@victoralvarezr
Al Banco Central de Venezuela se le critica que emita dinero sin respaldo para financiar el déficit de Pdvsa, Corpoelec, Hidroven y muchas otras empresas públicas que no generan ingresos ni siquiera para pagarla nómina. Esta inyección desmesurada de dinero en una economía castigada por una prolongada contracción se ha convertido en el principal factor propagador de la hiperinflación, la cual también devora el poder adquisitivo de los ingresos fiscales.
Nominalmente da la impresión de que el gobierno gasta mucho, pero en términos reales, por la disolución del poder de compra del bolívar, termina gastando poco. En condiciones de hiperinflación, la desincronización entre el momento en el que se causan los impuestos y el momento en el que se recaudan sentencia que el poder adquisitivo del ingreso fiscal también se disuelve.
¿Qué medidas fiscales o monetarias habría que tomar para superar el círculo vicioso en el que cae un gobierno deficitario al financiarse con emisión monetaria que atiza la hiperinflación y disuelve aún más el gasto público en términos reales? ¿Por qué que se le atribuye tanta importancia a la autonomía del Banco Central para erradicar la hiperinflación y recuperar el signo monetario nacional?
El artículo 320 de la Constitución habla de un Acuerdo Anual de las Políticas para coordinar y armonizar las políticas fiscales, cambiarias y monetarias y sobre esta base lograr estabilidad de los precios, un crecimiento económico sostenido, el equilibrio en la balanza de pagos y la generación de empleo estable y bien remunerado. Sin embargo, Venezuela ostenta la siniestra triple corona de ser el país con la mayor contracción económica, la mayor hiperinflación y la mayor tasa de desempleo del mundo.
¿Qué ha pasado con la Coordinación Macroeconómica? ¿Quiénes son los responsables de diseñarla y ejecutarla? ¿Qué responsabilidad le toca a cada organismo para superar los problemas de escasez, hiperinflación y desempleo que azotan al país? ¿Cómo hacer para retomarla?
En los últimos años las premisas relativas al PIB, inflación, tasa de cambio y precios del petróleo no se han cumplido. El gasto público supera ampliamente los precarios ingresos fiscales y pareciera que está más que clara la necesidad de llevar a cabo un ajuste fiscal y una reforma tributaria para corregir el déficit estructural de las finanzas públicas, erradicar su financiamiento con emisiones de dinero inflacionario estabilizar la economía y echar las bases para un proceso de crecimiento económico sin inflación. Sin embargo, a los programas de ajuste suele atribuírseles un impacto antipopular al sincerar las tarifas de los servicios públicos, eliminar los subsidios, aumentar el precio de la gasolina, privatizar empresas del Estado deficitarias y liquidar entes públicos, con la consiguiente reducción de la burocracia. En una economía exhausta y una sociedad empobrecida luego de varios años de contracción económica e hiperinflación estas medidas de ajuste suelen ser muy mal recibidas por la población y se convierten en el detonante de estallidos sociales que abortan los programas de ajuste económico.
¿Cuál es el margen de maniobra que realmente existe para llevar a cabo ese ajuste fiscal? ¿Por dónde se puede recortar el gasto y por dónde se pueden aumentar los ingresos? ¿Cómo hacer para que los costos de este ajuste no lo paguen los sectores más vulnerables de la población?
En el debate económico nacional, unos afirman que Venezuela ha dejado de ser un país petrolero y otros responden que mientras haya petróleo en el subsuelo seguiremos siendo un país petrolero y lo que hay que plantearse es superar la cultura rentista. Ambos coinciden en que la declinante renta petrolera ya no puede ni podrá pagarlo todo, que la economía venezolana ya no será dinamizada por el motor del gasto público y esta cuestión plantea la compleja tarea de la diversificación productiva y la ampliación de la base de recaudación fiscal.
¿Cuáles son los cambios en la naturaleza de los ingresos fiscales que sustentan este debate entre Venezuela post-petrolera o Venezuela post-rentista? ¿Cómo se ha comportado el ingreso fiscal de origen petrolero versus los ingresos derivados de los impuestos que pagan los contribuyentes? ¿Por qué se habla del agotamiento del rentismo y la necesidad de avanzar hacia una nueva cultura tributaria? ¿Para superar el rentismo es necesario eliminar los subsidios a la electricidad, agua, gas, telecomunicaciones, combustibles? ¿Tendremos que pagar más impuestos? ¿Está preparada Venezuela para superar la cultura rentista?
Para responder a estas preguntas vamos a terminar la conversación que iniciamos con el profesor Ronald Balza (@RonalBalzaG), Decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), en el marco de la serie “Diez conversaciones estelares con diez de los mejores economistas de Venezuela”. Te invitamos a ver la segunda parte de esta entrevista en el video YouTube Subsidios y gratuidades indebidas se pagan con impuesto inflacionario https://youtu.be/wVnKOHlZnrw