Luzfrandy Contreras
La comunidad Torondoy, está ubicada en el municipio Torbes del estado Táchira, a pocos kilómetros de la ciudad capital, los vecinos de esta comunidad padecen por la falta de un acueducto o tuberías para el abastecimiento de agua potable, por los cortes de energía eléctrica, la deficiencia de vialidad, problemas con el río y las quebradas que transitan a sus alrededores, entre otras cosas.
Pero lo más complejo es que los habitantes de esta zona rural consumen agua por puntillos. Esta es una técnica utilizada con el apoyo de una bomba eléctrica o a base de gasolina, que impulsa el agua que se encuentra bajo tierra hacia el exterior. Según explicaron los habitantes de este sector, muchas veces esta agua extraída viene acompañada de óxido, que paulatinamente les ha causado problemas de salud.
Aunado a esto, los continuos cortes eléctricos les impiden en múltiples ocasiones preparar los alimentos o hervir el agua que van a consumir, por lo que en algunas oportunidades se exponen a microorganismos contaminantes.
Carmen Bolaños, una de las habitantes de la comunidad, hizo un llamado a los entes competentes para que se aboquen a resolver esta problemática. «Nosotros aquí, la gran mayoría de los habitantes consumimos agua por puntillos, la cual sale con demasiado óxido. No tenemos acueducto y hacemos un llamado a los entes competentes para que verdaderamente se aboquen a toda la situación que tenemos».
El protocolo que utilizan estas 400 personas distribuidas en aproximadamente 133 familias de Torondoy, es dejar asentar el agua por dos o tres días, posteriormente es hervida, y ya puede ser consumida, sin embargo, a pesar de estos esfuerzos, algunos han presentado enfermedades estomacales.
«Especialmente los niños, ellos han salido con bacterias en el estómago, han sido asistidos por pediatras que nos han dicho que ha sido por el consumo de agua. A pesar de que tratamos de hacer todo lo posible de que ellos no consuman el agua cruda sino hervida», afirmó.
Otra de las complicaciones es la falta de gas doméstico, el servicio de abastecimiento demora entre tres y cuatro meses. Esto les obliga a usar cocinas eléctricas, pero tampoco funcionan cuando no hay luz. «Cuando no hay gas y no hay luz, toca consumir el agua así. No entendemos como podemos estar tan cerca de San Cristóbal y del municipio Torbes, pero estar en estas condiciones», lamentó.
Dicen sentirse abandonados debido a que muchas de las necesidades que presenta la comunidad han sido expuestas a los organismos competentes, pero hasta el momento no han recibido respuesta alguna.
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