Representantes del sector turístico en Santa Elena de Uairén, municipio Gran Sabana del estado Bolívar, piden al Gobierno llegar a acuerdos con Brasil para reabrir la frontera binacional o, al menos, habilitar un corredor que permita a los 32 operadores turísticos y 52 alojamientos de la zona oxigenar sus ingresos tras dos años de paralización.
Desde hace más de dos años, por la crisis de combustible y el encarecimiento de otros insumos, el sector turístico de Gran Sabana sobrevive casi exclusivamente por el ingreso de los pocos turistas internacionales que pagaban excursiones al Parque Nacional Canaima, pues los paquetes son costosos para la mayoría de los turistas nacionales.
Con el cierre de la frontera, el flujo de turistas cayó a cero, al igual que las ganancias.
No es a lo que la gente se quiere dedicar, no es para lo que nosotros nos preparamos: Para ser un sector organizado que generaba ingresos y trabajo nos estamos convirtiendo en una frontera sin nada. Esta sobrevivencia no nos conviene, y ocupar los alojamientos de esa manera también causa destrozos, deterioros, no queremos esto, luchamos por reivindicar el turismo”
Luz Lorza Olano, asesora de la Cámara de Turismo del estado Bolívar
Los representantes proponen que el sector turístico reciba un tratamiento especial como lo recibe el sector de alimentación a través de la frontera.
“Queremos que conjuntamente con las autoridades del estado y la primera autoridad turística de Gran Sabana podamos hacer gestiones para reabrir la frontera. Apostar porque esto sea una realidad y en el marco de las relaciones bilaterales con Brasil se le dé un tratamiento especial para el bienestar de los ciudadanos de Santa Elena de Uairén, que la economía se diversifique y se sanee el espacio de la Gran Sabana”, manifestó Luz Lorza Olano, con 10 años de servicio en el sector turístico de la zona y asesora de la Cámara de Turismo del estado Bolívar.
La frontera con Brasil está cerrada del lado venezolano desde inicios de la alarma sanitaria por la pandemia de COVID-19. Del lado de Brasil está abierta solo para la acogida de migrantes desde abril de 2021.
Sobrevivir como se pueda
Lorza señaló que en los últimos tiempos el sector -que genera más de 1.600 empleos directos en Gran Sabana- ha mantenido la infraestructura de sus servicios con sacrificios.
Describió que para paliar la situación muchos operadores turísticos han optado por vender comida o han dado alojamiento temporal a personas que quieren migrar a Brasil, pero se quedan un tiempo en Santa Elena para ahorrar o porque no tienen donde vivir. Todo para costear el mantenimiento de la infraestructura de las posadas y hoteles, en su mayoría hechas de materiales susceptibles al clima, como la madera.
“No es a lo que la gente se quiere dedicar, no es para lo que nosotros nos preparamos: Para ser un sector organizado que generaba ingresos y trabajo nos estamos convirtiendo en una frontera sin nada. Esta sobrevivencia no nos conviene, y ocupar los alojamientos de esa manera también causa destrozos, deterioros, no queremos esto, luchamos por reivindicar el turismo”, dijo Lorza.
Lorza advirtió que, de seguir así, los operadores que están en Brasil conectados con la Gran Sabana optarán por direccionar sus paquetes de viaje hacia el altiplano de Bolivia. “Entonces nuestro Roraima, nuestra Gran Sabana dejará de ser atractiva para la gente que promociona nuestro espacio”, afirmó.
Pérdida anual de un millón de dólares
Issam Madi, expresidente de la Cámara de Turismo (1997), exdirector de turismo del municipio Gran Sabana (2009-2011) y asesor permanente de la Cámara de Turismo calcula que, con el cierre de la frontera, el sector turístico dejó de percibir al menos un millón quinientos mil dólares anuales que generaba solo con la visita de turistas brasileños que hacían excursiones al tepuy Roraima.
“Eso favorece toda la economía local más las comunidades indígenas que participan en las excursiones. De repente cerró la frontera, dejó de entrar ese dinero, y entonces colapsamos. Si la Alcaldía por citado constitucional anual no llega a los cinco mil dólares para pagar los gastos de un municipio que es del tamaño del estado Monagas… Imaginemos lo que significa menos 1.500.000 dólares que entraban por el turismo al municipio”, señaló Madi.
De seguir así, los operadores que están en Brasil conectados con la Gran Sabana optarán por direccionar sus paquetes de viaje hacia el altiplano de Bolivia. “Entonces nuestro Roraima, nuestra Gran Sabana dejará de ser atractiva para la gente que promociona nuestro espacio”
La paralización del turismo también acorraló a comunidades indígenas que, al no percibir ingresos, echan mano de la minería ilegal.
Los tepuyes de la Gran Sabana son de las formaciones geológicas más antiguas del planeta. El Parque Nacional Canaima, patrimonio de la humanidad por su biodiversidad -que alberga los tepuyes y saltos más altos de la región- es un destino turístico valioso pero poco valorado en el país, y que quedará a merced de la minería mientras no se promueva el turismo sustentable.