El Centro de Historia del Estado Trujillo fue fruto del amor a la patria chica, y a la grande. A la entrega generosa de hombres y mujeres por reforzar lo mejor de la identidad trujillana, para que estuviera allí como soporte de los grandes días que le esperan a Trujillo, si hay un liderazgo claro y audaz que impulsen esos procesos creativos y transformadores. La destrucción de gran parte de su patrimonio, el robo descarado de sus piezas más valiosas y su intervención malvada fue producto del fanatismo y el odio, sumado a la impunidad y la indiferencia de la mayoría.
El 16 de diciembre de 2010 se produjo la ocupación de la sede del Centro de Historia del Estado Trujillo a través del decreto número 707 del gobernador Hugo Cabezas. Sus espacios y su patrimonio quedaron bajo la responsabilidad de los tomistas enviados desde el gobierno regional, entre ellos los ciudadanos Benito Flores, Javier Medina Morales, Javier Rivas y Huma Rosario Tavera. A partir de allí se desencadenó un proceso de destrucción de libros, documentos históricos, obras de arte, antigüedades, joyas patrimoniales, fósiles, piezas arqueológicas de origen cuica, falsificación de pinturas y robos como no lo conocía hasta entonces nuestra comunidad trujillana.
También cayó luego el Ateneo de Trujillo y por otras vías el Ateneo de Valera y otros centros culturales, en un afán inaudito por destruir una de las mejores fortalezas que podía exhibir el estado Trujillo, llamado hasta esos días “El Estado Ateneo de Venezuela”.
Hay que luchar contra el olvido, que mata la identidad. Recordemos pues que desapareció el patrimonio bibliográfico del Centro de Historia que contaba con más de 20.000 volúmenes, incluyendo libros antiguos de incalculable valor, al igual que el patrimonio hemerográfico con periódicos regionales de los siglos XIX y XX. La prestigiosa colección de pintura también desapareció en gran parte, entre ellas los cuadros referentes al proceso fundacional de Trujillo, entre otras realizadas por el artista ucraniano ya fallecido Iván Ch. Belsky, igualmente un cuadro de gran tamaño, retrato del Presidente de Estados Unidos Ulises Grant, realizado por el pintor alemán Henry Ulke. No está tampoco el valioso retrato de Pimentel Roth realizado Antonio Herrera Toro, uno de los cuatro grandes pintores clásicos venezolanos del siglo XIX.
También se llevaron la plataforma tecnológica representada en una computadora, impresora HP(multifuncional de doble carta para impresión de periódicos), fax, teléfono, 02 cámaras fotográficas semi-profesionales, 1 videobeam, 1 DVD, equipo de sonido, home teather, pantalla de proyección, estuche de pinturas al óleo y el equipo de aire acondicionado del salón principal.
La Comisión Mediadora designada por el gobernador del Estado Trujillo Henry Rangel Silva pudo constatar esa desaparición patrimonial y estimaron en más de 4.000 las piezas saqueadas, cuya lista se anexó al informe respectivo y se remitió a su despacho el 30 de agosto de 2013. Aún está pendiente el cumplimiento de las recomendaciones allí presentadas.
Hace 7 años, el 16 de diciembre de 2010, se lesionó irreversiblemente la memoria histórica de la ciudad y de su patrimonio cultural.