“Yo llevo todo lo que va de cuarentena, las dos semanas caminando, todos los días me toca caminar desde Plata II hasta el hospital, soy bioanalista, ya ando adolorida de tanto caminar. A veces pido cola pero nadie lo quiere llevar a uno, ahorita le saqué la mano a un Bus Trujillo y no me paró, nada les cuesta dejarme en la parada de Pdval así sea que uno de ahí siga caminando”, compartió Zulay Torres mientras iba subiendo por La Marchantica.
La declarante indicó que en otras oportunidades ha pedido cola a vehículos con emblemas autorizados de instituciones del Estado y la respuesta ha sido la misma, no les dan el aventón, “desde que inició la cuarentena y a pesar de que somos un sector priorizados no nos han garantizado transporte, que cada quien llegue a su trabajo como pueda y regrésese como pueda, así nos tienen”.
Situación similar narraron un grupo de tres enfermeras que al trote y apuradas se dirigían al Hospital Universitario Pedro Emilio Carreño (Hupec) del municipio Valera, quienes alegaron que viven en diferentes sectores de la urbe y una fuera de la ciudad, y hasta ahora no les están garantizando el transporte en los horarios acordes a sus turnos de trabajo.
“Tenemos familiares que nos pueden movilizar pero no se nos ha dado oportunidad de obtener gasolina, nos hemos anotado en varios listados y estas son las horas que no nos han dado respuesta de cómo se puede hacer para llenar el tanque de los carros”, alegaron las mujeres quienes en muchas oportunidades han tenido que caminar desde la plaza Las Banderas hasta el Hupec o hasta la parroquia La Beatriz.
Al peregrinar de los ciudadanos de a pie que caminan hasta cuatro kilómetros diarios en busca de alimentos, también se unen desde tempranas horas los efectivos de la policía del estado o el Cuerpo de Bomberos, quienes también “sudan la gota gorda” junto a los civiles en el trayecto que va desde la zona sur de la ciudad de las Siete Colinas hasta el centro o el norte de la misma.
Hablan los de a pie
“Ha sido fuerte porque hay que subir a pie, bajar a pie y son muy pocos los que le dan la cola a uno, día por medio me toca caminar, porque si uno no sale a hacer diligencias, a buscar la papa, es mentira que nos van a llegar la comida a la casa”, expresó María Montilla de 54 años de edad.
Por su parte Daniela Andrade narró que a diario camina desde la comunidad que se encuentra frente a Makro en el Eje Vial, hasta el mercado municipal de Valera, lugar en el que labora en el área de venta de alimentos, “todo los días me toca esta cruz porque ya fui hasta las bombas de gasolina con todos los documentos de mi negocio y dicen que no, que tengo que sacar un salvo conducto pero ya no los están dando”.
La afectada denunció que la única manera de conseguir gasolina en las estaciones de combustible es pagando 40 dólares por 60 litros, por lo que ha optado por caminar, “si pago esa cantidad no me daría la base”. Acotó que los días en que se siente cansada simplemente no va a trabajar.