Ha pasado la elección y todavía quedan muchas preguntas por responder más allá del resultado. Sabíamos que el camino es complejo, difícil y peligroso porque se jugaba la continuidad de un proyecto de un cuarto de siglo cuyos principales responsables han dicho en innumerables ocasiones que no están dispuestos a interrumpirlo. A pesar de eso, los venezolanos salimos, votamos y aunque la incertidumbre es la norma desde la noche del 28 de julio sabemos que tenemos una oportunidad de oro para todos.
Es difícil ponerle fechas a la resolución de las interrogantes que ha dejado la elección y en el caos hay que volver la atención a la razón, a los objetivos, a la estrategia. Durante la confusión es fundamental recordar los caminos transitados y cómo hemos llegado adonde estamos y eso aplica para cada uno de nosotros, para nuestras familias y también para nuestro país.
Es momento de recordar que hablar de crisis es hablar de historia en Venezuela: de la Guerra de Independencia a la Guerra Federal, de la implacable paz gomecista al breve experimento democrático con Rómulo Gallegos, de la Gran Venezuela del primer período de Carlos Andrés Pérez al Caracazo en su segunda presidencia, de las frustraciones de la primera década del siglo XXI a la formidable victoria en las elecciones legislativas de 2015. Hablamos de dos siglos de crisis de distinta magnitud que son esenciales para entender nuestro país.
Y también hay que recordar que hablar de caos es hablar de superación también, de resiliencia y aprendizaje, no en tono de resignación sino con la madurez que esta lucha necesita. Esta vez hay certezas que hace mucho no teníamos, certezas que hay que poner en perspectiva para transitar estos días inciertos que comenzaron con la presentación del primer boletín del CNE y han continuado con la proclamación, las protestas, las detenciones, las amenazas, la exigencia al ente electoral de la presentación de las actas y la inquebrantable voluntad del pueblo venezolano por forjar su futuro.
A lo largo del último año los cambios que ha experimentado la oposición y la población en general han sido abrumadores. Pasamos de estar completamente dispersos y sin atención en la política, de no creer, no confiar y no esperar nada de ningún político, de la imposibilidad de unificar criterios, de no tener guía, de no tener estrategia, a un escenario que pocos hubieran previsto. La oposición contra todo pronóstico e historia del pasado, pese a los pase de factura y rencores profundos entre las organizaciones que en ella conviven y sus líderes, entendió algo fundamental y es que en la unión está la fuerza. Fue así como se pudo sortear obstáculos de toda naturaleza, incluso los internos, se logró poner en la boca y en la mente de la gente que la vía era electoral, que cada voto contaba y que la negociación es necesaria, y que sin la combinación de esos factores es imposible enrumbarnos hacia el cambio que tanto hemos esperado. Se logró encontrar un candidato que desde su primer discurso elevó el nivel de la política y consiguió que un país entero se uniera y creyera, se uniera y se movilizara, se uniera y participara. Fue un año en el que, en manos de una mujer y su equipo de miles en todo el país, se logró darle al pueblo certezas, confianza, y esperanza. Logró que hoy sigamos viendo luz a pesar de la oscuridad.
Es imposible no sentir dudas, frustración, incluso miedo ante la incertidumbre que nos rodea pero no podemos negar que no es una sensación nueva para nosotros, esa incertidumbre es nuestra compañera desde hace muchos años, y hay demasiadas piezas del rompecabezas que no controlamos, que no conocemos y que no dirigimos, y el panorama se complica mucho más cuando estamos bombardeados de información constantemente. El venezolano vive a flor de piel cada noticia o rumor porque sabe que el destino de la nación y el futuro del país están en juego. No sabemos cuándo podría darse un desenlace pero estamos seguros de que esas preguntas que han quedado abiertas deben responderse, mientras dentro y fuera de nuestras fronteras se siguen desarrollando los acontecimientos.
No es momento de pasar la página porque esta historia todavía se está escribiendo, no es momento de lamentarse sino de recordar el verdadero significado de luchar por la democracia de Venezuela. En todas las turbulencias de su historia, Venezuela ha salido adelante por la valentía de los venezolanos y por eso, precisamente en estos momentos, hacemos nuestra la frase de Nelson Mandela: “El valiente no es quien no siente miedo, sino aquel que conquista ese miedo”.
Este camino, para todos los que queremos una mejor Venezuela, continúa.
María Eloina Conde
@MariaEloinaPorTrujillo
Agosto, 4, 2024