Eduardo Viloria / DLA
Según lo señaló el exconcejal Héctor Díaz, las repetitivas suspensiones del servicio eléctrico en horas de la noche, 12 de la media noche a 3 de la madrugada, causa severos daños a la salud de la población, que se acentúa en los niños y adultos mayores por el atosigante calor que se desata al dejar de funcionar los aparatos de aire acondicionado y los ventiladores del hogar.
“Este pésimo servicio que responde al Fascismo Eléctrico implementado por el gobierno, afecta también a los niños que se deben levantar temprano para concurrir a clases en las diversas instituciones escolares, lo cual no hacen pues en horas de la madrugada es que medio logran conciliar el sueño y no están en condiciones de madrugar para asistir a las actividades escolares”, dijo el declarante
Lo mismo sucede con los educadores de las instituciones, que andan soñolientos en las aulas donde deben cumplir con la labor de impartir clases, añadiendo a esta somnolencia, a los trabajadores de las diversas empresas que funcionan en el municipio, que también sufren los rigores de la falta de descanso nocturno, que les permita la recuperación de las energías de la jornada laboral del día anterior, debiéndose añadir también a este sufrimiento a los ancianos y enfermos, a los cuales se les acelera la calidad de vida que les queda, con lo cual es oportuno pregunta. ¿Quién responde por estos daños a la ciudadanía en general?
Constancia de las ausencias
Como es lógico en las escuelas se deja constancia de la inasistencia de los cursantes y del mismo personal docente, todo por culpa de una empresa que no responde a ningún reclamo, menos al daño que causan a los artefactos del hogar, como ha venido sucediendo, producto de la irresponsabilidad de gerentes de la Corporación Eléctrica, que tienen el apoyo del gobierno que castiga al pueblo, día tras día, sin ofrecer tan siquiera una disculpa por el daño que causan, lo cual es obligación de los señores de la mencionada empresa, que ha reducido la calidad de vida a cero, preciso el declarante.
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