Gabriel Montenegro
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El deporte del softbol y particularmente la comunidad de las 52 Casas y el Valle de San Luis están de luto, ante el fallecimiento de uno de sus personajes más estimados; nos referimos a Pablo Cancino, Pablo Pacheco o simplemente el popular » Pablito».
De la Liga Libertador
Pablo estableció amistad con mucha gente de la comunidad de San Luis donde vivió junto a sus padres y hermanos; trabajador y hombre conocedor del transporte público y la mecánica, donde destacó como unos de los más conocidos.
En el deporte fue un furibundo fanático de la pelota y en sus últimos años laboró como encargado de la «Cantina del sabor» de la Liga de softbol Libertador en el estadio Walkelis Velásquez de Plata III, la «Casa de Leonardo Campos» como se le dice a ese coso deportivo.
Amigo de Arnoldo Lucena, de su esposa Yuli Hernández de Lucena, de Frank Graterol, Jacobo Urdaneta, Rafael Flores, Yasmiro Pérez, Mario y Marcelo García, Arquímedes Valera Álvarez, José Cornelio Bastidas, Engerbert Bastidas, Juan Montilla, Mauricio Ríos Torres, el maracucho, José Cano, pariente del jugador Ronny Paráez, de José Campos, Chicho Luzardo, los integrantes de Triple Play Deportivo, Cleiver Cardozo, Ernesto «Catanacho» Materán y este servidor Gabriel Montenegro, además de muchos peloteros, se ganó el aprecio por su don de gente.
Diáfano y conversador, echador de bromas, nunca le faltaba una chanza que alentaba a sus amigos. Alguien que lo apreció con un cariño y respeto especial fue la señora Yuli Hernández, con quién estableció una estrecha amistad y colaboración mutua.
Pablo presentó en sus últimos años la agudeza de una patología cardiovascular, que aunque trató junto a su familia no pudo superar, falleciendo hace pocos días, luego de ser conducido al hospital por otra de sus crisis.
Desde este espacio le testimoniamos a su familia, especialmente a la señora Alba, a sus hijos, a su hermana Sora Pacheco, a su tía Carmen de Paráez, quien estuvo también con él en todo momento, a la licenciada Mery Cantillo, a Carlos, su huésped de residencia, al popular Tico, su compañero y la comunidad vecinal de San Luis, donde residía, nuestra sincera palabra de pesar por su irreparable pérdida.
Con este servidor compartió en casa y jamás hubo una desavenencia, a pesar de su recio carácter, complementado con un corazón noble y generoso.
Que el Altísimo haya recibido su espíritu bueno, desprendido y solidario. Paz a su alma!
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