Caracas, 23 abr (EFE).- La ceremonia de beatificación del médico venezolano José Gregorio Hernández, que tendrá lugar el 30 de abril en Caracas, contará con la presencia de tan solo 150 personas, al verse reducidas las expectativas iniciales debido a la pandemia por covid-19, y estará presidida por el secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Pietro Parolin.
La coordinadora de la Comisión Nacional para la Beatificación de José Gregorio Hernández, Albe Pérez, dijo en una rueda de prensa virtual que el número de asistentes estimados se redujo notablemente después de que el acto cambiara de su sede inicial, el Estadio Olímpico de la Universidad Central de Venezuela, a una pequeña iglesia del norte de Caracas.
En este recinto, agregó, estarán presentes representantes de la Iglesia, familiares de José Gregorio Hernández, devotos y organizadores.
«Hay que disminuir el alcance físico de la ceremonia, debemos ser los primeros en velar (por la salud)», añadió Pérez al reivindicar la decisión de celebrar el acto de manera «muy austera» para evitar que se transforme en un foco de contagios de la covid-19.
En la ceremonia también estará presente la niña Yaxury Solórzano, quien sufrió una herida de bala en la cabeza en marzo de 2017 y sobrevivió, considera la Iglesia católica, gracias a un milagro de José Gregorio Hernández.
Asimismo, Pérez dijo que el secretario del estado del Vaticano, el cardenal Pietro Parolin, presidirá la ceremonia junto a los cardenales venezolanos Baltazar Porras y Jorge Urosa Savino, así como el actual nuncio apostólico en la nación caribeña, Aldo Giordano.
Parolin, quien fuera nuncio apostólico en Venezuela, llegará al país el 29 de abril, «en una visita de carácter estrictamente religioso».
El cardenal Porras, que también participó en la rueda de prensa, pidió a los venezolanos estar atentos a las indicaciones para acompañar el acto que irán surgiendo en los próximos días.
Nacido el 26 de octubre de 1864 en un pequeño poblado del occidental estado de Trujillo, José Gregorio Hernández se ganó su halo de santidad tanto en Venezuela como en los países del entorno por su labor en pro de los más desfavorecidos y sus reivindicaciones para reclamar más atención de los Gobiernos hacia las regiones del interior de Venezuela.
Por eso, ya es considerado un santo -rango superior al de beato en el seno de la Iglesia católica- entre los más humildes de Venezuela y buena parte de la América andina, donde se le atribuyen numerosos milagros y donde los feligreses piden hace años su intervención para curarse de todo tipo de problemas médicos.