El gran escritor irlandés Oscar Wilde (1854-1900) publicó en 1895 un ensayo titulado: ‘El Alma del Hombre en el Socialismo’, en el cual hace un análisis muy interesante sobre un socialismo libertario. Wilde estudió las obras del Príncipe anarquista ruso P. Kropotkin (1842-1921) y se convirtió en anarquista. En su ensayo alerta contra un socialismo autoritario y entre otras cosas plantea que un socialismo libertario permitiría que el humano desarrolle su vida en forma de ‘ser’ y no en forma de ‘tener’. Wilde dice que debido a la propiedad privada: “el hombre pensó que lo importante es tener, y no sabía que lo importante es ser. La verdadera perfección del hombre estriba no en lo que tiene, sino en lo que es”.
Posteriormente el autor germano-norteamericano Erich Fromm (1900-1980) desarrolló mucho la contraposición entre la vida en forma de ‘ser’ y en forma de ‘tener’ en su conocida obra: ‘¿Ser o Tener?’ (1976).
Ya desde tiempos inmemoriales muchos grandes filósofos plantearon que la posesión de riquezas materiales no proporciona felicidad y que lo importante es desarrollar sabiduría. Por ejemplo, el biógrafo griego Diógenes Laercio (aprox. 200-250) en su obra: ‘Las Vidas y Opiniones de Filósofos Eminentes’, en la sección sobre el gran filósofo griego Sócrates (469-399 A. de C.) refiere que: “Frecuentemente cuando veía la multitud de mercancías expuestas para la venta, se decía a sí mismo: ¡Cuántas cosas no necesito!”. En la misma tónica, muchos otros filósofos como el griego Diógenes de Sinope (aprox. 400-325 A. de C.), principal representante de la secta de los ‘Cínicos’, el filósofo griego Epicuro (341-270 A. de C.), y en general los filósofos estoicos y luego Jesucristo (aprox. 4 A. de C. -28) y los primeros cristianos, exhortaban a despreciar las riquezas y vivir de una manera frugal y austera.
No obstante, la disyuntiva entre ‘tener’ y ‘ser’, en nuestra vida actual, en cierto grado es una falsa disyuntiva, porque para desarrollar una vida en forma de ‘ser’ es necesario ‘tener’ algunas condiciones mínimas materiales de dinero y recursos. Por ejemplo, en nuestro actual país, un ciudadano que no posea vehículo particular, tiene que depender de un abominable sistema de transporte público, lo cual le obliga a perder mucho tiempo esperando una buseta, etc. Igualmente, para adquirir libros y cultivarse se requiere tener dinero. Lo mismo respecto a la salud. El ciudadano que carece de recursos está condenado a depender de dantescos hospitales. Podríamos continuar con muchos otros ejemplos: alimentación, medicinas, vivienda, educación, y en general todo lo concerniente a calidad de vida.
Por otra parte, muchos comerciantes han desarrollado una codiciosa mentalidad mercantilista y buscan enriquecerse especulando y sin escrúpulos éticos ante la miseria de los ciudadanos humildes.
Por lo dicho, resulta demasiado obvio que lo deseable sería lograr una sociedad con buenos sistemas de salud y transporte público, bibliotecas públicas, y en general una abundancia de recursos necesarios para cada ciudadano. Pero entonces viene la pregunta: ¿Cuánta abundancia y consumo son necesarios para que cada ciudadano tenga una vida de calidad?…Actualmente en los países desarrollados hay una sociedad consumista que frecuentemente propicia el consumo de productos que no son necesarios para una vida de calidad y ese consumo injustificado afecta los recursos de la biosfera y es anti-ecologista… ¿Qué diría Sócrates si viera ese consumismo injustificado?