Jerusalén, 27 ene (EFE).- Siete personas murieron este viernes por disparos en un ataque armado en una sinagoga ubicada en un asentamiento judío de Jerusalén este ocupado, un atentado que ha sido celebrado por milicias palestinas como venganza por la muerte el jueves de 10 palestinos por fuerzas israelíes.
Se trata del ataque más mortífero de los últimos años en Israel.
«Como resultado del tiroteo, siete civiles murieron y otros tres resultaron heridos con diferentes niveles de gravedad», informó la Policía en un comunicado.
Además de las víctimas mortales, el atacante fue muerto por la Policía después de que se había dado a la fuga.
«El terrorista fue neutralizado y después declarado muerto», indicó la Policía.
En Israel, el término «terrorista» suele utilizarse para cualquier agresión cometida por palestinos por motivos nacionalistas, aunque aún no se ha desvelado la identidad del agresor.
En un inicio, las autoridades habían informado solamente de las cinco personas que murieron en el lugar de los hechos.
El incidente se produjo en Neve Yaakov, un asentamiento de colonos judíos en Jerusalén este ocupado, donde se ha desplegado un amplio dispositivo policial. En la escena, varios judíos observan el desarrollo de las primeras investigaciones mientras un grupo de palestinos celebraban.
«Se trata de un atentado terrorista muy grave. Vimos a una mujer y a cuatro hombres tendidos en la carretera. Sufrieron heridas de bala y no mostraban signos de vida, por lo que tuvimos que declarar su muerte», declaró el paramédico Fadi Dekidek del servicio de emergencias Magen David Adom.
El atacante llegó en coche a un edificio utilizado como sinagoga, abrió fuego e intentó darse a la fuga, mientras las autoridades se incautaron de una pistola, al parecer la que fue utilizada en el atentado, según medios locales, que aseguran que la policía estaba buscando a otros posibles sospechosos que pudieran haber ayudado al pistolero.
Tras el ataque, el movimiento islamista Hamás, que gobierna de facto la Franja de Gaza, celebró el ataque a través de los altavoces de las mezquitas, pero sin adjudicárselo. También se escucharon disparos al aire en el enclave costero mientras numerosos automovilistas sonaban sus bocinas gritando «Dios es grande».
«Esta operación heroica es en venganza por los mártires de Yenín. La operación en Jerusalén es la respuesta natural a los crímenes de ocupación en Yenín», afirmó el portavoz de Hamás, Hazam Qassem.
Por su parte, la Yihad islámica celebró «la operación heroica que demuestra que el enemigo solo entiende el lenguaje de la fuerza» y «que el pueblo palestino vive en unidad política y geográfica».
A medida que la noticia del ataque era difundida en los medios, se escuchaban celebraciones en ciudades palestinas de Cisjordania ocupada, como Ramala, Yenín y Nablus, así como en el campo de refugiados de Shuafat, en Jerusalén este.
Este incidente se produce en medio de una escalada del conflicto israelí-palestino.
Este viernes Israel bombardeó la Franja de Gaza en represalia por el lanzamiento de varios cohetes desde el enclave costero, un día después de que diez palestinos murieron en Cisjordania ocupada a manos de fuerzas israelíes, nueve de ellos durante una redada militar en el campo de refugiados de Yenín.