Santo Domingo, 8 may (EFE).- Cuando este jueves se cumple un mes de la tragedia en la discoteca Jet Set de Santo Domingo, continúan las investigaciones para determinar por qué en la madrugada del 8 de abril el techo del local se desplomó causando la muerte de 233 personas, mientras se multiplican las voces que piden justicia.
Esta demanda fue precisamente la más escuchada hoy en el lugar del siniestro, donde se ofició una misa a la que acudieron familiares de víctimas, una ceremonia marcada por el dolor y también por la indignación.
«Queremos justicia, no queremos cuento», corearon los allegados de las víctimas, algunos con camisetas con los rostros de los fallecidos.
En la misa, oficiada por la Diócesis Padre Montesinos, también los sacerdotes participantes lanzaron duros mensajes y pidieron justicia, que ninguna víctima se quede sin ella. «Queremos justicia, no justificaciones».
Las familias volvieron a encender velas y colocar flores y retratos de sus parientes ante lo que fue la entrada de una de las discotecas más populares del país, ahora en ruinas.
También podían verse junto a las fotos de las víctimas -en algunos casos varios miembros de una misma familia- carteles con lemas como «Presidente Abinader no te metas», «Jet Set: escenario de muerte por negligencia», «Exigimos condenas, no excusas», «Sus voces callaron, pero sus memorias gritan justicia!» o «Presidente, queremos que se haga justicia».
Y allí, en la bautizada como «zona cero», sigue en pie el letrero que anunciaba la actuación aquella noche del conocido merenguero Rubby Pérez, muerto también en el siniestro.
Investigaciones y querellas
Mientras tanto, aumentan las querellas y las acciones judiciales (unas 40) y continúan las investigaciones sobre lo sucedido la madrugada del 8 de abril, cuando en la discoteca, propiedad del empresario Antonio Espaillat, había cientos de personas.
Hay dos investigaciones abiertas para intentar esclarecer lo ocurrido: una a cargo de la Procuraduría General de la República y otra de carácter técnico de la Oficina Nacional de Evaluación Sísmica y Vulnerabilidad de Infraestructura y Edificaciones (Onesvie).
El miércoles, el director de la Onesvie, Leonardo Reyes Madera, dijo a la prensa que la evaluación a cargo de esa institución «va bastante avanzada».
También ayer el Ministerio Público, acompañado de la Policía Nacional, incautó las ruinas de la discoteca Jet Set como parte de la investigación.
Tras la tragedia, en la que además unas 180 personas resultaron heridas, el presidente dominicano, Luis Abinader, afirmó que se debe dar respuesta a «qué pasó, por qué pasó y cómo pasó» el siniestro en el local de Antonio Espaillat, presidente de RCC Media, el segundo grupo de medios de comunicación del país, que aglutina a varios canales de televisión y más de 50 emisoras de radio.
El 23 de abril en una entrevista a un canal local, Espaillat, quien se ha puesto a disposición de la justicia, admitió que los plafones del techo de la discoteca «siempre» se caían e, incluso, el mismo día del derrumbe se cambiaron algunos de ellos, lo que atribuyó a «diferentes razones», al tiempo que reconoció que nunca se examinó el techo para constatar la situación real, pese a las filtraciones.
Los empleados venían diciendo que desde hacía un tiempo caía agua y un polvillo del techo que ellos barrían, como afirmó en su momento a EFE la hermana de un trabajador fallecido mientras esperaba la entrega del cuerpo en el Instituto de Patología Forense de Santo Domingo. Claramente «había un fallo» y, aunque «siempre decían que iban a remodelar, nada», añadió.
En el local murieron 221 personas de forma instantánea, según las autoridades, mientras que el resto falleció en los centros de salud a los que fueron trasladadas tras la tragedia, la peor ocurrida en décadas en el país.
En el accidente murieron, entre otros, el exbeisbolista de las Grandes Ligas Octavio Dotel; la gobernadora de la provincia de Montecristi (noroeste), Nelsy Cruz; el diseñador Martín Polanco y un hijo del expresidente del Senado y ministro de Obras Públicas, Eduardo Estrella.
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