La mayoría de los accidentes son por errores humanos. Sin embargo, la señalización en mal estado puede intensificar estos descuidos. Un semáforo dañado, en una intercepción, se convierte en una guillotina para los conductores y peatones, quienes transitan las calles regularmente. Esto sucede en la Avenida Bolívar de Valera, donde se contabilizan más de cinco semáforos sin luces, doblados, desgastados e inútiles. Los pocos que hay tienden a controlar el tráfico de tres cuadras (como pasa en las intercepciones de las calles 7, 8 y 9). En necesario reconocer el esfuerzo de la Policía Nacional Bolivariana, que en ocasiones coloca a estudiantes de su academia en varios tramos de esta principal vía de comunicación. No obstante, cuando se ausentan las autoridades, nuevamente reina la anarquía. Los conductores pasan sin fijarse si el semáforo distante está en rojo, verde o amarillo; los transeúntes se exponen a ser atropellados y los comerciantes, sin ningún control gubernamental, ocupan la mitad de la carretera.