La grave situación de los servicios públicos deja mucho que decir de la dignificación del pueblo, todo lo contrario, su agudización muestra y hace un flaco servicio a la revolución, ya que sus instituciones no dan respuesta. Mientras Juan Bimba carga con el combo de la miseria
La situación del país está que no se aguanta en lo referente a los servicios públicos, garantes de una estabilidad emocional de las personas como también es un indicativo del bienestar y dignificación de las comunidades de cualquier estado de Venezuela. E igual su eficaz prestación dice mucho de quienes gerencian las instituciones públicas y de quienes gobiernan.
En nuestro caso, en Trujillo no se aplica tal cuestión pues desde hace unos cuantos meses o años los servicios públicos en el estado, en concreto agua, luz, gasolina y gas, han desmejorado en calidad, eficacia, eficiencia, múltiples son los factores que han llevado a la deblaque de los mismos, una gerencia pésima, un gobierno regional y local que no da soluciones ni respuestas al clamor de la gente, una burocracia que carcome las instituciones, y pare usted de contar.
No se justifica que en tiempos de revolución, de soberanía del pueblo, el colapso de los servicios públicos haya recrudecido. La escasez de agua y las constantes fallas en el servicio eléctrico han sacado a los venezolanos de lo cotidiano para llevarlo a situaciones extremas. A diario se producen huelgas, cacerolazos, trancas de vías en las distintas zonas de Valera y de cualquier municipio del estado Trujillo.
Para completar este combo de la miseria, hay que agregarle la desastrosa situación que se vive con la gasolina y el gas. En cuanto al carburante que mueve los hilos sociales según especialistas y conocedores de la materia, se prevé gasolina hasta finales de mes. Mientras que la escasez de gas se agudiza de manera alarmante en Valera, las empresas encargadas del suministro solo atinan a decir “no hay”, sin dar explicaciones, mientras que desde las esferas del gobierno regional se oyen voces tales como “Si no hay gas el pueblo deberá cocinar en fogones”.
En Valera solo por citar un caso, los transportistas aguantan más de dos días haciendo colas en las bombas de servicio rogando a Dios que puedan llenar sus tanques, y por el otro, “Juan Bimba” hace colas a las puertas de las empresas de gas para ver si logra una bombona, porque si de las empresas estales se trata, estas también están limitadas en la distribución.
Lo del agua va de mal en peor, varios sectores llevan días y hasta meses sin que por sus tuberías aparezca el chorro, mientras tanto pagan bidones, camiones cisternas a precios exorbitantes. Si de la Luz se trata, pues ya no se sabe si amanecemos con luz o sin ella.
Con este combo de la miseria vive ahora Juan Pueblito, en tiempos de revolución. Y ni salir a protestar puede ya porque lo acusan de traidor a la Patria.
Tesis del fracaso
Pareciera ser que el gobierno promueve con su inoperancia el colapso de los servicios públicos, y así generar respuestas negativas y positivas en las comunidades, para luego generar incentivos que den una sensación de armonía; es decir, que diera la impresión que se juega al gato y al ratón con el pueblo, Solo para mantener el poder y control ciudadano.