SOBRE LEER OBRAS LITERARIAS Y MEJORAMIENTO MORAL | Por: Ernesto Rodríguez

 

Ernesto Rodríguez (ernestorodri49@gmail.com)

Es bien conocido que sobre todo durante la juventud, el humano imita modelos de conducta y eso contribuye a forjar su personalidad y sus virtudes….¡o sus vicios!…En efecto, ya en la antigua Grecia y Roma diversos autores se percataron de la importancia de las narraciones para forjar virtudes en el ciudadano. Podríamos citar muchísimos ejemplos pero bastará con referir el caso del historiador y filósofo griego Plutarco de Queronea (aprox. 46-120) y su conocida obra: ‘Vidas Paralelas’ en la cual compara una serie de vidas de autores griegos y romanos, sobre todo estadistas. El objetivo de tal obra era didáctico en el sentido de que el lector analice las acciones encomiables y las acciones condenables de los diversos personajes considerados, con el fin de que el lector pueda mejorar sus virtudes éticas y su comportamiento en la vida. Por eso en el Proemio de la vida del general romano Lucio Emilio Paulo (228-160 A. de C.), Plutarco dice: “Aunque en un principio escribí las ‘Vidas’ para los demás, durante la prosecución de la tarea he llegado a realizarla mirando también a mí mismo, en el sentido de que considero la narración como un tipo de espejo y trato de organizar mi vida de acuerdo a las virtudes de los personajes. No hay experiencia que se iguale a la de emplear tiempo en compañía de ellos, y al vivir con ellos, recibo a cada uno por separado como si fuera un invitado y observo su “estatura y cualidades”, y escojo entre sus acciones esas que me parecen particularmente importantes y valiosas de conocer. ¿Y qué mayor delicia se puede encontrar? ¿Y podríamos encontrar un medio más efectivo de mejoramiento moral?” (Proemio a las vidas de Paulo Emilio y Timoleón).

Plutarco era seguidor de la filosofía de Platón (427-347 A. de C.) pero en cuestiones de ética era seguidor de Aristóteles (384-322 A. de C.) y por eso consideraba que el ser humano con la dedicación y el esfuerzo puede progresar y desarrollar virtudes. Plutarco también escribió una serie de ‘Ensayos Morales’ y uno de ellos se titula: ‘Control de la Ira’. En ese ensayo refiere cómo su amigo llamado Minucio Fundano aprendió a controlar su ira. Fundano desarrolló sensibilidad sobre los efectos perniciosos de la ira observando a conocidos que incurrían en ese repudiable estado emocional y Fundano asevera que eso es equivalente a tener un espejo delante cuando uno mismo tiene arranques de ira (secciones 455e-456b).

Por otra parte, podríamos citar muchísimos autores cuyas obras han contribuido al humanismo, pero por razones de espacio me limitaré solamente al escritor inglés Charles Dickens (1812-1870). En sus novelas nos presenta personajes de extraordinaria belleza moral y modelos de conducta tan admirables que en algunos casos llegan a ser estremecedores. En sus obras exalta las virtudes de la lealtad, la delicadeza con los sentimientos de los demás, el agradecimiento, la sinceridad, la solidaridad, etc. De igual manera nos presenta personajes ruines, crueles, arribistas y bajos, y el lector ineludiblemente analiza los contrastes, y como decía Plutarco, se puede utilizar la novela como un tipo de espejo para el propio mejoramiento.

Por otro lado, ya se conocen una serie de evidencias de que hay una correlación positiva entre leer obras de ficción literaria y la capacidad de asumir el punto de vista de otra persona. Es decir, cuanto más se lee, mayor es esa capacidad de ponerse en el lugar de otro, lo cual tiene obvias implicaciones morales. Por ejemplo, se ha encontrado que cuando se lee una novela, el lector puede ponerse en el lugar de alguno de los personajes y hasta puede adquirir una conexión emocional cuando ese lector analiza lo que sentiría si le ocurriera en su vida real lo que le ocurre a ese personaje de ficción en la novela.

En tal sentido es interesante referir tres estudios. En primer lugar veamos un estudio que el neurocientífico israelita-estadounidense Uri Hasson (nac. 1972) y su equipo de la Universidad de Princeton. realizaron en el año 2011. En ese estudio primero escanearon el cerebro de una mujer mientras leía en voz alta una obra de literatura. La narración fue grabada mientras leía y luego otras personas escucharon la grabación de esa lectura y sus cerebros también fueron escaneados mientras escuchaban. Lo que se encontró fue muy interesante. Cuando la mujer leía ciertos pasajes de la obra se activaba la región emocional del cerebro llamada ‘ínsula’ y en otros pasajes se activaba la corteza cerebral. Lo mismo se encontró al escanear los cerebros de las personas que escucharon luego la grabación: En los mismos pasajes en que se activaba la ínsula cerebral de la mujer lectora también se activaba la ínsula cerebral de los oyentes y en los pasajes en que se activaba la corteza cerebral de la mujer también se activaba la corteza cerebral de los oyentes. La obra de ficción literaria prácticamente ocasionó una sincronización del cerebro de la mujer y los cerebros de los que la escucharon luego, lo cual significa que tal lectura quizás hizo posible una forma de ‘perspectiva moral’ compartida entre los participantes.

Asimismo, en el año 2013 los psicólogos David Comer Kidd y Emanuele Castano publicaron en la revista ‘Science’ resultados de estudios sobre la relación causal entre leer ficción literaria de gran calidad y la capacidad de asumir la perspectiva de otros. Encontraron que las personas que habían leído ese tipo de obras tenían una capacidad significativamente mayor para detectar las emociones de otras personas y para interpretar lo que otras personas estaban pensando. Ambos estudios referidos tienen evidentes implicaciones para el mejoramiento moral, porque uno de los requisitos para que una persona tenga un buen comportamiento moral es que sea capaz de ponerse siempre en el lugar de otras personas que puedan resultar beneficiadas o perjudicadas por sus acciones. No obstante, yo creo que es un requisito necesario pero no suficiente, porque se da el caso de personas que han leído mucho y son capaces de ponerse en el lugar de los demás y sin embargo son muy malignas. Pero podemos suponer que cuando una persona desarrolla más esa capacidad de ponerse en el lugar de otros, al menos tiene más posibilidades de desarrollar también una perspectiva moral más acertada y razonar mejor sobre temas y dilemas morales.

Por otra parte, en varios estudios se ha encontrado que cuando las personas que están en prisión leen, estudian y obtienen un grado universitario, tienen más probabilidad de reinsertarse luego en la sociedad como buenos ciudadanos.

Para finalizar, una posible conclusión sería que promover la lectura entre la población quizás podría contribuir a mejorar la capacidad de reflexión moral. Sobre todo sería muy importante en el caso de las personas jóvenes.

NOTA: La información sobre los tres estudios referidos en el presente artículo la he tomado de Pags. 28-30 en Michael Shermer (2015) ‘The Moral Arc. How science and reason lead humanity toward truth, justice and freedom’. Henry Holt and Co.

 

 


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