SAN CRISTÓBAL. Sigue el viacrucis de miles y miles de tachirenses que a toda costa, aún a riesgo de sus vidas, hacen lo imposible para conseguir un poco de alimentos para llevar a su hogar. Este sábado 16 de septiembre, no fue la excepción, porque las personas de todas las edades acudieron a diferentes sitios de la capital tachirense para comprar algún producto.
Los abastos y supermercados, de la ciudad se vieron abarrotados en sus alrededores por gente que llegó desde la madrugada, o en el peor de los casos pernoctaron desde el viernes para hacer cola y alcanzar a comprar harina, arroz, espaguetis, que son los productos que más requieren para su manutención.
En el sector La Concordia, detrás del estadio Táchira, se ubica un conocido supermercado donde la cola de personas a las 8 de la mañana daba la vuelta a la cuadra, mucha gente con cara de cansancio pero “felices” por tener al menos en la mano el ticket que se entrega y garantiza que si podrán adquirir dos pacas de harina, que era el producto que iban a vender en la fecha.
“Tenemos más de cinco horas y hace un rato fue que empezaron a vender, mire yo estoy aquí desde las 4 de la madrugada, saldrá como a mediodía al ritmo que va esto”, dijo una señora de mediana edad, mientras mostraba el número asignado. Delante de ella, a vuelo de pájaro, se podían contabilizar unas 600 personas, sin meter en esa cuenta la cola alterna donde están los abuelos dela tercera edad, discapacitados y mujeres embarazadas.
Las personas arriesgan sus vidas para comprar dos kilos de harina. Por la zona no hay ni una patrulla ni un policía de madrugada, menos un GNB. “Solo aparecen como a las 9 de la mañana para entrar al local y llevarse su paquetico que se lo tienen apartado los dueños del local, pero nada que ponen orden ni resguardan, porque dan una vueltecita y listo, eso es todo lo que ofrecen de seguridad, aquí cada quien que se defiendan como pueda”, agrega un vecino de La Concordia, bien entrado en años que está en la cola de la tercera edad.
Al menos el negocio garantizada venta toda la mañana y es organizado, con relación a otros. Tienen un sistema de tickets, con cédula de identidad en mano para que más gente compre. En otros sitios el desorden es la nota. Dos kilos de harina bien valen la madrugada ante tanta escasez de productos.
Mientras por la acera del frente pasan un grupo de personas, con franelas del gobierno, con el rostro del candidato oficialista. “Los madrazos” van y vienen de un lado y otros, aunque se impone la mayoría que está en la cola. Los otros aprietan el paso, bajan la cabeza y van a las jornadas de campaña obligadas de campaña que el gobierno les impone con la promesa que les darán una cajita del Clap, en cualquier día de algún mes, de este año, eso sí antes de que lleguen las elecciones.