Seúl, 6 jun (EFE).- Los Ejércitos de Corea del Sur y Estados Unidos dispararon hoy ocho misiles balísticos hacia el mar de Japón a modo de advertencia al Norte, tras sus lanzamientos similares en la víspera y en plena escalada de tensiones en la península coreana.
La demostración de fuerza de Washington y Seúl llegó apenas 24 horas después del último test armamentístico del Norte, que en lo que va de año ha disparado misiles en 18 ocasiones, un número récord durante ese periodo para el régimen que lidera Kim Jong-un.
El ensayo armamentístico refleja la nueva política de los aliados de responder a los desafíos de Pionyang con muestras de poderío militar de similar calibre, lo que unido al ritmo de test norcoreanos y a sus preparativos para un nuevo ensayo nuclear amenaza con otra escalada de las fricciones en la península.
ADVERTENCIA DE SEÚL Y WASHINGTON
Las fuerzas estadounidenses y surcoreanas dispararon este lunes ocho misiles balísticos tierra-tierra hacia el mar de Japón (llamado mar del Este en Corea) en un lapso de 10 minutos a partir de las 4:45 hora local (19:45 GMT), según informó el Estado Mayor Conjunto (JCS).
«El lanzamiento combinado de misiles tierra-tierra entre Corea del Sur y Estados Unidos demostró la capacidad y el posicionamiento para emprender ataques de precisión inmediatos sobre los orígenes de provocaciones y sus fuerzas de mando y apoyo», dijo el JCS en un comunicado.
Los aliados condenaron las «provocaciones» del Norte con su serie de lanzamientos de misiles balísticos y urgieron a «detener de inmediato los actos que elevan las tensiones militares en la península y se suman a las preocupaciones de seguridad».
El nuevo presidente surcoreano, Yoon Suk-yeol, ha llegado al poder con un tono más duro contra el país vecino que su predecesor, Moon Jae-in, al advertir de que Pionyang se encontrará con demostraciones de fuerza «correspondientes» a sus ensayos armamentísticos.
«Nuestro gobierno responderá con firmeza y severidad a cualquier provocación norcoreana», dijo Yoon durante un acto conmemorativo por el Día de los Caídos en la Guerra de Corea (1950-53), en el Cementerio Nacional de Seúl, y añadió que el país se asegurará de que «no haya ni una sola fisura» en la protección de su pueblo.
«Las amenazas nucleares y de misiles de Corea del Norte son cada vez más sofisticadas», dijo el presidente surcoreano, quien apuntó que los programas de Pionyang «amenazan no solo la paz en la península de Corea, sino también al noreste de Asia y al mundo».
El presidente estadounidense, Joe Biden, prometió por su parte que fortalecerá las capacidades de disuasión conjuntas en la península, incluyendo el despliegue de activos militares estratégicos, durante una cumbre con Yoon celebrada el pasado día 21 de mayo en el marco de su gira asiática.
ESPIRAL DE TENSIONES
El último ensayo de misiles del Norte hasta el realizado este domingo tuvo lugar precisamente el 25 de mayo, al día después de que Biden emprendiera el regreso a Estados Unidos desde Tokio.
Ese lanzamiento incluyó uno de un misil intercontinental balístico, un tipo de proyectil en teoría capaz de alcanzar bases estadounidenses y que el régimen ha vuelto a probar este año tras su moratoria autoimpuesta para este tipo de armas en el marco del deshielo intercoreano y las negociaciones sobre desnuclearización.
Seúl y Washington ya respondieron al test norcoreano del día 25 con un lanzamiento combinado de misiles similar al de hoy, lo que supuso el primero de este tipo por parte de los aliados desde 2017, durante una etapa de especial tensión en la península antes de que se abriera el diálogo a tres bandas.
Tras el estancamiento de estas conversaciones en 2019, Pionyang ha rechazado sucesivas invitaciones estadounidenses al diálogo y trazado un plan quinquenal de modernización armamentística que está detrás de su actual retahíla de ensayos de armas.
El test de la víspera, en el que el Norte lanzó 8 misiles balístico de corto alcance hacia el mar de Japón, se interpreta como una muestra de músculo ante las maniobras navales realizadas en días previos entre las fuerzas surcoreanas y estadounidenses con la participación del portaaviones nuclear USS Ronald Reagan.
Esos ejercicios conjuntos fueron a su vez una forma de enviar un mensaje contundente de advertencia al Norte, que ha protestado enérgicamente ante maniobras similares en el pasado.
Washington y Seúl vienen advirtiendo además desde hace semanas de que el Norte prepara un nuevo ensayo nuclear, que sería el primero desde 2017, y para el cual se cree que está todo listo en las instalaciones atómicas del régimen y sólo a la espera de que Kim dé la orden de proceder.