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SIMÓN BOLÍVAR LA ÚLTIMA PROCLAMA | Por: Alí Medina Machado

por Redacción Web
17/12/2025
Reading Time: 6 mins read
Quinta de San Pedro Alejandrino
Donde murió el Libertador

Quinta de San Pedro Alejandrino Donde murió el Libertador

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Por: Alí Medina Machado

En toda la dimensión de su vida Simón Bolívar fue un hombre grande, que pensó y actuó con una personalidad muy bien definida en lo intelectual, moral y militar. Es difícil precisar su pensamiento sin hacer mención de su genialidad como hombre, militar, político, literato, legislador, orador etc. Para toda actividad humana Bolívar fue intelectualmente sobresaliente y su obra total lo proyecta como Padre Indiscutible de la libertad y de la gloriosa historia venezolana.

Un solo pensamiento suyo basta para destacar su grandeza y su amor
por la patria. En carta al General Páez, en diciembre de 1829, justo un año antes de su fallecimiento le dice:

“Ninguno ama a Venezuela más que yo: ninguno conoce más sus verdaderos intereses y como el de Ud., y los míos están íntimamente ligados con el suelo que no dio la vida y nos dio la gloria, debemos formar una liga más sincera y cordial entre Venezuela, usted y yo”.

La búsqueda patriótica fue una causa eterna en la vida de Bolívar. Su genio militar y su vocación de servicio lucharon siempre por el bienestar de su patria. Venezuela fue su amor indetenible, y en toda circunstancia hubo la manifestación de su amor por el país natal, al que había liberado del yugo español, y el que condujo con mano firme y definitiva por las sendas de la justicia y de la libertad. El interés por Venezuela fue una manifestación de su interés vital. La idea venezolana vivió siempre en el pensamiento del Libertador, como vive en todo hombre que ama su patria, la lucha y la defiende, por encima de toda contingencia.

Estos antecedentes encontrados reiteradamente en sus discursos y en sus proclamas, están contenidos también en su última proclama. La misma introducción lo denuncia cuando afirma categórico: “Habéis presenciado mis esfuerzos por plantar la libertad donde reinaba antes la tiranía”. ¿Qué nos quiere decir con esto? Simplemente que su vocación de soldado al servicio de la patria la puso siempre en la búsqueda de la libertad, para la existencia del bien social y de la justicia, enseñar al hombre a vivir en plenitud dentro del derecho y la igualdad. La lucha emancipadora fue justamente la acción de un militar de excepción, ganado para esta gran causa que dio tanto en el campo de batalla como en la mesa de negociaciones o en el parlamento. Militar íntegro, Bolívar hizo de su vida un esfuerzo de lucha por la libertad, tal como lo hace en la historia el hombre que es ciudadano.

“Trabajando con desinterés, abandonando mi fortuna y aún mi tranquilidad”. Aquí aparece nuevamente el espíritu cívico del que pone los intereses de la patria por encima de los de su vida personal, renuncia a los bienes y a las prebendas: no le interesan los homenajes sino sólo la patria, como un bien supremo, y en el caso de Bolívar, tal vez el único bien apetecido en su tormentosa existencia. Soldado al fin, la Patria en la máxima definición de su conducta, Es bueno decir, que el Libertador fue el superior dirigente de todo un proceso de emancipación. Su periplo militar y aún civil, sirvió para otorgar la autonomía a varios países del continente. “La guerra que le tocó conducir puso a prueba, en muy difíciles circunstancias, no sólo sus habilidades militares, sino también su capacidad como líder político”. Su guerra fue anticolonialista, de búsqueda de una liberación nacional. Impulsado por una necesidad social; y en todo caso, buscó también controlar aquella guerra y regularizarla, cosa que acrece su condición política. En toda instancia refrendó su formación ciudadana, por eso trabajó con desinterés, sin prestar atención a sus bienes de fortuna y renunciando a su tranquilidad.

Mandó en el momento oportuno, Cuando no fue necesaria su conducción de jefe supremo del ejército dejó el mando porque fue amante de la libertad y porque lo creyó prudente. Aquí surge nuevamente su calidad de gran militar, que se retira honrosamente para preservar la institucionalidad y el destino de la Patria. Como patriota pone el amor a la libertad por encima de los intereses subalternos. Eso lo engrandece.

Todo líder actúa para consolidar un orden, preservar instituciones y garantizar el bien y la seguridad social. Como jefe Bolívar pide a sus conciudadanos, a los dirigentes, oficiales y soldados, no otra cosa que la “consolidación de Colombia”, es decir, la permanencia de su obra emancipadora, el gran país integrado por sus sueños de libertad. En la decadencia de su vida física, pronto a desaparecer, manda con una energía suprema a trabajar duro por “el bien inestimable de la unión”. La unión, es decir, la fuerza que da consistencia a una sociedad determinada. Eso lo sabe porque se lo enseñó su experiencia de soldado.

“Mantuvo en su pensamiento y acción, gran coherencia con el objetivo de canalizar la inevitable violencia de la guerra dentro de un proyecto político, creador, según su visión de la responsabilidad del estadista”. En la última proclama se detecta esto cuando afirma: “… y los militares empuñando su espada en defender las garantías sociales”. Es un gran llamado al ideario militar que no puede ser otro que salvaguardar la integridad de las instituciones sociales que dan cuerpo y vida al país: las garantías sociales que no son otras que los derechos y los deberes de los ciudadanos dentro de un régimen de libertad y de igualdad, es decir, los grandes postulados universales de la democracia. Bolívar integra al bien la misión social de la esencia democrática misma.

BOLÍVAR, UNA LUZ COMPLICE


Aquel 17 de diciembre sucumbió el héroe. Murió el Libertador. Se agotaron de pronto los caminos de la redención, pero por extraño sortilegio comenzaron a brotar los caminos infinitos de la libertad americana.

Desde el 17 de diciembre de 1830, se fueron sembrando amaneceres en este continente en el que “Bolívar tiene mucho que hacer todavía…” Su lenguaje liberador está fresco como la fuente; repercute en la conciencia del eterno hombre americano, que lucha con vigor y honestidad para que exista un continente nuevo en el que el hombre pueda hacer y decir su vida escribiéndola con la letra de su propio destino.

Bolívar puso la letra y la música al himno de la libertad americana. Esa es su gloria… él soñó la vida y con él nosotros, herederos de su gloria, soñamos la vida sobre el ideario de esta patria y sobre el suelo de esta tierra que no ha de dejado de ser ejemplo de dignidad y de historia trascendente.

Bolívar debe ser un camino para nuestra imaginación y nuestros sentimientos, de los que deben salir las mejores ideas en función de la patria. Con él como guía trabajemos duramente en beneficio del país. Así lo bajaremos de las frías estatuas en las que el tiempo lo derrota y desdibuja.

Hoy debemos salir al encuentro de Bolívar, como si fuera el sol. Busquemos su luz quemante. Con ella puede forjarse este país que en muchos sentidos sigue siendo incomprendido.

Sigamos entonces siendo ciudadanos de la causa bolivariana; grande y cargada de esperanzas, y que podamos hasta más allá de nuestras fuerzas emular sus hazañas del pensamiento y de la acción.

Aprendamos a vencer el tiempo con su ejemplo. Él es Padre y nos hizo la luz.

Bolívar es un camino por hacer; camino de siempre, eterno.

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Hagamos el camino venezolano con su luz cómplice.

 


ELEGÍA A LA MUERTE DE BOLÍVAR

I

Fortuna inmensa sacrificada
Y la salud misma
Hacen de este ciudadano
Un alfarero de la inmortalidad.

La patria es BOLÍVAR eternizado.
Y la honra de ser hijos suyos
Es una ruta moral en la agonía de los tiempos
De todos los tiempos de la historia.

II

Aquel día decembrino se hizo infinito.
En San Pedro Alejandrino advino otra historia
Con su muerte.
Desde el umbral de aquel tramo funerario
La vieja casona alejandrina
Dictó su glorificación
Se hizo historia toda ella.

III

En San Pedro Alejandrino amaneció la eternidad.
Su nombre crece desde la matriz de diciembre.
En la cabalgadura del tiempo
Se hizo ideario aquella gesta.

IV

La voz bolivariana se devela eternamente.
La aceptamos como una doctrina libertaria
Mantenida inmarcesible por los siglos.

V

Sólo pedimos a la moral del tiempo
Que su luz libertadora
No se quede detenida,
Que no perezca en las estatuas.

VI

No hay derecho a que la patria
Sea tan frágil,
A que su luz libertadora
Permanezca oscurecida,
Porque lo siembran como un árbol
Ciertamente,
Pero a veces pareciera
Que nadie quiere en realidad sus frutos.

VII

Cerca de nosotros está el Padre.
De visita lo devuelve la historia.
El viento lo trae esta mañana.
Convertido en aliento
Lo vemos aparecer en este parque.
Debajo de este sol,
Por esta plaza caminan sus pasos.
Los árboles parecen saludarlo,
Le brindan sus frutos maduros

VIII

Viven con esperanza los pueblos
Que pasan por delante de los bronces
Que contienen al Libertador.
Se nutren de su aroma redentor
Que proviene
Desde su misma hazaña emancipadora.

IX

Este nombre BOLÍVAR
Debe ser un libro abierto,
A él debemos concurrir solícitos
Para vencer los improperios
de la sinrazón.
En él se descubre el sentimiento,
El sentido de la inmortalidad
Como un eco profundo
En la plenitud de su ejemplo.

 

 

 

 

Tags: Sentido de HistoriaSimón Bolívar
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