Se activó la protesta por comida y gas

Tras un mes de descanso, los problemas volvieron a motivar las protestas en La Marchantica. Foto: Edgar Alviso

Promesas de una bolsa de comida que no llega y retrasos en el despacho del gas causaron una manifestación en la populosa comunidad valerana. Las autoridades intervinieron y lograron el llenado de los cilindros vacíos. Sin embargo, las despensas de los protestantes siguen sin nada y a la espera del Clap

Los habitantes de La Marchantica tienen las despensas llenas de telaraña. Aseguran tener tres meses a la espera de la caja del Clap. Los dirigentes políticos sólo les responden con promesas y cuentos de camino. Los días pasan y nada que aparecen los alimentos baratos. En consecuencia, en la mañana de este miércoles, trancaron la Avenida Principal de la ciudad para exigir a las autoridades una respuesta inmediata. Sin embargo, ese no era el único problema que los aquejaba, pues si tuvieran alimentos no tendrían cómo cocinarlos por la falta de gas.

Como soldados vestidos de verde, en fila india, colocaron los cilindros de diferentes tamaños atravesados en la vía. Ningún transportista o conductor logró pasar la barrera colocada desde las 8:50 de la mañana. Los transeúntes comenzaron a caminar y las unidades de transporte a hacer trasbordos. La noticia voló rápidamente y llegó a los oídos de las Fuerzas Armadas Policiales del estado Trujillo. Una comisión de la estación 2.1 de Valera, a cargo del director del Centro de Coordinación Policial Nº2, Comisionado Wílmer Ramírez, se acercó a dialogar con los protestantes y consiguió una tregua. Dos grupos, pertenecientes al sector, se trasladarán al llenadero de Gas Comunal y al despacho del coordinador de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (Clap) de Trujillo.

En la primera reunión, los encargados del combustible doméstico les dijeron que el retraso en el despacho no era su culpa. Los consejos comunales, en especial los encargados del Clap, deben depositar el dinero a la empresa con anticipación, porque ellos deben esperar 10 días hábiles antes de soltar los camiones y llenar las bombonas de las comunidades. No obstante, al ver la necesidad inmediata de La Marchantica, decidieron hacer una excepción y les vendieron a varias familias. De este modo, la protesta se calmó y el tráfico volvió a restablecerse.

Sin papa todavía

La segunda reunión, calificaron los habitantes, fue infructuosa. Ni siquiera pudieron conversar con el encargado de distribuir las cajas de comida. Les respondieron lo mismo de siempre: “pronto llega”, “ya casi”. Aparentemente, porque distribuyen primero en el Eje Panamericano y en las comunidades privilegiadas por ser vulnerables socialmente.


De otras comunidades

La osadía de los habitantes de La Marchantica, no solamente los beneficia a ellos, pues sin querer ayudan a personas de otras comunidades aledañas. El equipo de Diario de los Andes observó cómo llegaban afectados por la falta de gas en otros sectores, en especial de San Luis parte alta. Mientras el camión se llevaba los cilindros de los pobladores de esta zona, arribaban personas en carros y con carretillas (para trasladar sus bombonas). Hasta dos meses sin tener el servicio. Achacan la responsabilidad a sus consejos comunales y a la empresa nacional.

Al final dispersaron la manifestación y les vendieron gas. Foto: Henner Vieras

La voz del pueblo

Gladys Ramírez: “no hay comida desde octubre, seguimos esperando que nos atiendan. No hay comida en las casas y lo que se encuentra está muy caro. El gas es un problema latente. Desde noviembre no hay y tenemos las cocinas apagadas”.

 

Xiomara Franco: “no mandan nada de comida desde el año pasado. Estamos cansados de este gobierno. Las autoridades nos ignoran. Hoy protestamos por gas y comida. Necesitamos soluciones”.

 

Richard Araujo: “yo soy de Las Lomas y apenas vi el camión me vine. Estoy esperando que me traigan las bombonas, porque en mi comunidad no llega el gas desde hace dos meses y nos urge. No podemos seguir así”.

 

Fausto Briceño: “la comunidad habló con los encargados del gas y nos dijeron que la culpa era de los Clap. Ellos deben depositar con antelación porque la empresa no puede despachar, sino hasta después de 10 días hábiles”.


Limpian mini vertederos

 Enhorabuena, obreros de la Alcaldía de Valera, del Departamento de Saneamiento Ambiental, comenzaron desde este martes la limpieza de los mini vertederos de basura de la ciudad. En el primer día recogieron los que se encuentran a lo largo de la Avenida 6 (en especial frente al Liceo Rafael Rangel y el Hotel Valera) y este miércoles limpiaron algunos que se encuentran en el centro. Se observó la maquinaria que recogió los desechos en la Avenida 13 con calle 14, donde las personas acumularon toneladas de desperdicios. Una vecina de la comunidad explicó que tiene planes de sembrar vegetación. Esto para evitar que vuelvan a llenarlo de bolsas pestilentes. Sin embargo, aún no cuenta con el apoyo de sus vecinos. Para ella, esa sería la solución definitiva, pues no sirve de nada que el gobierno limpie las calles, si a los cinco minutos las vuelven a ensuciar.


Pacientes pasajeros trujillanos

 La crisis del transporte no es exclusiva de las líneas tradicionales. La ruta, dependiente del Ministerio de Transporte, Bus Trujillo también se ve alterada por la situación crítica del sector. Aunque sus unidades estén en buenas condiciones, sufren por los repuestos de cauchos, mantenimiento y, hasta hace pocas semanas, por la falta de combustible (gasoil). Aunado a esto, sus pasajeros se han convertido en verdaderos pacientes. Quienes viajan a destinos como Sabana de Mendoza o Betijoque, deben esperar de 40 minutos a 3 horas. Los destinos que esperan menos son Trujillo (de 30 minutos a 1 hora), Carvajal (de 40 a 1 hora y media) y La Puerta. A los usuarios les preocupa que cada día son más los que se suman a este servicio, debido a los altos costos de las líneas del terminal y la inseguridad. En ese sentido, urgen nuevas unidades y mejoras en los horarios de llegada y salida de los choferes.


El efectivo no alcanza

Las colas en las distintas entidades bancarias se han convertido en «el pan nuestro de cada día» de los trujillanos. Fácilmente se pueden gastar tres horas en una fila, con el objeto de obtener de 10 mil a 30 mil bolívares, que no alcanzan para comprar ni un pan dulce en una panadería (si se llega a encontrar). El clamor de los venezolanos es el aumento de las emisiones de efectivo en las taquillas y en los cajeros automáticos. Por ahora, los pocos billetes que se obtienen se van en pagar pasajes. Para colmo, algunas entidades entregan billetes de 20 y 50 bolívares, que muchos comerciantes informales no quieren recibir. En este particular, las autoridades deberían implementar operativos informativos, con el fin de concienciar a la colectidad sobre sus derechos.


Casi es una tragedia

Un abuelito que pasaba por La Marchantica «volvió a nacer» luego de salvarse de ser arrollado por una unidad de transporte público. Los ciudadanos que pasaban por el lugar y el conductor de la unidad, lograron ayudarlo. Hoy le queda contar la historia a sus hijos, nietos y familiares. Gracias a Dios.

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