes, Leonardo Ruíz Pineda y Juan Pablo Peñaloza, pero solo se logró la traída de los restos de Morantes y, Pérez, encomendó al arquitecto Fruto Vivas, la realización de esta plaza, la cual, fue inaugurada por el Presidente Raúl Leoni en 1965”.
Señaló el historiador que, en esta plaza se establece la Biblioteca Pública y traen a la novia idílica de PMM, Matilde Alvarado, hija de un general de la federación, allí se bautiza el diario íntimo de “Pio Gil”, edición de la Presidencia de la República. En el año 1975, en la presidencia de Pérez, se traen los restos de Morantes desde París y los ubican en el Salón de Lectura, provisionalmente.
En este acto-agregó- estuvo como Orador de Orden, Horacio Cárdenas Becerra, sin embargo, solo es el 30 de marzo de 1978, cuando el Presidente Carlos Andrés Pérez, coloca los restos de Pedro María Morantes, en el Mausoleo “Los Héroes de la Libertad”, obra que el arquitecto Fruto Vivas concluye en la “Plaza de La Libertad”.
“Eso lo hace Pérez, el 30 de marzo de 1978, pero irresponsablemente los gobiernos municipales posteriores, no atendieron ni los restos de Morantes, ni el cuidado de la edificación, hasta que un alcalde de San Cristóbal, entregó la infraestructura a un grupo de teatro, que no tenía la logística, ni la capacidad para mantener el edificio, ni mucho menos, para preservar los restos de PMM, que aún están allí del tumbo al tambo en esa edificación”, subrayó
Puntualizó diciendo que, Morantes, es importante porque una parroquia de esta ciudad lleva su nombre, porque el liceo en La Concordia lleva su nombre y también una escuela de la dirección de educación.
Reflexiones sobre el “Andinismo”
Nacido en el sector de La Sabana, luego conocido como La Concordia. Publicó fustigantes obras bajo el seudónimo de “Pío Gil”. Dejó unas reflexiones sobre “Andinismo” en varios periódicos tachirenses de 1897, donde reclamaba la autonomía del Táchira, e igualmente escribió sobre la obra del padre Jáuregui en el Colegio de La Grita. Ejerció el periodismo en La Idea Restauradora, órgano fundado en 1900 en San Cristóbal, siendo responsable de la sección literaria, pues se destacaba como poeta. En este año participó como uno de los fundadores del Colegio de Abogados del Táchira. En 1904 actuó como uno de los reorganizadores de esta institución, ocupando la primera vicepresidencia. Fue director del Colegio Federal de Varones, antecesor del Liceo Simón Bolívar.
Prolífico escritor
Estando en la capital venezolana fue nombrado juez de Primera Instancia en lo Civil del Distrito Federal. De muy cerca conoció todas las intimidades palaciegas del régimen de Cipriano Castro, reuniendo buena cantidad de hechos en los que la adulancia y el relajamiento moral fueron protagonistas. Viajó a Europa en 1908 y fue nombrado cónsul en Amsterdam, Holanda. Difundió sus primeros libelos y al descubrirse su verdadero nombre fue destituido. Escribió además las novelas “Los Felicitadores”, “Cuatro Años de mi Cartera” y “Puñado de Guijarros”. También dejó unas memorias sobre la Primera Guerra Mundial, publicadas por la Biblioteca de Autores y Temas Tachirenses