La dura prueba del paso del tiempo la has asumido estoica y sonriente, erguida, desde aquel día en que nuestros ancestros primigenios timoto-cuicas decidieron establecerse en este Olimpo terrenal que es tu aspecto y tu perfil, para quedarse a vivir el rigor de tu magnificencia, el cálido frío de tu ambiente de nieblas, de las frías noches, en las que se reflejan entretenidos las estrellas y luceros, en tu corriente de plata, con la frecuente y cambiante e invitada luna, que con su romántica luz recorre una y otra vez el cauce del armonioso, cantarino y sinuoso río Momboy, y el de las quebradas y corrientes que le rinden pleitesía.
Hoy, como ayer los aborígenes refugiados en este valle edénico y los conquistadores que mezclaron nuestra raza, seguimos extasiados con el deleitoso y fragante olor de tus follajes y líquenes forestales; enamorados y orgullosos de tu idílico paisaje de cerros y montañas, de la diversidad de tus colores y tus flores que brillan bajo el sol en tu regazo; habituados a tu bucólica paz en la hemos encontrado desde antaño la mansedumbre que hoy sigue siendo parte de la estirpe del puertense. Tu gentilicio que por generaciones, sin importar el sincretismo racial ineludible, del que nos sentimos honrados y felices, soslayando la fatídica crisis política de nuestra patria acongojada y el temor de la pandemia que amenaza nuestras vidas, ha querido homenajearte una vez más, con motivo de esta importante fecha que te hace Cuatricentenaria, no sin antes reconocer los errores que en el trato a tu frágil hermosura se han cometido, lamentablemente luego de haberse celebrado tu trisesquicentenario hasta la actualidad.
Pero los puertenses, tus hijos, más conscientes de tu importancia y significación en nuestros corazones ya hemos emprendido las propuestas que te salvarán del trato inmerecido, deteniendo las mentes y manos permitidas que se han conjurado para ofenderte con abstractas y necias ideas que serían el ocaso de tu espléndida presencia.
¡OH! Lugar de ensoñación, Puerta del paraíso, Aldea virgiliana, Mágica Puerta de los años, Comienzo y fin de nuestras fábulas, Tierra de égloga; expresiones de tus poetas ensimismados y cautivos que hoy reiterarían con sus líricos versos su pasión por ti. Eres Templo de corazones lugareños y foráneos que te aman y te celan expectantes, en el Atrio de tu majestuoso valle, donde oran y cantan con tus pájaros y plateado río. Desde nuestra cordillera y de cara a los escarchados páramos andinos, hacemos loas agradeciendo fervorosos la infinita bondad de nuestro Creador por concedernos la dicha de vivir en tus predios maternales.
Luis A. Villarreal P.
LA FUNDACIÓN DE LA PUERTA SE UBICA EN EL PROCESO COLONIAL DE LA ENCOMIENDA, CON EL ESTABLECIMIENTO DE LA CUARTA DOCTRINA DEL PUEBLO DEL SEÑOR SAN PABLO, A CASI 128 AÑOS DEL DESCUBRIMENTO DE AMÉRICA Y A 63 DE LA FUNDACIÓN DE TRUJILLO
La Puerta fue fundada el 9 de agosto de 1620. Según historiadores, ya para 1687, el Alférez Don Diego Jacinto Valera y Mesa, Alcalde ordinario de la ciudad de Trujillo, al servicio de su majestad Carlos II, visitó el Pueblo del Señor San Pablo con la misión de empadronar o censar a los indios y darles su libertad, por cuanto estaban trabajando en las encomiendas como esclavos.
A escasos 128 años del novedoso descubrimiento de América en Guanhaní en 1942; a 122 años del descubrimiento de Venezuela, en el tercer viaje de 1498; y apenas 63 años de la fundación de Trujillo, nuestra capital estadal en 1557, se establece entonces —en la cabecera del Valle del Momboy— la Cuarta Doctrina del Pueblo del Señor San Pablo, integrado por indígenas cuicas y timotes, formando seis encomiendas.
Evocamos aquellos días, tal vez de sorpresa, confusión, desconcierto o sufrimiento de nuestros antepasados aborígenes frente a la conquista incontenible, no como un acto de resentimiento o complejo colectivo, sino más bien con la resignación realista de lo que ha sido nuestro destino, del que hoy más que nunca nos sentimos honrados y felices, por ser parte ya de esa sangre nueva que contiene el ADN irreversible de nuestra historia desde la trascendental época colonial.
EL NOMBRE DE LA PUERTA TIENE SU SIGNIFICACIÓN HISTÓRICA EN UN HITO RELEVANTE DE LA REORGANIZACIÓN POLÍTICA COLONIAL, EN LA QUE OBTUVIMOS EL ESTATUS DE CAPITANÍA GENERAL DE VENEZUELA
De acuerdo a las páginas de la historia , una vez que entre 1717-1777, cuando las provincias de Venezuela pertenecieron políticamente al Virreinato de Nueva Granada, nuestro país fue erigido en Capitanía General. Separados absoluta y definitivamente de Nueva Granada los españoles venidos de El Tocuyo, arguyendo derechos de conquista se aferran al país de los Cuicas donde habían fundado a Trujillo, produciéndose con sus congéneres de Bogotá una frontera que ha de separar las dos jurisdicciones hasta 1784, perteneciendo Mérida al Virreinato hasta 1777 y Trujillo a la Gobernación de Venezuela. Siendo el territorio que hoy conforma el municipio Valera, zona fronteriza, constituye entonces al pueblo del señor San Pablo en puerta de entrada a la provincia de Venezuela desde tierras virreinales neogranadinas. De esta forma se ha entendido la razón y el porqué del cambio de su original nombre San Pablo del Momboy al actual y significativo nombre de La Puerta.
Comprendemos a satisfacción que por la ubicación y constitución geográfica y su magníficos atributos ambientales indiscutibles, a La Puerta se le haya venido adjetivando de diversas maneras, la mayoría de las veces tratando de encumbrarla y enaltecerla entre exclamaciones de importancia y sublimes versos, tal vez eclipsando su cualidad histórica en el forjamiento territorial de Venezuela y de nuestro estado Trujillo, del que sigue puerta de acceso desde los dominios merideños.
Esa es La Puerta en la que vivimos, y que ha de estar abierta a quienes entran y salen sin malicia…, como diría la sabiduría de un pastor y labriego llamado Luis Paredes. Es La Puerta rumorosa de abejas y palomas, que continuamente a mi recuerdo asomas, abierta de par en la distancia…, evocada en los clásicos sonetos de nuestro dilecto poeta Régulo Burelli Rivas.
EL REPARTO DE LOS RESGUARDOS DE INDÍGENAS, COMO PARTE DE LA ORGANIZACIÓN TERRITORIAL DE LA REPÚBLICA
Ya en la era republicana, para el 12 de mayo de 1891, el doctor José Colina Montilla, partidor de los Resguardos de Indígenas de la parroquia La Puerta, Distrito Valera, presenta el resultado de sus diligencias practicadas, deduciendo 24 hectáreas correspondientes a la población (los terrenos municipales), distribuyendo y adjudicando 1960 hectáreas a los comuneros de la región. De esta manera queda cerrado el capítulo de los derechos y excepciones, reserva o garantía, sobre la posesión territorial de nuestros ancestros timoto-cuicas sobre ese lugar inigualable que los albergó y seguramente los llenó de ilusiones.
Como beneficiarios de los Resguardos, y sin saber el número de descendientes que ya llevaban el sello del mestizaje, figuran en las adjudicaciones apellidos europeos que han hecho posible la existencia del pueblo de La Puerta, en ellos ha estado representado el más criollo gentilicio puertense. Cómo no hablar de la cepa de los apellidos que persisten: Briceño, Abreu, Rivas, González, Rondón, Torres, Salas, Sulbarán, Ramírez, Uzcátegui, Barrios, Carrasquero, Burelli, Rosales, Ruz, Rangel, y Mendoza, entre otros también tradicionales.
UN PUEBLO QUE ENCUENTRA INTERESANTE
SU ENTORNO CULTURAL, APEGADO A SU FE CATÓLICA
A mediados del siglo XX, en plena búsqueda de la civilidad democrática nacional que también fue traumática como los comienzos de la era republicana, creo que fue el tiempo donde empezó a recogerse la tradición cultural, para hacerse más amplia, llena de anécdotas y manifestaciones populares, con identidad algo más definida y común, de la cual, sobre nuestro terruño, nos hacen largos relatos: don Rafael Abreu en su libro La Puerta, un pueblo; Humo de hogueras, y Un día volver, de Ligia Burelli; Un valle, una aldea, un río, de Alirio Abreu Burelli.
Organizado en torno a su fe religiosa, el pueblo puertense pertenece a las sociedades de la Virgen de la Paz y de San Pablo Apóstol, patrones de la parroquia, santidades estas que se honran, respectivamente, los días 24 y 25 de enero en sus fiestas patronales, llamadas desde hace tiempo ferias agro-artesanales.
QUÉ Y A QUIENES RECONOCER Y SEÑALAR EN ESTE CUATRICENTENARIO,
POR SUS INCIDENCIAS EN EL DEVENIR HISTÓRICO
Entre los sucesos, iniciativas y personas, que se deben destacar por considerarlos más apremiantes a las limitaciones de este escrito, y que cronológicamente en términos genéricos ya he venido mencionando, tengo a bien adicionar lo siguiente:
La celebración del trisesquicentenario en agosto de 1970, se hace tal vez la fecha más relevante, en la medida que entraron en vigencia el uso del himno y el escudo de La Puerta. Esta verdadera exaltación —plena de identidad, civismo y fe puertenses— fue organizada por la asociación sin fines de lucro denominada Sociedad de Amigos de La Puerta. En aquel apoteósico aniversario brillaron por su creatividad los autores de los símbolos o emblemas de nuestra patria chica mencionados —doctores Régulo Burelli Rivas y Alirio Abreu Burelli, quien es el autor musical del himno—, y los benefactores de la comarca, capitaneados por nuestro entusiasta y recordado líder, gallardo y alegre, Antonio Ramón Simancas Carrasquero, siempre haciendo equipo con personas ilustres de la talla de Mario Castillejo Muelas, presbítero de entonces, y Miguel Ángel Burelli Rivas quien definitivamente nos enseñó a querer y valorar La Puerta, con sus intercesiones por ella.
Es muy oportuno destacar en este resumen tan comprometedor, las personas que en su emprendimiento privado de labores educativas dieron a La Puerta oportunidades para entonces muy singulares, con el establecimiento de la Escuela Técnica de Agricultura, por parte de Isaac Araujo, aunque no tuvo continuidad, fue su verdadero fundador; de la Escuela San José de Tarbes, a cargo de la congregación del mismo nombre; de la apertura del Colegio Nuestra Señora de La Paz, por impulso del equipo de Mario Castillejo, Antonio Ramón, y Miguel Ángel Burelli, entre otros; de la novedosa Escuela de Música de La Puerta, en cuya realidad jugó rol determinante Miguel Ángel Burelli y docentes que lo acompañaron, y al frente de la cual estuvo la inolvidable Elsa Rosales de Cabrita, y también uno de sus doctos y sencillos profesores que le dieron resplandor como fue Alberto Alvarado Sandoval, mexicano, director de la entrañable coral Niños Cantores del Valle del Momboy.
En el campo empresarial, aparte de los tradicionales plantadores de caña que con las chimeneas de sus trapiches mostraban el emporio agrícola de la comarca, en el que destacaron las familias Vieras, Ramírez, Araujo, entre otras. Y los más destacados como pioneros del turismo fueron don Carlos Gager, representante del Hotel Guadalupe, ícono del turismo local, y Elio Raggioli Ruggi que no sólo prefirió a La Puerta como inversionista urbanístico sino como su lugar recreativo especial, en su querida Urbanización Valle Verde. Su labor en todo el municipio Valera, será siempre reconocida.
En los predios de la política, principalmente municipal, hacemos una excepción con la figura de nuestro apreciado Jacob Senior, quien fue un consecuente comprobado en sus tareas como conductor referencial del municipio Valera, y a quien dolía sobremanera las circunstancias de la anarquía urbanizadora en la parroquia puertense, donde residía. Con él se libraron grandes luchas por la defensa de La Puerta y su organización.
En el mundo artesanal, como olvidarnos de don Lorenzo Ruz, multifacético artesano –y agricultor- que realizaba finas labores de pirotécnico, dentista, forjador, armero, orfebre, entre otros oficios.
Las personas mencionadas —y muchas otras— han de tener su merecido reconocimiento y permanecer en la memoria del colectivo puertense porque con ellas se ha echado hacia adelante el porvenir de La Puerta Cuatricentenaria.
Luego de la gesta trisesquicentenaria, vino la época de luchas colectivas en defensa de La Puerta, iniciada en la década de los ochenta y que solo ha permanecido en tregua una buena parte de estos últimos veinte años, movimiento que tuvo repercusión nacional, cuya causa fundamental fue el grotesco fenómeno urbanizador que no interpretaba las necesidades sociales ni turísticas, sino que ya perjudicaba —y propendía hacerlo a mayor escala— los valores agrícolas, forestales y ambientales, que son los signos básicos de progreso, equilibrio y bienestar de toda la comarca.
Esa maravillosa e inédita lucha, dirigida por el Comité Pro-Defensa de La Puerta —ideado por benefactores y entusiastas vecinos y organizado en su mayoría por estudiantes universitarios—, de fogoso carácter conservacionista, que en su odisea ha tenido sus consecuencias positivas en el propósito que se fueron conociendo sus resultados de lucha, hasta la aparición de las fuerzas políticas que hoy prevalecen, lapso en el que se truncaron y desbarataron todos esos logros adquiridos en la ordenación y preservación de los recursos ambientales con la denuncia sistemática y la regulación de uso del frágil espacio.
Me corresponde valorar la participación de muchos trujillanos que con su fervor y vehemencia determinaron que esa lucha que pervive trascendiera los límites estadales, entre ellos: Alfredo Matheus y la Federeción de Centros Culturales de Valera, Luis Omar Rojas, Pedro Bazó, Alirio Rangel, Pedro Vieras, Alberto Montilla, José Hernández, Guillermo Montilla, Víctor Lara, Gilmer Viloria, Luis González, Eladio Muchacho, Francisco González Cruz, entre tantos otros. En este mismo orden, reconocemos la decidida participación del cantautor del pueblo Alí Primera, y de quienes lo acompañaron, con su movimiento de Canción Solidaria, y el enorme legado de su canto Abran La Puerta, que es homenaje a Trujillo, y que comienza con: No dejaremos que cierren la linda Puerta que siempre ha estado abierta a la vida… Yo no me quedo en la casa pues al combate me voy, voy a defender La Puerta en el Valle del Momboy… , y contribuyó sobremanera al carácter nacional de esta gesta maravillosa, y que lamentablemente ha sido profanado y manoseado por quienes han permitido que La Puerta y el Valle del Momboy continúe siendo un lugar de anarquía ambiental y urbanística.
Algunos de esos ‘resteados’ y ‘aguerridos’ que aprovechaban la manifestación pública, el espacio de prensa y radio sobre el caso La Puerta, llegaron a ser autoridades municipales y estadales, influyentes en los cuadros partidistas y de gobierno, y allí demostraron su deslealtad y deserción a aquellas luchas apoteósicas, porque toleraron peores aberraciones de anarquía urbanística en los predios del Momboy, sin decir una palabra.
En vista de la compleja problemática que se ha multiplicado, no obstante la delicada situación de nuestro país por la crisis política e institucional, ahora más que nunca es pertinente creer —cerrar filas— en las dos principales propuestas para rescatar y consolidar La Puerta que siempre hemos soñado, me refiero a:
Primero.- la elaboración del Plan de Ordenamiento Territorial, ya que por decreto presidencial No 2.990, de fecha 03 de junio de 1.993, publicado en Gaceta Oficial No 35.303 en fecha 23 de septiembre del mismo año, la sub-cuenca del río Momboy es Zona Protectora; también es Zona de Interés Turístico, según el Plan de Ordenación del Territorio del estado Trujillo. Teniendo en cuenta esas prerrogativas legales, que hacen de casi todo el Valle del Momboy —parroquias Mendoza y La Puerta— un Área Bajo Régimen de Administración Especial (ABRAE), se necesita entonces la Reglamentación Especial para la asignación de los usos correspondientes, y por ende los diversos planes y proyectos que satisfagan el bienestar social y el progreso económico de la localidad.
En atención al propósito de dar tratamiento especial e integral a la problemática expuesta —si es que tenemos madera de puertenses—, debemos prepararnos para la primera acción coordinada, como muestra de voluntad indoblegable, para constituir una vez más la Comisión Inter-institucional que tendrá por objeto diagnosticar el daño de la omisión oficial aún en curso, y actualizar el proyecto del Plan de Ordenamiento Territorial para La Puerta, tal y como se ha elaborado y lo prescribe el artículo 32 de la ley Orgánica para Ordenación del Territorio, entendiéndose que por un lado está la obligatoriedad de los organismos competentes en la elaboración del Plan y su realización.
Y segundo.- La creación del municipio La Puerta, porque con ello se eliminaría el vacío de gobierno municipal, causante del deterioro y estancamiento del mayor emporio turístico del estado Trujillo, y sería el motor y guardián de la ejecución y administración del Plan de Ordenación, para lo cual se necesita de una verdadera ciudadanía puertense, preparada y consciente, con valores éticos y de mucho respeto y valoración por la que hoy queremos homenajear: La Puerta de nuestros sueños.
Texto: Luis A. Villarreal P.
Fotografía: J.Esteban Quintero