SOBRE PENSAMIENTO MÁGICO Y DESEOSO | Por: Ernesto Rodríguez

 

Hace unos días regresaba de comprar muy poca comida y me encontré con un conocido. Le comenté: “Solamente pude comprar esta miseria de comida” y para mi sorpresa me respondió: “No hay que nombrar la palabra ‘miseria’ porque entonces atraemos la miseria…Tenemos que hablar de ‘riqueza’ para atraer la riqueza y decir que todo está ‘excelente’ para atraer energías positivas”…Yo me quedé perplejo ante semejante manera de razonar y eso me motivó a escribir el presente artículo.

Rhonda Byrne (nac. 1951) es una escritora pseudo-científica, guionista y productora de televisión australiana que en el año 2006 publicó un libro titulado: ‘El Secreto’. Luego publicó otros libros: ‘El Poder’ (2010) y ‘La Magia’ (2012). Ese mismo año 2006 se estrenó la película con el mismo título: ‘El Secreto’.

Esa obra ‘El Secreto’ de Rhonda Byrne tuvo mucho éxito y está relacionada con la llamada ‘Ley de la Atracción’ que se basa en la creencia de que los pensamientos (conscientes o inconscientes) influyen sobre las vidas de las personas, y el argumento es que los pensamientos son ‘unidades energéticas’ que devolverán a la persona una onda energética similar. La frase ‘Ley de la Atracción’ ha sido utilizada por algunos escritores asociándola con la frase: ‘Te conviertes en lo que pienses’.  En la película ‘El Secreto’ hay una escena en la cual una muchacha mira un lujoso collar en el escaparate de una joyería y acto seguido lo tiene alrededor de su cuello. Obviamente el mensaje es que ella deseó ese collar y gracias a ese deseo lo obtuvo.

Esa ‘Ley de la Atracción’ ha sido relacionada con el llamado ‘Efecto Pigmalión’. Recordemos que el poeta latino Ovidio (43 A. de C. -17) entre sus diversos trabajos publicó ‘La Metamorfosis’, en la cual recopila una serie de antiguos mitos griegos. Entre esos mitos hace referencia al famoso mito de Pigmalión y Galatea (Libro 10, 243-297). En ese mito el escultor griego Pigmalión se enamoró de una de sus creaciones llamada Galatea, y a tal punto llegó su pasión por la escultura, que la trataba como si fuera una mujer real, como si estuviera viva. El mito continúa cuando la escultura adquiere vida después de un sueño de Pigmalión cuando Afrodita (diosa mitológica griega del amor) da vida a la escultura al ver el amor que Pigmalión sentía por su obra.

Sobre este asunto, hay que hilar fino para separar lo que puede haber de verdad y de falsedad. Es muy bien conocido que para lograr cualquier meta en la vida hay que tener dedicación, entusiasmo, ilusión, optimismo para lograrla, etc. Pero una cosa es tratar de lograr propósitos dentro del marco de las posibilidades naturales físicas reales, y otra cosa es pretender que una persona puede lograr cualquier meta que se proponga aunque sea increíblemente fantasiosa. Esta última alternativa simplemente es creer en cosas absurdas sin pies ni cabeza. Hasta donde conocemos no hay ninguna evidencia científica que sustente esa llamada ‘Ley de la Atracción’. Por supuesto, hay muchas cosas que la ciencia todavía no ha descubierto y es posible que en un futuro quizás se descubran cosas que ahora nos parecen sorprendentes. Pero eso de ninguna manera justifica que actualmente se hagan aseveraciones absolutamente carentes de evidencias. Aseverar algo fantástico sin evidencias es charlatanería pura y simple. Probablemente el escritor anglo-norteamericano Christopher Hitchens (1949-2011) lo expresó de manera inmejorable: “Lo que puede ser aseverado sin evidencias, también puede ser desechado sin evidencias” (1). El astrofísico norteamericano Carl Sagan (1934-1996) en su colección de ensayos titulada: ‘El Cerebro de Broca’ (1979) dice lo siguiente: “Planteamientos extraordinarios requieren evidencias extraordinarias” (2)….Dicho en otras palabras…¡Para aseverar que una ley tan extraordinaria como esa supuesta ‘Ley de la Atracción’ es valedera, hay que proporcionar evidencias extraordinarias a favor de que es valedera!.

Es importante criticar esa fulana ‘Ley de la Atracción’ porque es frecuente en nuestra población ese tipo de ‘pensamiento deseoso’ y ‘mágico’ al estilo de Rhonda Byrne. Ese tipo de pensamiento es algo muy negativo porque no basta con desear algo para que se haga realidad, ni en la vida personal ni en la política ni en nada.

Por otra parte, el ´pensamiento deseoso’ es muy antiguo. La llamada ‘Guerra del Peloponeso’ entre Atenas y Esparta duró desde el año 431 A. de C. hasta el año 404 A. de C. y culminó con la derrota de Atenas. La principal referencia sobre esa guerra es la obra ‘La Guerra del Peloponeso’ del historiador griego Tucídides (aprox. 460-400 A. de C.) que se esforzó por comprender la realidad de los acontecimientos sobre la base de las evidencias y el ejercicio de la razón. Asimismo Tucídides rechazaba las interpretaciones de los acontecimientos que recurrían a lo sobrenatural. Por ejemplo hubo una terrible plaga que azotó a Atenas los años 430 y 429 A. de C., es decir, precisamente cuando comenzó la guerra. Tucídides se refiere a esa plaga que causó muchas muertes y dice: “Respecto a los dioses, los hombres llegaron a la conclusión de que era igual si se les adoraba o no, porque los hombres morían igual” (Libro II, 53). Tucídides prosigue: “En ese tiempo tan terrible era natural que los hombres recordaran este verso, que los ancianos decían que se había cantado hace mucho tiempo: ‘Vendrá una guerra con los Dorios / Y con ella vendrá una plaga’. Pero las personas discrepaban sobre las palabras precisas del verso. Algunas decían que en el verso lo que predijeron los antiguos no era ‘plaga’ sino ‘hambruna’. Pero en esta ocasión naturalmente tuvieron la victoria los que decían ‘plaga’ porque la gente hace que sus recuerdos se ajusten a la experiencia. Yo pienso que seguramente si hay otra guerra Doria después de esta, y viene una hambruna, entonces lo natural será que la gente recite la versión del verso que habla de ‘hambruna” (Libro II, 54). Vemos cómo Tucídides desenmascara la tendencia psicológica de la gente a adecuar los oráculos a la experiencia.

En la obra Tucídides describe un diálogo muy interesante entre los atenienses y los melios, que habitaban en la isla de Melos y eran una colonia de Esparta. En el diálogo los atenienses advierten a los melios que deben rendirse porque su capacidad militar es muy inferior, y los atenienses dicen: “No recurran a esperanzas ciegas (…) a la adivinación, los oráculos y otras cosas por el estilo que destruyen a los hombres dándoles esperanza” (Libro V, 103). Los melios responden: “Nosotros confiamos en que nuestra buena suerte no será menor que la vuestra. Los dioses están de nuestro lado porque nosotros somos inocentes frente a hombres injustos” (Libro V, 104). Los atenienses responden: “El favor de los dioses está tanto hacia nuestro lado como hacia el de ustedes” (Libro V, 105). Los melios siguieron obcecados sin reconocer su obvia debilidad y los atenienses les dijeron: “Nos parece por esta discusión, que ustedes son los únicos hombres que piensan que conocen el futuro con más claridad que lo que está delante de sus ojos, y que por medio de pensamiento deseoso, ven eventos inciertos como si fuera seguro que se harán reales. Ustedes han apostado todo sobre la base de la confianza en la esperanza, la buena suerte y los lacedemonios, y ustedes se verán arruinados en todo” (Libro V, 113). Finalmente los atenienses asediaron a los melios y éstos no tuvieron más remedio que rendirse, y: “Los atenienses mataron a todos los hombres en edad militar, y esclavizaron a las mujeres y los niños” (Libro V, 116).

En efecto,,.¡Los ‘pensamientos deseosos’ no bastan para cambiar la realidad!…¡Solamente las acciones eficaces basadas en evidencias y el ejercicio de la razón cambian la realidad!

Por otro lado, el ‘pensamiento deseoso’ frecuentemente está asociado a una actitud ‘super optimista’ hacia todos los acontecimientos en la vida.

Algunos autores denominan ‘Ley de Pangloss’ a la concepción de un optimismo exagerado y absurdo sobre todo lo que sucede, y ‘Ley de Murphy’ a la concepción de un pesimismo exagerado (3).

El gran escritor francés Voltaire (1694-1778), en su obra ‘Cándido o el Optimismo’ (1759) se mofa de la tesis sobre el optimismo del filósofo alemán G.W. Leibniz (1646-1716), que en su obra titulada: ‘Teodicea’ (1710) dice que vivimos en el mejor de todos los mundos posibles  (Libro 1, sección 8).

El Dr. Pangloss (del griego: ‘todo lengua’) es el tutor viejo y pedante de Cándido, y su característica notable es su incurable optimismo, porque desde el comienzo de la obra dice: “Es evidentísimo que las cosas no pueden ser de otro modo; porque habiendo sido todo formado para un fin, todo es necesariamente para el mejor de los fines. Fijaos bien en que las narices se hicieron para llevar anteojos; por eso llevamos anteojos. Las piernas a todas luces se hicieron para ponerles calzas; y por eso nos ponemos calzones. Las piedras han sido formadas para que los hombres las labrasen y con ellas hicieran castillos; por eso su señoría tiene un magnífico castillo: el principal barón de la provincia ha de ser quien tenga el mejor alojamiento. Los cerdos nacieron para ser comidos; por eso comemos tocino todo el año. Por consiguiente, los que han dicho que todo está bien han dicho una solemne tontería; debieron decir que todo está lo mejor posible” (Cap. 1).

En la obra, aunque sufren terribles desgracias, Pangloss dice: “todo es indispensable; las desgracias particulares forman el bienestar general, de modo que cuanto más desdichas particulares hay, tanto mejor para el todo” (Cap. 4). En la vida real el 1 de noviembre de 1755 hubo un fuerte terremoto en Lisboa entre 8,5 y 9 grados Richter en el que se calcula que perecieron más de 30.000 personas. En la obra de Voltaire, el Dr. Pangloss y Cándido sufren el terrible terremoto, pero Pangloss consuela a los sobrevivientes malheridos diciendo: “las cosas no podían ser de otro modo; porque si hay un volcán en Lisboa, no podía estar en otra parte; porque es imposible que las cosas no estén donde están; porque todo está lo mejor que puede estar” (Cap. 5).

Por eso el término ‘Panglossismo’ se emplea para designar una concepción según la cual todo lo que sucede es lo mejor que puede suceder.

En el extremo opuesto está la llamada ‘Ley de Murphy’ según la cual: “Si algo malo puede pasar, entonces pasará”. Esta ley se atribuye al Capitán norteamericano Edward A. Murphy (1918-1990), que era ingeniero aeroespacial y la enunció de manera parecida en 1949 (4).

Resulta demasiado obvio que tanto el ‘Optimismo Panglossiano’ como el ‘Pesimismo de Murphy’ son equivocados. Lo que tenemos que hacer es analizar de una manera muy realista todos los acontecimientos y prever escenarios probables.

NOTAS: (1) Christopher Hitchens (2003) ‘Mommie Dearest’, Slate, October 20. (2) Pag. 73 en Carl Sagan (1979) ‘Broca’s Brain’. Ballantine Books. (3) Pags. 232-233 en Richard Dawkins (2011) ‘The Magic of Reality’. Bantam Press (4) Pag. 647 en ‘The Oxford Dictionary of Quotations’. Oxford Univ. Press (2001).

ernestorodri49@gmail.com

 

 

 

 

 

 

 

 

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