Damasco, 12 dic (EFE).- Un grupo de manifestantes protestó este jueves por el centro de Damasco en memoria del activista opositor a Bachar al Asad, Mazen al Hamada, cuyo cadáver fue rescatado de una prisión del régimen hace pocos días, una acción inusual en el país que dejó «asombrados» incluso a sus propios participantes.
El grupo no era muy numeroso, pero significativamente estaba compuesto por los sectores más progresistas de la sociedad damascena: jóvenes estudiantes, cineastas o artistas, hombres con coleta y tatuajes y mujeres sin velo y vestimenta occidental, que salieron a recordar a Al Hamada «sin miedo», una situación «que no pueden creer».
En su entorno, y completamente ignorando la concentración de no más de doscientas personas, estaban las nuevas fuerzas del orden del gobierno interino que asumió esta semana tras el derrocamiento de Al Asad, compuesto por miembros de la alianza islamista Hayat Tahrir al Sham (HTS, u Organismo de Liberación del Levante), heredera de la exfilial de Al Qaeda en Siria, el Frente Al Nusra.
Congeniar
Liberales e islamistas parecían congeniar, enarbolando todos la nueva bandera siria verde, blanca y negra con tres estrellas rojas, omnipresentes este jueves en toda la capital y cantando y bailando entre críticas al pasado régimen y denostando sus crímenes.
Aya Mahamud, de 28 años y con la voz temblorosa reconoció a EFE que en esta marcha «su sentimiento es confuso».
«No estamos acostumbrados a expresar nuestras opiniones, siempre teníamos miedo de decir nuestra opinión verdadera, por eso cualquier pregunta que recibíamos contestábamos ‘no sé’, porque teníamos miedo por nuestras familias», recordó.
Ahora, tras los acontecimientos de los últimos días, «no callamos por nada, ya tenemos la fuerza verdadera y la voluntad de reconstruir nuestra patria como lo que queremos y como debería estar».
Pese a la situación incierta, y las tensiones latentes, ella confiesa «un sentimiento de seguridad».
«Todavía el pueblo está asombrado y hay preocupaciones y miedo por haber pasado mucho tiempo sin sentir seguridad, por eso no es fácil sentirse tranquila de repente. Estamos aliviados y vivimos sin restricciones», añadió.
Mensaje oficial
Ese mensaje de tranquilidad, seguridad y libertad de opinión y credo para todos los sirios es el que ha venido enarbolando el liderazgo de HTS desde que inició hace apenas 15 días la ofensiva que derribó al régimen, según han dicho tanto su líder, Ahmed al Charaa, como el primer ministro, Mohamed al Bashir.
Al Charaa, cuyo sobrenombre de guerra era Abu Mohamed al Jolani, comenzó su vida política como miembro del Frente Al Nusra, la filial siria de Al Qaeda, si bien a partir de 2016 se escindió del grupo y viró hacia una posición más moderada.
Ahmed Kanou, un joven de Damasco que exhibe sus tatuajes y habla en inglés, es consciente de la diferencia de actitudes y pensamiento de los combatientes «muyahidines» que han bajado del norte hasta la capital y que ahora cumplen -diligentemente- las tareas de protección ciudadana.
«Tenemos confianza en que el nuevo gobierno que viene del norte será bueno y cumplirá su palabra. Es cierto que los sirios tenemos problemas con la confianza, después de todo lo que nos ha pasado, y es muy fuerte para no tener miedo. Pero incluso con eso, ahora no lo tenemos», añadió.
Kanou recordó que sus familias y amigos «ya han muerto y sido torturados» y ahora «no se puede creer el momento, lo que pasa ahora mismo», dijo en referencia a hablar con un periodista extranjero, en medio de la calle, a pleno día y junto a las fuerzas del orden.
«Sentimos que no hay miedo a decir nada, de pararnos ante cualquier cosa, obtener lo que siempre hemos querido para ser libres en este país. Y si este gobierno no cumple, pues nos enfrentaremos también a él», concluyó.
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