SOBRE LA EUTANASIA | Por: Ernesto Rodríguez

 

Ernesto Rodríguez (ernestorodri49@gmail.com)

 Recientemente el cantautor venezolano Rudy Márquez (1942-2024) se sometió a una eutanasia voluntaria en Medellín (Colombia) el 9 de octubre de 2024 debido a que sufría un cáncer avanzado.

El término ‘eutanasia’ proviene del griego y significa: “buena muerte”. Escribo en noviembre de 2024 y la eutanasia está prohibida en la mayoría de los países. Hay dos tipos fundamentales de eutanasia. Una es la  ‘Voluntaria’ que es legal en los Países Bajos, Bélgica, Luxemburgo, Colombia, Canadá, España, Nueva Zelanda, Portugal y Ecuador. En Australia es legal en los estados de Australia Meridional, Australia Occidental, Nueva Gales del Sur, Queensland, Tasmania y Victoria.

Pero también existe le llamado ‘Suicidio Asistido’ cuando el profesional médico proporciona al paciente los medios para que sea él mismo quien se cause la muerte. En Suiza se permite esta modalidad.

La eutanasia sin consentimiento previo del paciente es ilegal en todo el mundo.

En el año 1997 el Tribunal Supremo de Estados Unidos debía decidir si los enfermos sin esperanza de curación tenía derecho a acelerar su propia muerte en vez de continuar con su agonía. Para tomar una decisión, el Tribunal solicitó a seis eminentes especialistas en filosofía de la moral, que emitieran un dictamen.

Los filósofos eran el estadounidense Ronald Dworkin (1931-2013), Thomas Nagel (nac. 1937 en Serbia), el estadounidense Robert Nozick (1938-2002), John Rawls (1921-2002), el estadounidense Thomas Scanlon, y la estadounidense Judith Jarvis Thomson (1929-2020).

Su conclusión fue la siguiente: “Todo individuo tiene derecho a tomar las decisiones más íntimas y personales que son fundamentales para la dignidad y la autonomía de la persona. Este derecho abarca el derecho de ejercer un control sobre el momento y sobre la manera de la propia muerte” (1)

Pero a pesar de tal dictamen la decisión del Tribunal fue negar a los enfermos terminales el derecho a adelantar su propia muerte.

No obstante, a pesar de que la eutanasia sea ilegal, en la práctica muchos médicos la aplican. En efecto, se han realizado investigaciones entre médicos de Australia, Europa y Estados Unidos, y se encontró que un elevado porcentaje, entre 20 % y más del 50 % de los médicos entrevistados estaban dispuestos a administrar  una inyección letal o ya lo habían hecho (2).

El eminente filósofo australiano Peter Singer (nac. 1946) ha sido profesor de Bioética en la Universidad de Princeton y es muy conocido por sus numerosas obras sobre ética, en las cuales considera entre otros temas, el de la eutanasia voluntaria.

En su importante obra titulada: ‘Ética Práctica’ (1993) Singer dice sobre la eutanasia voluntaria: “Según las leyes vigentes en muchos países, las personas que sufren de un dolor o malestar insoportable debido a una enfermedad incurable, y solicitan a sus médicos que finalicen sus vidas, exponen a esos médicos a un riesgo de ser acusados por asesinato (…) los defensores de la eutanasia voluntaria proponen que esas leyes sean cambiadas de tal manera que un médico pueda ayudar legalmente a un paciente para que fallezca y deje de sufrir” (3). Peter Singer señala que vivir es un derecho, pero una persona puede renunciar a ese derecho. Veamos sus propias palabras: “Una característica esencial de un derecho es que una persona puede renunciar a ese derecho si así lo escoge. Yo puedo tener el derecho a la privacidad; pero yo puedo, si lo deseo, filmar cada detalle de mi vida diaria e invitar a los vecinos para que vean las películas que he filmado. Los vecinos que sientan curiosidad y acepten mi invitación podrían hacerlo sin violar mi derecho a la privacidad, porque en esta ocasión he renunciado a ese derecho. De manera similar, decir que tengo un derecho a vivir no significa que sería incorrecto que un médico finalice mi vida, si lo hace porque se lo he solicitado. Al solicitarlo yo renuncio a mi derecho a vivir (…) el principio de respeto por la autonomía nos dice que debemos permitir que agentes racionales vivan sus propias vidas de acuerdo a sus decisiones autónomas, libres de coacción o interferencia. Pero si agentes racionales de manera autónoma escogieran morir, entonces el respeto por la autonomía nos conduciría a asistirlos para que puedan hacer lo que escogieron” (4).

De manera similar, el eminente genetista italiano Luca Cavalli-Sforza (1922-2018) y su hijo, el filósofo Francesco Cavalli-Sforza (nac. 1950, Inglaterra) en su importante obra: ‘La Ciencia de la Felicidad’ (1997), analizan el tema de la eutanasia y se inclinan a  favor de su legalización (5).

Sinceramente yo estoy totalmente de acuerdo con lo que plantea Peter Singer y lo que plantean estos autores mencionados. La eutanasia debería ser aprobada incluso en el caso de que el paciente no sufra una enfermedad dolorosa terminal.

Con la vejez vienen muchos achaques que pueden convertir la vida en una mofa grotesca y dolorosa, aunque no haya una enfermedad terminal incurable.

 

 

NOTAS: (1) Pag. 278 en Francesco Cavalli-Sforza y Luca Cavalli-Sforza (1998) ‘La Ciencia de la Felicidad’ (Editorial Grijalbo, España, 1998. Edición original en italiano 1997). (2) Pag. 276 en Francesco Cavalli- Sforza y Luca Cavalli-Sforza Op.Cit. (3) Pag. 193 en Peter Singer (1993) ‘Practical Ethics’. Cambridge University Press (4)  Pag. 195 en Peter Singer (1993), Op.Cit. (5) Pags. 272-278 en Luca Cavalli-Sforza y Francesco Cavalli-Sforza, Op.Cit.

 

 

 

 

 

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