Al cumplirse un mes de haber iniciado las protestas del gremio docente en toda Venezuela, a las cuales se unió el sector salud y de empleados públicos, este jueves 9 de febrero se realizó en San Cristóbal una cadena humana como símbolo de que se mantendrán en las calles hasta lograr la firma del tercer contrato colectivo y un aumento salarial justo y dolarizado.
Desde la redoma del Educador en la capital tachirense, los docentes se ubicaron uno al lado del otro con pancartas con mensajes alusivos a sus necesidades salariales y de salud, con esqueletos en mano haciendo referencia a que no les alcanza el dinero para alimentarse, y cantando consignas con la frase “no vine a modelar, vine a protestar”.
La cadena humana se convirtió en una caminata que se dirigió a la quinta avenida del centro de la capital tachirense en donde se encuentra ubicada la Zona Educativa del estado Táchira, donde una vez más solicitaron ser atendidos.
Francisco Pérez es docente jubilado de la localidad de Coloncito, municipio Panamericano. Su salario le alcanza para cubrir día y medio de alimentación, por lo que se ve obligado a vender productos y hacer cualquier otra cosa para sobrevivir. “Es lamentable que los hijos le digan a uno, papá no hay nada qué comer, me dan ganas de llorar. Me dicen que vaya para el médico a que lo vea el cardiólogo, ¿con qué? Si no me alcanza. Esa es la realidad que el señor Maduro tiene que ponerse serio y cumplir con la Constitución y las leyes”, manifestó.
“Siempre he salido en estas marchas que se realizan en todo el país, reclamando un derecho constitucional que nos permite a todos salir pacíficamente. Para nadie es un secreto que un salario pírrico de 130 bolívares no nos alcanza ni para día y medio. Somos padres de familia, tenemos enfermedades, tengo que buscar las medicinas, tenemos que buscar transporte, vestirnos, pero para nada de eso nos alcanza”, agregó.
Para medio tanque de combustible
Leidy Mendoza es docente tipo 4. Su salario es de 250 bolívares y asegura que solo le alcanza para echarle medio tanque de gasolina a su vehículo. “No tenemos ni como mantenernos con este sueldo indigno que nos tiene el gobierno”, dijo.
Lo mismo gana el personal administrativo de los centros educativos, según Marielena Sánchez, quien asegura que con ese salario no puede vivir. Para subsistir su hija que vive en el exterior le colabora.