Es propicia la ocasión, dada la reciente culminación del año escolar 2022-2023, y desarrollo de los acostumbrados juegos interinstitucionales municipales que realizan los docentes para cerrar el ciclo educativo, para referirnos a las graves carencias y penurias por las cuales atraviesa nuestro maltratado sistema educativo. Problemas que se van agravando cada día más, es decir, se profundizan con el paso del tiempo, y originan preocupaciones por las generaciones que van egresando del referido sistema, y más aún por quienes ingresaran al mismo.
En reciente estudio de la organización no gubernamental denominada Asociación Civil “Con la Escuela”, se determinó que el 22% de los estudiantes no asisten a clases por ayudar a sus padres, y en el grupo etario de 15 a 17 años es del 45% de los adolescentes. En otro estudio, aplicado por esta Asociación, en 79 instituciones educativas a nivel nacional, se pudo constatar que la inasistencia en las escuela fluctúa entre el 20 al 50%, lo que expresado en días, equivale a un rango de 40 a 100 jornadas de clase perdidas por los estudiantes, de los doscientos días que tiene en total el año escolar, lo que obviamente afecta el logro del aprendizaje, que según dicha institución la educación es un derecho y es el proceso a través del cual las personas pueden adquirir conocimientos, habilidades, valores y actitudes. A través de las escuelas los niños y adolescentes pueden desarrollarse cognitiva, social y emocionalmente al recibir las clases, interactuar con sus compañeros y maestros, y preparase para la vida adulta, pero este proceso no puede lograrse cabalmente si los estudiantes no asisten a las escuelas. De igual modo se observa un aumento en el porcentaje de estudiantes repitientes.
A lo anterior, se unen la escasez de docentes, la disparidad y la caída de la oferta educativa, que según el estudio realizado por la mencionada Asociación, el 38% de las escuelas no cuentan con los profesores que necesitan para atender su matrícula, y adicionalmente se evidenció una caída de un 39% en el número de secciones. Todos estos problemas tienen un alto impacto en el proceso educativo del país. Además, los graves problemas de la infraestructura educativa, que es indispensable para el bienestar y desarrollo del proceso de enseñanza-aprendizaje, puesto que es necesario que la planta física tenga condiciones que garanticen la salud y seguridad de los docentes y estudiantes; es decir, que la escuela cuente con servicios de agua potable, instalaciones para las aguas servidas, electricidad, conexión a internet, entre otros, así como equipos y espacios pedagógicos para el desarrollo de actividades formativas, culturales y recreativas.
De tal modo, que grandes cantidades de niños y adolescentes, optan por dejar de asistir a las aulas año tras año, abandonando así sus estudios regulares. También cada año se incrementa el número de docentes que abandonan el oficio, por factores relacionados con la desmotivación, la necesidad de supervivencia, en un país que ya no garantiza la protección del estudiante ni del docente, para que puedan cumplir con sus obligaciones y deberes dentro del sistema educativo. Los pocos que hacen el esfuerzo de continuar, apenas asisten a los planteles o escuelas dos o tres días semanales, lo que pone en alto riesgo lo que debería ser un acto cotidiano de estudiantes y docentes, como lo es en cualquier país del mundo con una vida medianamente normal.
Por consiguiente, todos estos problemas con los que deben enfrentarse día a día quienes hacen vida en nuestras instituciones educativas, es evidente que el ausentismo escolar sea cada vez más creciente. Estamos frente a instituciones sin agua, con graves carencias en el servicio eléctrico, con una infraestructura deteriorada, que pone en riesgo la salud y hasta la vida de estudiantes y docentes, y la carencia de elementales insumos que conlleven a una labor educativa efectiva y exitosa.
Frente a este panorama, las instituciones educativas menos aún cuentan con canchas deportivas, instalaciones culturales, bibliotecas bien dotadas, laboratorios equipados para el estudio y prácticas de las ciencias, comedores, planes de becas para estudiantes, incentivos de profesionalización y postgrados para docentes, etc.
Aunado a todo esto, tenemos las múltiples adversidades para dedicarse al estudio, tales como insuficiencia de recursos e ingresos para darle frente a las necesidades más elementales y básicas, alto costo de los alimentos y la imposibilidad de adquirir textos de estudio, materiales y útiles escolares.
La migración del profesorado es verdaderamente incontenible, mientras que otros optan por cualquier otro tipo de trabajo, que les permita cubrir las necesidades de sus hogares y familias, frente los insuficientes sueldos que reciben como docentes. Iguales razones asisten a los estudiantes para desertar del deteriorado sistema educativo y no retornar al mismo; otros alumnos se sienten desmotivados de estudiar, por cuanto consideran que su esfuerzo jamás será recompensado con las remuneraciones que les pueda brindar el mercado laboral como profesionales; otros estudiantes se ven en la necesidad de abandonar sus estudios para trabajar en lo que consigan y así poder contribuir con las gastos familiares y personales.
Cuando un joven abandona sus estudios, se generan una serie de carencias intelectuales y obviamente materiales, que afectan su entorno personal y familiar, e indiscutiblemente también a la sociedad y al país. Las cifras de deserción escolar, crecen vertiginosamente en nuestra situación actual, con una serie de problemas que cada vez se hacen más difíciles y costosos de superar.
Lo más lastimoso y triste de toda esta realidad, es que se coartan todas las oportunidades a los sectores más necesitados y vulnerables, por tanto, se generan mayores desigualdades, en virtud de que la educación es la que permite y conduce a la igualdad social, la que hace crecer las naciones, ya que estamos en una época en que el conocimiento es la esencia para el progreso y desarrollo de toda sociedad y país.
Será difícil superar esta situación en nuestro sistema educativo, y sus terribles consecuencias se comienzan a sentir; de allí es que se hace necesario afrontar todos estos errores y empeñarnos en la construcción de un futuro y un destino mejor.
Consideramos oportuno citar una reflexión a título de pregunta, que nos hace el distinguido Maestro y Filosofo Antonio Pérez Esclarín, en artículo titulado “Bolívar, gran defensor de la Educación” publicado en el Diario El Universal, quien luego de señalar que Bolívar estaba convencido de que, junto a una buena instrucción, había que insistir en la enseñanza de la moral y de los valores esenciales, termina preguntándose: ¿Por qué si el Gobierno afirma que sigue los ideales de Bolívar no escucha sus palabras y se dedica a fortalecer la educación y a dignificar a los educadores?
Además, este eximio Maestro expresa” “…cuando estamos culminando un año escolar triste, difícil y problemático, pues la educación, especialmente la pública languidece y la que sobrevive, se sustenta sobre el heroísmo de educadores y educadoras, que a pesar de sus sueldos miserables y condiciones muy adversas, siguen cumpliendo con su vocación de servicio…”
Para finalizar, frente a todo este panorama de crisis y destrucción, desde la Presidencia de la República y del Ministerio de Juventud y Deportes, se organizó lo que denominan “Ruta Live del Bachiller”, desde el 13 hasta el 31 de julio 2023, en varios estados del país, lo cual consiste en una serie de conciertos dirigidos a quienes egresan del bachillerato, para celebrar su graduación, en los cuales se gastan grandes sumas de dinero en dólares (se calcula entre 30 mil a 50 mil dólares cada concierto), que bien han debido invertirse para solventar la serie de problemas, antes señalados, que afronta nuestro sistema educativo, lo que a nuestro juicio es una verdadera locura gubernamental y ofensa a los docentes y a los propios estudiantes.
José Francisco Conte Capozzoly
Abogado y Docente Universitario