SENTIDO DE HISTORIA / Carlos Simón Olmos, una mirada infinita en Uslar Pietri

Por: Pedro Frailán

 

“Es mucho lo que tenemos que hacer, más sin duda de lo que hemos hecho hasta ahora. No está seca la entraña que parió a los Bolívar y los Bello” Arturo Uslar Pietri.

Con estas palabras finalizó Uslar Pietri en el año 1967 el discurso de la conmemoración de los 400 años de la fundación de la ciudad de Caracas, en el teatro Pinar; ahí estaba presente un jovenzuelo observando, mirando y admirando a este personaje que tiempo atrás ya había tenido trato con el autor de “Las Lanzas Coloradas”.

Carlos Simón Olmos conserva una memoria muy fresca con relación a los discursos del maestro Uslar Pietri, de hecho, es buen recitador de esta memoria. Lo bueno es oírlo, esta frase es tomada de su oralidad. Él estuvo cercano por la amistad de su padre (Chelipe) Jesús Eurípides Olmos con Uslar, ambos fueron compañeros de partido en el Partido Democrático Venezolano en el tiempo de Medina Angarita (PDV), organización que lo apoyaba.

Mi vida política la inicié con el partido de Uslar Pietri con el Frente Nacional Democrático (FND), fui el secretario juvenil del estado con 15 años, coordinador de las elecciones estudiantiles en el Liceo Rafael Rangel, por cierto, esas elecciones las ganó Mario Maldonado. En el hotel Imperial me dedicó un libro titulado “Oraciones para despertar”, que aún conservo. Otro de los grandes discursos que oí en ese tiempo fue el de un joven economista que se decía le gustaba la música, era José Antonio Abreu.

Yo soy de El Dividive, nací en el Hospital La Paz, pero al otro día me llevaron a casa. Quiero decirte que viví cuando niño en El Cenizo, me acuerdo del sistema de riego, sus canales, ahí nos bañábamos, éramos parceleros, bueno mi padre. Los trabajadores tenían buenas viviendas, vivían en el granero como se le llamaba, se producía arroz, ajonjolí, caña de azúcar, algodón, todos atendidos con la buena tecnología del momento, no había electricidad por la noche, unos se alumbraban con lámparas de kerosene otros con planta. Pero la abundancia era grande, de ahí salimos a Valera a estudiar en la Eloísa Fonseca y en el Liceo Rafael Rangel.

Mi vida como adeco fue estudiando ingeniería agronómica en la UCV. Tenía experiencia política en el partido de Uslar, había decaído mucho y Acción Democrática me ofreció la candidatura al Consejo de Facultad, salí al ruedo y gané. Al graduarme de ingeniero agrónomo salgo a trabajar a la Universidad Nacional Experimental de los Llanos Occidentales Ezequiel Zamora en el núcleo central de Barinas.

Esta es una universidad grande en Barinas, se impartían las carreras de Sociología Rural y Economía Agrícola, en Portuguesa, Conservación de Recursos Naturales, Producción Vegetal, Producción Animal. En San Carlos, Ingeniería Agroindustrial, Ingeniería Agrícola. En Apure: Desarrollo Regional, Pesca de Ríos y Embalses. Salgo después hacia los Estados Unidos a la Universidad de Utah a especializarme en Economía Agrícola, al regreso llegué a ser presidente de la Asociación de Profesores de toda la universidad.

En ese tiempo, el presidente Jaime Lusinchi nombró al Dr. Luis Manuel Carbonell, ministro de Ciencia y Tecnología (Conicit), me invitaron a ser parte del equipo y nos fuimos a despachar desde Miraflores, porque este era un Ministerio de Estado, estaba muy joven. Sin duda que es otro mundo en donde se conduce la alta política.

Yo pernoctaba todo el día allá, tenía el privilegio de la casa presidencial, por lo general almorzaba en Miraflores, en su comedor, aunque prefería ir a almorzar en el comedor del Palacio Blanco que está enfrente y existe un túnel por debajo de la avenida Urdaneta.

Veía y observaba a diario grandes figuras de la política venezolana del momento, desde el propio Presidente. Siempre recuerdo al Dr. Carmelo Lauría, una figura de mucha influencia en el poder político, quien de forma jocosa decía: “Vale más un metro cuadrado en Miraflores que una hectárea en Plaza Venezuela”.

Al poco tiempo nombran al Dr. Carbonell como ministro de Educación y nos vamos para la sede. Recuerdo que nos juramentaron en el piso cinco de esa gran torre, a Beatriz Rangel secretaria general del Ministerio y otros miembros del equipo del ministro, y a mí me asignaron el cargo de la Dirección General Sectorial de Educación Universitaria, designación que fue muy discutida, primero por tener un gran rango partidista nacional, la edad y otros elementos. El Dr. Carbonell me defendió porque conocía mi trabajo.

A tal caso llegó la situación que el Dr. Luis Manuel Peñalver (el académico, no el sindicalista), que también tenía mucho peso en el gobierno, me explicaba la razón: no debía estar yo en ese cargo. Lo hizo en su carro y me dijo: te vamos a dejar unos días, de prueba, a ver qué pasa. Con ese periodo de prueba me estuve todo el gobierno y pasaron cuatro ministros.

Mira Pedro, este cargo me hizo miembro del CNU (Consejo Nacional de Universidades), lo más destacado del mundo universitario. Nos tocó pasar los pedagógicos que eran varios a ser universidades. Universidad Pedagógica Libertador. El primer rector, el Dr. Antonio Luis Cárdenas, cargo muy discutido por razones políticas, pero al final se concretó su designación, incluso Reinaldo Leandro Mora, presidente del Congreso, fue un factor esencial para el nombramiento.

En ese tiempo vine a El Dividive a un acto de graduación, y me solicitaron la creación de una escuela técnica agropecuaria, pero vi las posibilidades de crear una extensión del tecnológico, se hizo la instalación, fue apoteósica, una celebración de todo el pueblo, incluso mis compañeros en el Ministerio me decían: dónde está ese pueblo que no está en el mapa. Ya las universidades eran para las grandes ciudades, al igual se hizo con Boconó.

Luego Sabana de Mendoza quería otra extensión, pero no era posible, se logró un programa de educación rural en convenio con el Instituto Pedagógico Gervasio Rubio. En ese tiempo motivé a Richard Tucker para que abriera una extensión del Iutirla en Valera. Así terminó mi actividad en el Ministerio, porque hubo cambio de gobierno. En el año 1990 comienzo a hacer las gestiones para crear el Iutembi, yo creía que iba a ser rápido, y tuve que esperarme siete años, por eso salió en 1997.

Fui parlamentario suplente, me incorporé dos oportunidades, me gustaron mucho las intervenciones brillantes de Oswaldo Álvarez Paz, se hacía un silencio sepulcral cuando hablaba y la otra al senador Felipe Montilla. Más adelante fui diputado principal por mi partido AD.

Cosas de la vida, yo estudié Agronomía, pero cumplí y lo sigo haciendo, un gerente educativo.

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