Redacción Medioambiente, 3 dic (EFE).- El mundo debería evitar que el calentamiento global supere en 1,5 grados los niveles preindustriales, pero ir por encima de ese límite se está volviendo «rápidamente inevitable», lo que pone de manifiesto la urgencia de una eliminación rápida y gestionada de los combustibles fósiles.
El informe «Diez nuevas reflexiones en ciencia climática», presentado hoy en el marco de la COP28, que se celebra en Dubái, por el secretario ejecutivo de Cambio Climático de la ONU, Simon Stiell, actualiza los principales conocimientos científicos sobre el clima.
El texto subraya «la inminente inevitabilidad» de sobrepasar el límite de 1,5 grados de calentamiento global fijado en el Acuerdo de París, una situación «que conllevará un aumento significativo de los riesgos y la incertidumbre», escriben los autores.
Por ello, es fundamental reducir al máximo la magnitud y el tiempo en que el mundo esté por encima de los 1,5 grados para disminuir las pérdidas y daños, así como el riesgo de cambios irreversibles; el estudio es una colaboración entre Future Earth, The Earth League y World Climate Research Programme.
Diversas evidencias -según los autores- indican que no se está siendo capaz de mitigar las emisiones de los gases de efecto invernadero y que así no hay ninguna ruta que evite superar los 1,5 grados de calentamiento global durante al menos algunas décadas. «Solo seríamos capaces mediante transformaciones verdaderamente radicales que aún no se han observado».
El texto, elaborado por 67 investigadores de 24 países, ofrece 10 mensajes clave para las negociaciones de la COP28 y la implementación de políticas.
El informe subraya que se necesita una salida rápida y gestionada de la dependencia de los combustibles fósiles para permanecer dentro del rango de objetivos del Acuerdo de París y advierte de que depender excesivamente de los sumideros naturales de carbono es una estrategia arriesgada, ya que su contribución futura es incierta.
El español Marcos Fernández, del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales de Cataluña (Creaf), participa en uno de los capítulos, que analiza cómo responderá la naturaleza al cambio climático .
Fernández explica, en un comunicado del Creaf, que «históricamente, en el balance global del carbono atmosférico, los ecosistemas terrestres han absorbido alrededor de un 30% y los océanos un 25%, pero es muy posible que absorban menos carbono de lo previsto en el futuro», por ejemplo, por el cambio en el régimen de incendios.
En ese sentido, indica que los esfuerzos dirigidos a reducir emisiones mediante soluciones basadas en la naturaleza deben ser una prioridad inmediata, especialmente porque sirven para aumentar los sumideros de carbono complementarios y ayudan a compensar emisiones difíciles de eliminar. Un ejemplo de estas soluciones sería restaurar bosques tropicales o turberas y humedales.
Además, según el texto, es urgente mejorar las estrategias de adaptación al clima que «aborden de forma proactiva los fenómenos extremos simultáneos e interconectados y garanticen la resiliencia de los más vulnerables».
El documento apunta que la pérdida de glaciares en las montañas se está acelerando y que la inmovilidad humana en áreas expuestas a riesgos climáticos está aumentando, y afirma que reformar los sistemas alimentarios contribuye a una acción climática justa.
La ciencia «es clara» y la COP28 debe ser la reunión mundial en la que el mundo se tome en serio la eliminación progresiva de los combustibles fósiles, según Johan Rockström, director del Instituto de Investigación del Impacto Climático de Potsdam, citado en el comunicado de los impulsores del informe.
«Dubái es el gran momento de la mitigación para el carbón, el petróleo y el gas, que tienen que pasar de aumentar un 1 % al año a disminuir en todo el mundo al menos un 5 % al año».