El indudable éxito que ha tenido la ideología comunista para despertar esperanzas, contrasta con su incapacidad para satisfacerlas. Prometen paraísos y construyen infiernos, tal como lo ponen de manifiesto las trágicas evidencias históricas. Pero los atractivos relatos que construyen, la simbología que crean, los enemigos que inventan y el odio que inyectan, junto a los sentimientos patrióticos que siembran y el culto cuasi religiosos a sus líderes, los hace resistentes a todas las demostraciones, argumentos y experiencias fracasadas.
Hace poco escuchaba a un dirigente oficialista que afirmaba con la autoridad de un experto que la escasez de alimentos se debía al calentamiento global producido por el capitalismo, como si la lista de los responsables de este fenómeno no la estuvieran encabezando China, Rusia y los Estados Unidos por igual. Así se buscan culpables en cualquier lado, menos en el modelo socialista que sirve para la protesta pero no para la propuesta, pues donde se ha implantado sucede lo mismo que le pasa a Venezuela hoy en día. En todas esas experiencias la realidad es más o menos la misma: grandes masas depauperadas mientras los gobernantes y sus socios exhiben con ostentación sus enormes fortunas.
Hay países como Cuba que tienen más de 50 años esperando la llegada del paraíso, otros como China han cambiado a una original fórmula de capitalismo en la economía y dictadura en el gobierno, otros como Rusia han derivado en un capitalismo corrupto y una dictadura personalista. Otros se trasformaron radicalmente hacia la democracia liberal y con ello a la prosperidad, como la mayoría de los países del este de Europa.
Venezuela despertará pronto de la pesadilla y son diversas las alternativas para enderezar los caminos. Creo que está claro que no nos queremos matar unos con otros, a pesar de las cuotas de vidas humanas que ya ha costado, sea por la violencia política, la delincuencia desatada o la ruina de los sistemas de salud y alimentación.
Tendrá que ser la soberanía popular quien escoja entre las opciones, a las cuales se tiene que llegar mediante las conversaciones y los acuerdos que son señales de lucidez. La pesadilla quedará atrás, no lo dudemos, dando paso a nuevos sueños y desafíos.